"Relación (sexual) que mantienen simultáneamente tres personas, en especial cuando dos de ellas están casadas entre sí". Esa es la definición en Google de ménage à trois, que bien podría calificar la situación actual del triunvirato de derechas que aspira a formar Gobierno en la Comunidad de Madrid. PP y Ciudadanos 'se casaron' hace cuatro años y su matrimonio goza ahora de buena salud, pero, aunque los naranjas se nieguen a aceptarlo, necesitan a Vox para manterse unidos.
En ese contexto se encuentran ahora las tres formaciones: todas se necesitan entre sí pero solo el PP parece mantener el nudo en la cuerda de la que tiran Ciudadanos y Vox, cada uno por su lado. Por si fuera poco, el reloj sigue corriendo y, de no lograr unir los dos extremos este mismo martes, Isabel Díaz Ayuso no será investida, al menos, de momento.
El presidente de la Asamblea, Juan Trinidad, deberá decidir esta tarde si propone a un candidato a la Presidencia o declara una investidura fallida con el fin de que empiece el plazo de dos meses en que los partidos podrán seguir negociando para llegar a un acuerdo. De no alcanzarlo antes del 11 de septiembre, se repetirían elecciones automáticamente.
Por ello, los madrileños saldrán de dudas esta tarde, una vez que la máxima autoridad de la Cámara -diputado de Ciudadanos- haya concluido su ronda de contactos con los partidos y anuncie su decisión. Tal y como están las cosas, todo apunta a que la opción más factible es que se decante por convocar un pleno sin candidato y así alargar los plazos de las negociaciones. Aun así, de no mover sus posiciones, la entrada de Ayuso en la Puerta del Sol seguirá en punto muerto.
Así lo dejó entrever la líder de Vox en la Comunidad, que ayer adelantó su negativa a apoyar a la candidata popular al no haber logrado que los naranjas firmen a tres bandas el documento de "mínimos" que pusieron sobre la mesa la semana pasada. Rocío Monasterio rebajó sus expectativas y ya no pide entrar en el futuro Ejecutivo, pero sí quiere "respeto" para sus votantes y asegura que no regalará los apoyos de sus 12 diputados a cambio de nada.
Mientras tanto, los de Ignacio Aguado mantienen su negativa a sentarse con Vox y mucho menos a firmar un acuerdo compartido que, a su parecer, haría retroceder a la región "a los años 50" en materia de igualdad, derechos y libertades. Mientras tanto, Cs avanza en su acuerdo bilateral con el PP -este lunes por la mañana mantuvieron sus periódicas reuniones con gran éxito- y, a su vez, el PP avanza en el documento con Vox.
Pero Monasterio no admitirá un "juego de trileros" similar al que se dio en el Ayuntamiento de Madrid, donde Vox terminó yéndose a la oposición y acusando a Génova de incumplir lo firmado. "En ningún caso podemos aceptar un texto que no se firme por las tres partes. Es la condición mínima necesaria. Luego puede haber un programa más amplio, pero ese mínimo debe estar firmado por las tres partes. No vamos a admitir una situación de trileros con un programa por un lado y otro programa, por otro. Eso no lo vamos a aprobar", advirtió Monasterio a sus futuros socios. E instó a Ayuso a "liderar" la iniciativa y "arrastrar" a los naranjas a su terreno.
Hasta la fecha, el barco de la investidura permanece encallado, a falta de conocer si en las últimas horas ha habido contactos (secretos) que hayan hecho cambiar de opinión a los naranjas. A las 11.00 horas, Aguado se reunirá con Trinidad para despejar la incógnita. Incluso después, hasta las 14.00 horas, tendrá algo de margen para apurar los plazos fijados por Monasterio para firmar su documento. Mientras tanto, será la candidata popular -que ya teme, por imposible que parezca, una investidura de Ángel Gabilondo- la que tenga que lidiar con su difícil ménage à trois si quiere llegar a tiempo para convertirse en presidenta en la primera ocasión que tiene para intentarlo.