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ÚLTIMO CAPITULO DE 'EL COMPLOT DE LAS MAGDALENAS'
| En un lado, sentados muy juntos, los tres agentes catalanes miraban asombrados a los recién llegados, que se sentaron justo enfrente, también muy juntos, en otro sofá. |
| Se celebraba la habitual tertulia de políticos de la primera hora de los lunes y Peregrino les había invitado a asistir como espectadores al final de la misma, para tratar luego el tema de la conjura. |
| Todos los presentes se levantaron ruidosamente ¡Por España!
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| En la comisaría de Leganitos la tarde había estado bastante tranquila. |
| Pero qué me está usted contando… Esto a quien tiene que contárselo es a las autoridades, a la policía, a…. |
| Hechas las presentaciones y tras una detenida mirada de Lucas Marcos Mateo a la corbata que se iba deslizando desde el cuello de Joanet, Genaro atacó la conversación |
| Animados por la sangre fría de la hotelera, varios invitados se arrimaron con cuidado y consiguieron levantar al decano, que lívido pero imperturbable, volvió a estar en una superficie dura. |
| En otra sala también enorme, con unas colchonetas en el suelo, varios carteles y pintadas indicaban la idiosincrasia del lugar: “Joderos cabrones”,
“Todes somos necesaries” |
| Sus dos interlocutores seguían su relato con la boca abierta, como pajaritos esperando la pitanza. |
| Montull y Rebull, intrigados e intimidados por la situación, esperaron pacientemente consumiendo el bebercio a pequeños sorbos y, como buenos soldados |
| En ese momento entra por la puerta el jefe de la unidad. Al abrirse la puerta un ruido de sardanas atruena la habitación |
| La alcaldesa estaba regando las plantas de su despacho cuando apareció por la puerta la concejala jovencita, esbelta y de pelo lacio que ya conocemos |
| El bar ¡Aúpa España! era una indefinible mezcla antiguo-moderna donde alternaban los carteles de tres generaciones |
| En la sala del grupo popular de la calle Mayor, el equipo de colaboradores más cercano de Paloma Larrañaga prepara el debate del Estado de la Ciudad ... |
| La alcaldesa estaba poniéndole un café al concejal que, por ir en silla de ruedas, tenía menor movilidad. |
| Sentados en una mesa de un ruidoso bar de Lavapiés, el asesor del concejal al que ya conocimos y una joven pizpireta, risueña y energética, con cara y media melena de “kale borroka”, no muy alta, de formas generosas y bien proporcionadas, compartían cervezas y un plato de boquerones y patatas fritas. |
| El complot de las magdalenas de Luis Cueto. Novela urbana por entregas (Foto: Concha Ortega) |
| En la sala donde Julián les había recibido la vez anterior se hallaba reunida la plana mayor de los manteros activos en la ciudad |
| La lideresa les miraba con un aire indescifrable, ya no con la mueca burlona de antes pero tampoco sabiendo si tomarles en serio |
Capítulo 6. 'La lideresa'
| Cuando los conjurados entraron en el sancta sanctórum, Julián presidía sentado en el antiguo sillón (casi trono) en el que había aposentado sus nalgas el alcalde que había sido su mentor, varios siglos atrás. |
Capítulo 5: 'Los bajos fondos'
"En el que la alcaldesa intenta aclararse del galimatías político catalán"
| Tras unos segundos de masticación sincronizada, y aun con media magdalena en la boca, el campeón del mundo soltó (a la vez que un chorro de miguitas) |
Capítulo 3: 'Cibeles'
| El complot de las magdalenas de Luis Cueto. Novela urbana por entregas (Foto: Concha Ortega) |
Capítulo 1: 'Rosita'
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