El artículo 12 del Estatuto de Autonomía establece que los grupos parlamentarios han de estar representados en los órganos parlamentarios "en proporción al número de sus miembros", pero Más Madrid y Podemos se han quedado fuera de la Mesa de la Asamblea que, por primera vez en democracia, se inclina claramente hacia la derecha: PP, Ciudadanos y Vox ocupan cinco puestos y el PSOE, solo dos. El cruce de acusaciones no se ha hecho esperar y Errejón ya ha anunciado que recurrirá al Constitucional la votación de este martes.
Rompiendo todos los esquemas. Así ha transcurrido el Pleno de constitución de la Asamblea, que ha puesto de manifiesto la fortaleza de los pactos del triunvirato de derechas mientras ha dejado en evidencia los acuerdos de la izquierda. El cruce de acusaciones no se ha hecho esperar en ambos bloques tras la votación de la Mesa, que ha quedado mayoritariamente en manos de PP, Ciudadanos y Vox.
Con cinco puestos frente a dos que ha obtenido el PSOE, se ha roto por primera vez en democracia la cortesía parlamentaria que siempre ha permitido a los grupos parlamentarios estar representados en el máximo órgano del Parlamento en función de su presencia en la Cámara. De hecho, así lo establece el artículo 12 del Estatuto de Autonomía: "La composición y funciones de la Mesa, las comisiones y la Diputación Permanente, de manera que los grupos parlamentarios participen en estos órganos en proporción al número de sus miembros", reza uno de sus apartados.

Sin embargo, el poder parlamentario se inclina hacia la derecha. Ciudadanos ha logrado que su candidato, Juan Trinidad, presida el máximo órgano del Parlamento regional. A él le acompañarán su antecesora en el cargo, Paloma Adrados (PP), en la Vicepresidencia primera; José Ignacio Arias Moreno (Vox), en la Vicepresidencia tercera; María Eugenia Carballedo (PP), en la Secretaría primera; y Esther Ruiz (Cs), en la Secretaría tercera. Un pacto perfecto que, pese a todo, no ha estado exento de polémica.
Por un lado, el PP se ha mantenido comedido. Isabel Díaz Ayuso presumió de los buenos resultados de su pacto, negociado in extremis esta mañana con Vox y Ciudadanos por separado, pero no quiso adelantar nada del posible acuerdo de investidura. Tras ella, Rocío Monasterio se colgó la medalla de haber reventado todo en el último momento. Según la líder de Vox, se ha estrenado en la Asamblea adelantando -por la derecha- a sus 'ami-enemigos' de Ciudadanos. Ignacio Aguado se había marcado el tanto de ser el primero en hablar con el PP, pero al final fue Vox el que precipitó el acuerdo final.
Al menos, según la versión de su cabeza de lista, que ha presumido de haber llegado esta mañana con un papel que solo tenían que firmar. En él estaría dispuesta la obligada condición de que una Vicepresidencia, así como algunos cargos del futuro Gobierno "en función de nuestra representación", serían para Vox, así como una parte proporcional del Presupuesto. La primera parte del acuerdo se ha cumplido pero, según Monasterio, solo con el PP. "Le presenté ese mismo papel a Aguado y Trinidad. No lo firmaron y me levanté de la mesa", espetó al término de la votación. Ayuso, en cambio, lo habría firmado. Este punto no ha sido confirmado por el PP, que sí constata que se firmó un acuerdo pero no que en él se repartieran ya cargos de Gobierno.
Intentando desviar la atención compareció Aguado, que comenzó felicitándose porque, por primera vez, hay una diputada gitana en la Asamblea de Madrid, Sara Giménez (Cs). Después, confirmó que no había llegado a firmar nada con Vox. Es más, aseguró que "ningún voto de Ciudadanos" ha ido a parar a los de Monasterio. Por aritmética, según las reglas del Reglamento, la única carambola posible sería que Ciudadanos haya cedido sus votos al PP y los populares, a su vez, a Vox.
En cualquier caso, juntos han conseguido alcanzar cinco de los siete puestos de la Mesa. Los otros dos son para el PSOE, pese a que los de Ángel Gabilondo -según sus declaraciones- intentaron ceder un asiento a Más Madrid. La votación, en este caso, no salió bien.
En las vicepresidencias, que se votan juntas y se deciden en función del candidato con más apoyos (primera, segunda y tercera), el PSOE habría obtenido la primera si sus 30 diputados hubiesen votado a su propio candidato, Diego Cruz. Sin embargo, cedieron tres papeletas a la propuesta de Más Madrid, la diputada Clara Ramas, que obtuvo finalmente 30: 20 de su propia formación, 7 de Unidas Podemos y 3 del PSOE. No sirvió para nada: Ramas se quedó sin puesto en la Mesa, Cruz terminó en la Vicepresidencia segunda y la primera y la tercera fueron a parar a PP y Vox, respectivamente.

