Media hora, aproximadamente. Ese es el tiempo que ha durado la primera reunión que han mantenido las líderes de PP y Vox en la Comunidad de Madrid después de la ruptura de las negociaciones. Isabel Díaz Ayuso y Rocío Monasterio se han encontrado este jueves en la Asamblea de Madrid para negociar la investidura de la primera. Según fuentes de Vox, ha sido una reunión "cordial" en la que no han llegado a conclusiones concretas sobre el programa de medidas anunciado ayer por Monasterio, pero sí ha habido "un primer acercamiento".
La reunión se ha celebrado a las 11.00 horas en la Asamblea de Madrid y solo 24 horas después de que comparecieran tanto Monasterio como Ayuso, además de los líderes de otras formaciones como Ignacio Aguado (Ciudadanos), o Íñigo Errejón (Más Madrid). Durante esa comparecencia, tras la rupturel a de las negociaciones por parte de Vox el martes, Monasterio impuso un acuerdo a tres de cara a un posible pacto, lo que supone obligar a Ciudadanos a unirse a esa negociación, y una serie de propuestas de Gobierno que quieren que sus posibles socios acepten para ganarse sus votos.
Aguado: "Si tengo que renunciar a la formación de un Gobierno, renunciaré"
Bajar los impuestos, garantizar la libertad de elección de los colegios, elaborar una auditoría de todos los entes públicos o suprimir las subvenciones a "chiringuitos ideológicos" (es decir, según siempre han calificado ellos, a organizaciones LGTBi y feministas) son algunas de las medidas que incluye el documento presentado este miércoles, así como eliminar las ayudas a inmigrantes ilegales, exigir el pago de sus facturas santiarias a los correspondientes países de origen y repatriar a los Menores Extranjeros No Acompañados (MENAs) o derogar "algunos artículos" de las leyes autonómicas de Identidad de Género y contra la LGTBifobia, entre otras.
Solo unos minutos después de la comparecencia de Monasterio, Ayuso afirmó este miércoles ante los medios que veía posible el entendimiento al encontrar algunos puntos en común como la bajada de impuestos o la libertad de pensamiento y educación.
En la tarde de ayer, las dos mantuvieron ya una conversación telefónica que decidieron continuar de manera presencial esta mañana. Y todo apunta a que no será la última, ya que el presidente de la Asamblea de Madrid, Juan Trinidad, ha convocado a los grupos entre el lunes y el martes para proponer a un candidato a la presidencia de la Comunidad de Madrid como muy tarde, el mismo martes.
En el PP siguen convencidos de que la postura maximalista de Vox es una simple estrategia similar a la seguida en Andalucía y confían en que tenga el mismo resultado: un Gobierno de PP y Ciudadanos -como exige Ignacio Aguado- que saldrá adelante con el apoyo de Vox. Para lograrlo están dispuestos incluso a admitir parte de las exigencias de los de Monasterio. Crear, por ejemplo, una Consejería de Familia o Natalidad o "como quieran llamarla" no será un impedimento para negociar. Tampoco, aseguró Alfonso Serrano en Telemadrid, que se retoquen las citadas leyes autonómicas relativas al colectivo LGTBI. "No sería la primera vez que en la Asamblea se reforma una ley que se aprobó por unanimidad o, incluso, con la mayoría absoluta del PP", argumentó el diputado y vicesecretario de Organización del PP.
Su jefa, Ayuso, incidió en lo manifestado ayer. La línea roja es no pactar reformas que se salgan de las competencias autonómicas (como, por ejemplo, la repatriación de los MENAs), pero en su labor de árbitro está dispuesta a negociar con unos y con otros. La pelota, de hecho, está ahora en el tejado de Ciudadanos y así se lo han hecho saber tanto en el PP como en Vox.
El intercambio PP y Ciudadanos: Mesa por Gobierno
Ayuso constató, por primera vez oficialmente, que el acuerdo alcanzado para que Juan Trinidad fuese presidente de la Mesa de la Asamblea incluía que Aguado la apoyaría para presidir la Comunidad. Sin embargo, el líder de los naranjas aseguró tanto en La Ser como en La Sexta que no se ha hablado de cargos con el PP y que lo que importa es alcanzar un programa de Gobierno. "Todas las opciones están abiertas", sentenció Aguado tras ser preguntado por la posibilidad de un Gobierno rotatorio en el que se turnen él y Ayuso, dos años cada uno.
En Cs mantienen su negativa a aceptar las condiciones de Vox un partido que, en su opinión, "frivoliza con la violencia machista, ataca al colectivo LGTBI y estigmatiza a los inmigrantes". "Vox nos ha dado la razón", ha sentenciado Aguado haciendo referencia a sus intenciones de mantener un Ejecutivo solo entre PP y Ciudadanos. Ayuso sigue siendo su socia preferente pese a la oferta lanzada por las izquierdas, a quienes pide que se abstengan para facilitar su objetivo sin tener que pasar por los imprescindibles votos de Vox. De no ser así, Aguado parece dispuesto, incluso, a repetir elecciones. "No estoy en política para retroceder. Quien proponga discursos trasnochados que quieran dividir, me va a tener enfrente. Y si tengo que renunciar a la formación de Gobierno, renunciaré", aseguró.
Monasterio: "No me importa que Aguado se siente conmigo; con que firme, me vale"
Monasterio, por su parte, le respondió de inmediato en los pasillos de la Asamblea: "Tenemos que esperar a que Aguado se aclare si quiere ir a la izquierda o a la derecha", resumió la líder de Vox. Con ello, constató la buena sintonía mantenida con Ayuso en su primera reunión y apostó por la facilidad de "llegar a un acuerdo de aquí al lunes (fecha en la que le toca reunirse con el presidente de la Cámara para expresarle sus apoyos de cara a la investidura del 11 de julio)" en base a los "principios" expresados en el documento presentado ayer a "todas las formaciones".
Vox ha renunciado a pedir Consejerías ni cargos de Gobierno, pero no está dispuesto a traspasar sus líneas rojas. "Nuestra prioridad es que se respeten nuestras ideas", explicó para luego preguntar a Aguado "¿qué parte no le gusta?" del documento. Para que Ayuso sea investida el 11 de julio, Monasterio tiene una exigencia clara: que tanto PP como Cs firmen su acuerdo. "De las pocas cosas que exige Vox es la firma en papel de las tres partes. Es lógico que si vamos a formar un Gobierno en común, tengamos un programa común", continuó con su argumentación. Ante el veto de Ciudadanos y la negativa a negociar con ellos, la líder de Vox lo tiene claro: "No me importa que se siente conmigo, con que firme, me vale", zanjó.