El mismo día en que Ángel Garrido estrenó su carné de Ciudadanos se cumple un año de la dimisión de Cristina Cifuentes. Usted considera que aquello fue una "crisis institucional" que Cs ayudó a resolver. ¿Cómo ve aquel momento ahora desde la distancia? ¿Y cómo ve la fiesta del 2 de mayo que es probable que se celebre sin expresidentes?
Bueno, a lo mejor sí hay alguno, no lo sé (sonríe). Pero esta legislatura ha sido una de las más complicadas de la historia de la Comunidad de Madrid. Por muchos factores: porque el PP perdía por primera vez en 20 años la mayoría absoluta, porque gobernaba en minoría, porque el partido que sustentaba al Gobierno no había entrado en el Gobierno... Ha habido muchos cambios y he escuchado muchas veces "esto nunca se ha hecho así". Y la dimisión de Cifuentes ha sido uno de los momentos más convulsos, donde el partido y los mensajes pasan a un segundo plano y hay que ponerse en la piel de los madrileños y saber que lo que nos piden es estabilidad y certidumbre. Conseguimos garantizar eso y que Cifuentes se fuera y acabar la legislatura sin más sobresaltos. Es para estar satisfechos.
En su momento decidieron no entrar en ese Gobierno porque así estaba estipulado en los estatutos del partido, que se cambiaron después. ¿Fue un error no entrar en el Gobierno del PP o les ha beneficiado para librarse, precisamente, de polémicas como esas?
"Conseguimos que Cifuentes se fuera"
Fue un acierto no entrar. El tiempo pasa muy rápido en política, pero solamente han pasado cuatro años. En Madrid éramos unos desconocidos, en la calle no sabían qué defendíamos, veníamos de Cataluña, había muchas dudas. Y haber entrado en un Gobierno del PP en 2015, con la etapa de corrupción, habría perjudicado a la marca y al proyecto y habría provocado una confusión entre los dos partidos que no queríamos. Y además no teníamos experiencia en política y por eso creo que hicimos bien estando en la oposición y garantizando que hubiera Gobierno. Hoy por hoy sí me veo preparado para gobernar la Comunidad de Madrid.

Precisamente Garrido confía en usted, al menos como mensaje electoral, como ganador de las elecciones del 26 de mayo. ¿Usted cree que tiene posibilidades de obtener una mayoría suficiente para ello, teniendo en cuenta la fragmentación de los partidos, tanto en la izquierda como en la derecha y la alta competencia que tiene, especialmente, con Isabel Díaz Ayuso (PP)?
Estoy convencido de que vamos a gobernar la Comunidad de Madrid y de que voy a ser presidente. Tenemos que ganarnos la confianza de los madrileños y por eso les pido que me la presten. Si después ven que les he defraudado, que voten a otros, pero que nos dejen gobernar una legislatura.
"Haber entrado en un un Gobierno del PP en 2015 habría perjudicado a la marca [Cs]"
¿Cree que Ayuso está muerta en estas elecciones, políticamente hablando?
Eso tendrán que decidirlo los madrileños. Nosotros salimos a contar nuestro proyecto y que los madrileños decidan si la prefieren a ella o a mí de presidente. O si prefieren a [Ángel] Gabilondo con [Íñigo] Errejón. Yo estoy en el mejor proyecto: tenemos buenas ideas, un buen equipo, ambición para dar un salto político en la Comunidad y ojalá tengamos el apoyo de los madrileños.
¿Puede estropear el fichaje de Garrido la futura relación de PP y Ciudadanos a nivel nacional, donde Rivera y Casado han pasado de repartirse ministerios a tirarse los trastos en los debates y, ahora, mediáticamente?
Es que el problema del PP no es Garrido, son los miles de Garridos que van a dejar de votar al PP para votar a Cs porque están desencantados y quieren un partido de centro y sentirse representados por personas que vienen de la sociedad civil o de otros partidos y que tienen un proyecto para España. Ciudadanos es el partido que más se parece a España y hoy por hoy no podemos aspirar a un acuerdo con el PSOE porque se han echado al monte y se han ido a los extremos, con Bildu, con Puigdemont, casi casi con Bildu y con Torra. Por eso es una emergencia nacional echar a [Pedro] Sánchez y el mejor aliado para lograrlo es el PP, pero eso no significa obviar que el PP también tiene una trayectoria y que también ha pactado con los separatistas.

