El presidente de la Mesa de la Asamblea, Juan Trinidad, deberá pasar consulta a los grupos parlamentarios para conocer a quién apoya cada uno. Una vez terminada la ronda y con la aritmética en la mano, deberá proponer a un candidato o candidata a la investidura antes del 2 de julio. La duda sobre si triunfará el pacto de derechas o aprovechará Gabilondo para presentarse con Más Madrid y Podemos no se despejará hasta entonces.
Quince días desde la constitución de la Asamblea. Ese es el plazo máximo que establece el Reglamento de la Cámara regional para que el presidente de la misma, Juan Trinidad (Ciudadanos), proponga a un candidato o candidata para el pleno de investidura.
El tiempo corre, las hojas del calendario van cayendo y la fecha se acerca. El próximo 2 de julio terminará el plazo para que se produzca dicho nombramiento, ya que la Cámara se constituyó el 11 de junio y esos 15 días han de ser hábiles y no naturales (no se cuentan los fines de semana). Antes, el presidente de la Mesa deberá pasar consulta con todos los grupos parlamentarios para conocer sus correspondientes apuestas. Una vez contabilizados los apoyos de unos y otros, Trinidad deberá sacar un nombre a la palestra. Esa persona será la que se presente después, el 11 de julio, en el pleno donde se votará al futuro presidente o presidenta del Gobierno de la Comunidad.
Por todo ello, se presenta una semana decisiva en lo que a pactos postelectorales se refiere. Si a la hora de reunirse con Trinidad, Vox aún no ha decidido su voto, la suma de PP y Ciudadanos no sería suficiente para investir bien a Isabel Díaz Ayuso, bien a Ignacio Aguado. Por el contrario, Ángel Gabilondo tendría oportunidades de llegar, al menos, al pleno como candidato.

Según las normas de la Asamblea, la investidura se realizará en dos sesiones. En una primera votación, el candidato debe obtener mayoría absoluta (67 diputados). De no lograrlo (PSOE, Más Madrid y Podemos -7- suman 64), habría una segunda oportunidad.
"Si en la primera votación no se alcanzara la mayoría absoluta requerida, se someterá la misma propuesta a una nueva votación cuarenta y ocho horas después de la anterior, y la confianza de la Asamblea se entenderá otorgada si se obtuviere mayoría simple de los Diputados presentes", reza el Reglamento de la Asamblea. La mayoría simple consiste, según el mismo documento, en obtener un número de votos afirmativos superior al de votos negativos, "sin contar las abstenciones, los votos en blanco y los nulos".
Es decir, el candidato del PSOE necesitaría una carambola muy improbable para hacerse con el bastón de mando autonómico. En una segunda votación, solo se necesita la mayoría simple del hemiciclo, pero Gabilondo no la alcanzará mientras las tres derechas mantengan su no al socialista. Las sumas son 64 (PSOE- 37 escaños-; Más Madrid -20-; Podemos -7-) frente a 68 (PP-30-; Ciudadanos -26- ; Vox-12), por lo que al menos cuatro diputados deberían votar a favor, abstenerse o ausentarse del pleno (como ocurrió con el tamayazo que dio el Gobierno a Esperanza Aguirre en 2003).
De ahí que tanto Gabilondo como Errejón hayan apelado en más de una ocasión a un acercamiento con Ciudadanos. Aguado, hasta la fecha, mantiene su veto y sería prácticamente imposible que esos apoyos procedieran de las filas de Vox. Así las cosas, la única oportunidad que le queda al socialista es que, al menos en primera instancia, Monasterio le asegure al presidente de la Asamblea que es ella misma quien se presenta a la investidura. Con ello, el PSOE obtendría más apoyos (incluso solo con Más Madrid, sin Podemos) que la suma de PP y Cs, por lo que Trinidad estaría obligado a proponer a Gabilondo. En ese caso, la suerte estaría echada y habría que esperar al día de la verdad: el 13 de julio, día de la segunda votación de investidura.
En cualquier caso, las derechas deberán apurar sus negociaciones si quieren asegurarse -aun más- su superioridad. Isabel Díaz Ayuso, la candidata natural a la investidura dado que el PP fue el 26-M la fuerza más votada del triunvirato, deberá jugar bien sus cartas y mediar entre los ami-enemigos Ciudadanos y Vox si quiere hacerse con la Puerta del Sol. Si los de Aguado mantienen su veto a Vox en el futuro Ejecutivo y los de Monasterio, a su vez, mantienen su ruptura con los populares tras la decepción del Ayuntamiento de Madrid, la incertidumbre se podría alargar, incluso, hasta septiembre. De no solucionarse entonces, habría nuevas elecciones.