El 26 de mayo permaneció marcado en rojo en el calendario de la Comunidad de Madrid desde el mismo inicio de 2019. La celebración de elecciones municipales y regionales –también europeas- enfrentaba nuevamente a las principales figuras políticas madrileñas, al tiempo que subía a la palestra a otras más desconocidas.
Isabel Díaz Ayuso (Partido Popular), Ángel Gabilondo (Partido Socialista), Ignacio Aguado (Ciudadanos), Iñigo Errejón (Más Madrid), Isa Serra (Unidas Podemos – IU Madrid en Pie) y Rocío Monasterio (VOX) encabezaban las principales candidaturas para presidir el Gobierno regional y conformar la Asamblea regional. Los cinco programas electorales fueron defendidos durante la larga campaña electoral por cada una de las ‘cabezas de lista’ en decenas de actos, mítines, entrevistas y debates, alimentando reacciones y opiniones, algunas de lo más sonadas, al tiempo que haciendo variar conforme pasaban las semanas las principales encuestas y sondeos.

Llegó el esperado 26M y más de cinco millones de madrileños fueron llamados a las urnas, distribuidas en las 7.590 mesas electorales que fueron ubicadas en los 1.065 colegios electorales -421 en Madrid capital y 644 en los restantes municipios-. De entre todos los votantes madrileños, según indicó la Delegación del Gobierno en la Comunidad de Madrid, unos 307.404 fueron electores residentes en el extranjero, la mayor parte de ellos residentes en Estados Unidos, país en el que se registraron con 34.827 votantes regionales.
El PSOE de Ángel Gabilondo ganaba las elecciones
A primera hora de aquella mañana, los candidatos a la Presidencia de la Comunidad acudían a sus colegios electorales y depositaban su voto, al tanto que llamaban a la ciudadanía a participar en las elecciones, las cuales eran denominadas por las fuerzas políticas como “determinantes” e “históricas”. El desarrollo de la jornada transcurrió con normalidad y se publicaron los primeros sondeos a pie de urna pasadas las 20:00 horas, cuyos resultados fueron hechos oficiales unas horas más tarde otorgando 37 escaños al PSOE; 30 al PP; 26 a Ciudadanos; 20 para Más Madrid; 12 a VOX y 7 a Unidas Podemos – IU en Pie.
Pese a que en la Asamblea de Madrid el Partido Popular vio menguada su bancada 18 escaños, pasando a segunda posición en el ránking de fuerzas más votadas, el resultado mostraba que Isabel Díaz Ayuso podría gobernar con la suma de diputados de Ciudadanos y Vox. Sin embargo, con la suma de las izquierdas no salían las cuentas. Así, la noche electoral era protagonizada por la euforia y por la decepción a partes iguales.

Largo verano de negociaciones
A partir de ese momento daba comienzo el largo verano de negociaciones, con sus hitos y sus caídas, entre los grupos parlamentarios para investidura de unos u otros. La más posibilidades tenía desde el principio era Isabel Díaz Ayuso, quien a través del triunvirato de derechas podría hacerse fácilmente con la Presidencia. Pero lejos de dejarse ganar así como así, Ángel Gabilondo –cuyo partido fue el más votado el 26M- mostró su intención de presentarse a la investidura y los equipos negociadores de PSOE, Más Madrid y Podemos mantuvieron varias reuniones para buscar un acuerdo que se convierta en un hipotético programa de Gobierno.
Ayuso sería presidenta a través de un triunvirato de derechas
Tanto desde Más Madrid como desde Podemos confirmaban a mitad del mes de junio su intención de lograr un acuerdo en el bloque de las izquierdas para llegar preparados al 11 de julio -fecha límite para que se celebre la primera sesión del pleno de investidura- en caso de que el pacto entre PP, Ciudadanos y Vox no llegara a producirse. Y es que hasta ese momento, el PP se había reunido con los de Ignacio Aguado en un primer encuentro en el que ambas formaciones obviaron a la tercera pata necesaria, Vox, a quienes los naranjas habían vetado en un hipotético equipo de Gobierno a pesar de que sin sus 12 escaños no podrían alcanzar la Real Casa de Correos. Quedaba así una pequeña esperanza para la izquierda.
Los de Rocío Monasterio, por su parte y ante la falta de diálogo por parte de las otras formaciones, se negaron a negociar hasta que no viera cumplido el acuerdo alcanzado en el Ayuntamiento de la capital, dando muestra de por entonces de una alianza rota. Entre vetos, reproches y amenazas de repetición de elecciones, y con la Cámara conformada desde el día 11 de junio, se acercaba la jornada en la que el presidente de la Mesa de la Asamblea, el diputado de la formación naranja Juan Trinidad, pasaría consulta a los grupos parlamentarios para conocer a quién apoya cada uno y así proponer a un candidato o candidata a la investidura antes del 2 de julio.