Pero en la Comunidad de Madrid Ayuso ha sido especialmente dura con el trasvase de Garrido. ¿Cómo va a afectar eso a sus relaciones futuras a la hora de buscar un pacto?
Cada uno reacciona a su manera y los ataques de miembros del PP hacia Garrido dicen más de quien lo dice que de quien lo recibe. Porque hablar así de un compañero que lleva contigo 30 años, que se ha dejado su vida, su familia y su tiempo por un proyecto en el que creía al menos se merece un reconocimiento y un agradecimeinto que no ha tenido. Es un error. He visto demasiado odio y mucha desesperación en esas palabras: "nuestro barco está haciendo aguas y los que se van son los culpables". En el PP deberían hacer autocrítica y preguntarse por qué se van.
"El voto no es vitalicio. La gente es libre: los votantes y los cargos públicos"
Viéndolo como partido que ha estado en la oposición todo este tiempo, ¿entiende que haya quien piense que se trate de una venganza de Garrido, no solo por él, sino también por Cifuentes?
Pero igual que los ciudadanos el día en que dejan de confiar en un partido cambian de voto y no pasa nada ni te llaman traidor. No es vitalicio el voto, por mucho que un partido quiera tener fieles seguidores incondicionales. La gente es libre: los votantes y los cargos públicos. Y eso es sano. A pesar de que PP y PSOE se empeñen en que esto tiene que ser rojos y azules. El bipartidismo se ha roto y hay más alternativas. Ya no hay que votar al menos malo.
Para rifirrafes, sobre todo entre PP y Ciudadanos, los suyos con Garrido en la Asamblea. Aunque los cercanos a la política puedan entender que forma parte del juego, ¿cómo se convence a los votantes de que pueden confiar en alguien que ha cambiado de partido, de opinión o de ideología?
Lo que cambian son los partidos y en este caso es evidente. El PP con el cambio de portavoz y la transición de Garrido a Ayuso ha lanzado un mensaje claro de golpe de timón: nos alejamos de las posiciones más moderadas, de centro, y apostamos por posturas más conservadoras. Los pasajeros de ese barco se sienten decepcionados, traicionados y desubicados, y son los que saltan porque dicen: "Este barco no me gusta". Y cuando es tu partido el que da el cambio de timón, es legítimo que te vayas.

¿Quién se ha caido de la lista? ¿Es el diputado Francisco Lara, el número 13 antes de la irrupción de Garrido? ¿Qué va a ocurrir con él?
"La transición de Garrido a Ayuso ha sido un golpe de timón en el PP hacia posturas más conservadoras"
Es Francisco Lara, a quien tengo que agradecerle en público lo que ha hecho porque hay pocas personas capaces de ceder su puesto a otra persona por el bien del proyecto y del equipo. No vamos a poder verle en el Parlamento, pero va a seguir vinculado a Ciudadanos y al Gobierno, si entramos en el Gobierno. Para mí es un activo y hoy más que nunca.
Por último...la pregunta del millón: ¿quién llamó a quién y dio el primer paso?
Fue de forma conjunta. Es como en las relaciones: muchas veces de un café o de una cena surgen relaciones. Y no es que haya un momento concreto. De camino se va llegando a esa conversación y al final los dos concluimos que la mejor opción era dar este paso. Todas las cosas tienen su proceso de maduración y su momento y en esta semana se desencadenó todo. En este caso, Ángel tomó la decisión y ha sido un valiente: ha tenido que renunciar a muchas cosas, incluso sale perdiendo dinero. Como europarlamentario estaría cinco años [y no cuatro] y ganaría tres veces más de lo que puede ganar aquí en la Comunidad. Pero ha puesto por encima del dinero otros intereses y principios. Porque tras 30 años en política, ya no se siente identificado con el PP.

Aguado visita 'La Terraza' de Constantino Mediavilla
El candidato a la Presidencia de la Comunidad de Madrid por Ciudadanos resta importancia a que su nuevo fichaje, Ángel Garrido, ocupe el número 13 de la lista. "Puede ocupar muchos puestos y hacerlo muy bien", responde Ignacio Aguado al ser cuestionado sobre la posibilidad de hacerle senador por designación autonómica o presidente de la Asamblea. Además, insiste, los naranjas son "un equipo" que trabajará unido para intentar ganar. "Con Ángel, todavía más", aventura Aguado.

Juntos han logrado ya salvar "la dificultad" generada por las críticas del PP a Garrido, que considera fruto del "odio" y del "miedo". No obstante, aún mantiene la fe en un posible pacto con su rival, Isabel Díaz Ayuso, e, incluso, si la posibilidad es quedarse el bastón de mando autonómico, admitirá "los votos de todos", también del PSOE de Ángel Gabilondo.
En caso contrario, mantiene su veto: "No podemos renunciar al centro porque el PSOE se haya entregado a Podemos y los separatistas", insiste. Aunque también ve lógico la diferencia de pareceres con respecto a su compañera en el Ayuntamiento, Begoña Villacís. "Yo ya conozco a Gabilondo. Ella a Pepu Hernández, no. Y por eso le está dando el beneficio de la duda", zanja.