Tanto Más Madrid como Unidas Podemos se cruzaron acusaciones con lo sucedido. Isa Serra culpó tanto a Íñigo Errejón como a Gabilondo de haber incumplido el pacto alcanzando antes de que comenzara la XI Legislatura -más allá de la constitución de la Mesa, también los diputados juraron o prometieron sus cargos-. Según Serra, el acuerdo de las izquierdas era votar juntos la Presidencia para la candidata del PSOE, Pilar Llop; una vicepresidencia, para Más Madrid; y una secretaría para Podemos. "Somos los únicos que cumplimos nuestra palabra", lamentó la candidata de la formación morada.
Errejón, por su parte, se quejó de que Gabilondo no había sido "generoso" al no cederles una silla. No obstante, constató que, en cualquier caso, si Más Madrid no hubiese presentado a sus propios candidatos y hubiese apoyado siempre a los del PSOE, la proporción 5-2 se habría mantenido. Por ello arremetió contra el "pacto de la vergüenza" y anunció que recurrirá al Tribunal Constitucional para impugnar la votación que permitirá a la fuerza del Gobierno -previsiblemente, "el PP de la Gürtel y la Púnica"- mantener "amordazado" al poder legislativo. En este sentido, culpó a Ciudadanos por su connivencia con dicha situación, así como con su permisividad con la entrada de Vox en el máximo órgano parlamentario. "Poca regeneración veo yo ahí", sentenció.

Del mismo modo, Gabilondo dijo sentirse "preocupado" por el poder que tendrá "la derecha de la derecha, la ultra derecha o la extrema derecha, llámenla como quieran" en Entrevías. Y culpó a Cs de haber cedido 21 de sus diputados a la Vicepresidencia tercera que fue a parar a Vox. El candidato en cuestión obtuvo 33 apoyos, mientras que su formación solo cuenta con 12 escaños. Los otros 21, por tanto, o son del PP o son de Cs (según la versión de los naranjas, ellos habrían votado al PP y éstos, a su vez, a Vox). En el PSOE, por su parte, lamentan la mala relación entre Más Madrid y Unidas Podemos y reniegan de las posibles acusaciones que puedan salpicarles en relación al acuerdo fallido de la izquierda. "¡A ver si la culpa ahora va a ser del PSOE!", espetó. Y aseguró que sus prioridades de esta jornada eran, por este orden: evitar la entrada de Vox en la Mesa, obtener dos puestos en la misma para los socialistas y ceder uno a Más Madrid.
Otra cosa fue el resultado final. Un 5 a 2 nunca visto en el Parlamento que deja a la izquierda con muy pocas opciones de intentar sacar adelante leyes propias si no obtienen el visto bueno del triunvirato. Un 5 a 2 que deja fuera a dos grupos parlamentarios que, juntos, suman 27 diputados. Un 5 a 2 que impone un poder absoluto que, con toda probabilidad, se unirá al del Gobierno. Eso, si Ayuso consigue, de nuevo, hacer malabares con sus dos socios preferentes.