Los desacuerdos permanecían vigentes y el 25 de junio, a menos de una semana para la proposición de candidato, Vox rompía definitivamente las negociaciones con el PP insistiendo en que si no obtenían concejalías en el Ayuntamiento de la capital, no habría acuerdo autonómico. Todo apuntaba a que no habría Gobierno, al menos, hasta septiembre. Pero n día después, tiempo que el PP había aprovechado para seguir insistiendo en que Isabel Díaz Ayuso se presentaría el día 11 a la investidura, Rocío Monasterio lanzaba su último órdago, esta vez contra Ciudadanos.
Las izquierdas "agotaban opciones" para hacerse con el Gobierno
Vox imponía como obligatoria la firma a tres bandas de un acuerdo de Gobierno, así como un programa único pactado entre los tres partidos para lograr la mayoría necesaria, con lo que, descartada la asunción de sus peticiones por parte de PSOE y Más Madrid, obligaba a Ciudadanos a negociar con ellos. Por su parte, siguiendo con la negativa, Aguado daba un portazo “definitivo” a los de Rocío Monasterio y abría la puerta a buscar acuerdos con formaciones progresistas.
Isabel Díaz Ayuso, conocedora de la necesidad de acercarse a los de Monasterio, mantenía con esta una reunión un par de días después en la Asamblea de Madrid, al tiempo que Íñigo Errejó continuaba tratando de "agotar todas las posibilidades" para formar un Gobierno alternativo al triunvirato de derechas. Incluso dejaba la puerta abierta a retirarse de la pugna por las futuras Consejerías si con ello se facilitaba el acuerdo entre PSOE y Ciudadanos para que gobernase Ángel Gabilondo.

El lunes 1 de julio, Juan Trinidad empezaba la ronda de contactos, y en esta Ignacio Aguado se mantenía firme su postura de no negociar con Vox y pedía al presidente de la Asamblea "más tiempo" para cerrar un pacto con Isabel Díaz Ayuso. El líder de Más Madrid, por su parte, apostaba por la 'vía de los tres diputados de Ciudadanos', estrategia consistente en que tres parlamentarios de Ciudadanos votaran a favor para facilitar la investidura del candidato socialista, al tiempo que aseveraba que no entraría en un futurible gobierno si ese es el impedimento para conseguir esos apoyos de la formación naranja.
Isabel Díaz Ayuso anunciaba que se presentaría a la investidura argumentando no de tener más apoyos en positivo que el trío de izquierdas, pero sí tener menos negativas aseguradas en un primer pleno que había de celebrarse antes del 11 de julio. "Con Ángel Gabilondo el 'no' está claro y rotundo porque tiene 68 noes. Mis síes están en camino", aventuró la candidata, que negó la posibilidad de ceder su futuro puesto en la Presidencia a Ignacio Aguado.
Los intentos de investidura
Del mismo modo, marcó "líneas rojas" con Vox y dejó entrever que el documento inicial con las exigencias de Rocío Monasterio en materia de inmigración y derechos LGTBI se habría dulcificado. "Tal y como está ahora sería perfectamente asumible por las tres formaciones", aseguró entonces, aunque tiró la toalla con respecto a la posibilidad de convencer a unos y otros de que cedieran en sus posiciones de máximos.

Ese mismo día, el 2 de julio, Juan Trinidad tiraba por la calle de en medio y convocaba un pleno de investidura sin candidato a la Presidencia de la Comunidad de Madrid para el día 10 de julio, un día antes de que se cumpliera la fecha límite marcada por el Reglamento de la Cámara. Por aquellos días, y como consecuencia de la decisión del presidente de la Asamblea, las tensiones se incrementaron: PP y Ciudadanos consiguieron llegar a un acuerdo, y Trinidad convocó a todos los grupos parlamentarios a una nueva ronda de consultas pese al no de Rocío Monasterio a dicho pacto.
Vox marcaba el ritmo de la formación de Gobierno
Así, el primer intento de Isabel Díaz Ayuso para convertirse en presidenta de la Comunidad de Madrid no tuvo éxito. La mala relación entre sus necesarios socios de Gobierno, Ciudadanos y Vox, terminaba con un bloqueo que abocaba a un verano caliente.
Unos días después, Rocío Monasterio presentaba un nuevo documento para intentar desbloquear la investidura de Isabel Díaz Ayuso en la Comunidad. En este Vox pedía, entre otras cosas, derogar los artículos de las leyes contra la LGTBIfobia que "atenten contra la libertad de los padres a educar a sus hijos conforme a sus valores morales", así como garantizar a los Cuerpos y Fuerzas de seguridad del Estado acceso directo a la información de que dispone la Administración regional sobre los extranjeros en situación irregular. Pero finalmente Monasterio debió hacer concesiones y renunciar a gran parte de sus pretensiones iniciales para facilitar el acuerdo, entre ellas la reducción del número de Consejerías que, según el pacto PP-Ciudadanos, sería de 13: siete para los de Isabel Díaz Ayuso y seis, para los de Ignacio Aguado.

Comenzaba la cuenta atrás para investir a Isabel Díaz Ayuso como la octava presidenta regional. El martes 13 de agosto la 'presidenciable' pronunciaba un discurso sin límite de tiempo en el que exponía sus propuestas para los próximos cuatro y cerca de las seis de la tarde del día 14 de agosto, el presidente de la Asamblea de Madrid, Juan Trinidad, decía las palabras mágicas: “Isabel Díaz Ayuso, nueva presidenta de la Comunidad de Madrid”.
Isabel Díaz Ayuso se hacía con la Presidencia
Lo hacía tras una votación en la que los 132 diputados, la candidata incluida, alzaban la voz para mostrar su postura. El resultado, holgado, no variaba conforme a lo que se esperaba: 68 diputados a favor y 64, en contra. Se ponía fin de este modo a un Pleno en el que los 12 diputados de Vox completaban la mayoría absoluta.
Unos días después, el 19 de agosto, la presidenta juraba el cargo en la Real Casa de Correos de la Puerta del Sol en una jornada en la que se daba a conocer oficialmente el equipo de Gobierno al completo, conformado por 13 concejalías: la Consejería de Vivienda y Administración, encabezada por David Pérez; la Consejería de Sanidad, con Enrique Ruiz Escudero; la Consejería de Medio Ambiente, con Paloma Martín; la Consejería de Justicia, Interior y Víctimas del Terrorismo, con Enrique López; la Consejería de Hacienda, con Javier Fernández Lasquetty; la Consejería de Educación, con Enrique Ossorio; la Consejería de Presidencia, con María Eugenia Carballedo; la Consejería de Universidad, Ciencia e Innovación, con Eduardo Sicilia; la Consejería de Economía, con Manuel Giménez; la Consejería de Cultura y Turismo, con Marta Rivera de la Cruz; la Consejería de Transportes, con Ángel Garrido; y la Consejería de Políticas Sociales, con Alberto Reyero. Ignacio Aguado, líder de la agrupación naranja madrileña, por su parte, quedaba como cabeza de la Vicepresidencia, Consejería de Presidencia y Portavocía del Gobierno.

Regresa la actividad ordinaria
No fue hasta el jueves 3 de octubre cuando la actividad ordinaria volvía a la Asamblea de Madrid con un primer Pleno y Sesión de Control al Gobierno, que ya había llevado a cabo sus primeras actuaciones. Sin embargo, en los pasillos de la sede vallecana se hablaba de la vuelta de Iñigo Errejón, líder de Más Madrid, a la política nacional encabezando el partido Más País para las elecciones nacionales del 10 de noviembre. Asimismo, semanas después, fue la salida de Clara Serra de la formación, quien había permanecido casi al márgen de la actividad del partido los últimos meses, la que protagonizó los principales corrillos en la Cámara.
Comenzaban los rumores de 'bicefalia' en el Gobierno
Durante aquellos días, además, saltó a la palestra un caso que, si bien ya coleaba, no tenía tanta repercusión hasta el momento: el caso de AvalMadrid, el cual implicaba presuntamente a la presidenta de la Comunidad. Por ese motivo, a principio de septiembre se presentaba la petición de PSOE, Más Madrid y Podemos de crear una Comisión de Investigación sobre las actividades de la mencionada empresa público-privada, una iniciativa que salió adelante y contó además con el apoyo de Ciudadanos y Vox. El vicepresidente del Gobierno regional apuntaba que no iban “a permitir ni un solo ápice de corrupción” en las administraciones “o empresas mixtas en las que participe la Comunidad de Madrid", dando pie a las primeras muestras reales de la sospechada 'bicefálea' del Ejecutivo de la Comunidad.

Con el paso de las semanas, el equipo de Gobierno iba dando cumplimiento a algunos de los 155 puntos pactados entre ambos partidos para la formación de Gobierno, entre los que destaca la realización de la “la mayor rebaja de impuestos de la historia de esta autonomía”. Tres tipos de deducciones impositivas aplicadas en el tramo autonómico del IRPF y que están destinadas a jóvenes interesados en la compra de viviendas, estudiantes de grados universitarios, doctorados o másteres y familias que requieran de apoyo a la dependencia.
La difícil negociación de presupuestos
Sin embargo, a pocos días de que termine el año, Vox presentaba una enmienda a la totalidad a dicha medida poniendo entre las cuerdas la promesa electoral de Ayuso. Esta no es la primera muestra de oposición realizada por los de ultraderecha hacia el PP y Ciudadanos, cuyo Gobierno salió adelante con sus votos y, por tanto, requerirá de los mismos para sacar adelante los Presupuestos. De hecho, estos últimos, pasados 100 días después del inicio de la legislatura, no han comenzado siquiera a negociarse. En el último pleno del año celebrado en el Parlamento vallecano los portavoces de los diferentes grupos políticos que conforman la Asamblea de Madrid hacían un balance general sobre la actividad política regional, teniendo precisamente como punto discordante la prórroga de los Presupuestos regionales. En cualquier caso cabe decir el dicho aquel de “agárrense que vienen curvas”, porque si 2019 ha tenido movimiento, el 2020 tiene pinta de mantener el ritmo.