Isabel Díaz Ayuso se convertía oficialmente en candidata a presidir la Comunidad de Madrid con el Partido Popular en las elecciones del 26 de mayo de 2019 a principios de ese mismo año. Junto a José Luis Martínez-Ameida como candidato para al Ayuntamiento de la capital, desde Génova apostaban por la “claridad, modernidad y eficacia” de ambos miembros del Comité Ejecutivo Nacional, a quienes el partido calificaba como “personas de la máxima confianza del presidente". Tras un largo periplo político de negociaciones, al que los populares madrileños no estaban acostumbrados, ambos candidatos se hicieron con el poder gracias a sendos acuerdos con Ciudadanos y al apoyo otorgado por Vox.
Desde entonces, José Luis Martínez-Almeida ha mantenido una imagen pública más o menos comedida -dejando de lado algún que otro lío con la cuenta atrás del encendido de las luces de Navidad o el balonazo que una pobre criatura se llevó en la cabeza a causa de la puntería del alcalde-, que le ha valido que esta semana sea designado por Pablo Casado como portavoz nacional del Partido Popular, un cargo de nueva creación. La presidenta regional, por el contrario, ha sido mucho más señalada desde el principio.
Licenciada en Periodismo y Diploma de Estudios Avanzados por la Universidad Complutense de Madrid, ha obtenido también un Máster en Comunicación Política y Protocolo, la periodista comenzó a forjar su trayectoria política como afiliada al Partido Popular en el distrito madrileño de Moncloa-Aravaca. Allí coincidió con Casado antes de que el actual líder del partido pasara a presidir Nuevas Generaciones en la capital.
La amistad entre ambos se ha fortalecido con el paso de los años, de hecho la propia Díaz Ayuso expresó en varias ocasiones de manera pública su preferencia por Casado en detrimento de Soraya Sáez de Santamaría en el proceso para elegir al sucesor de Mariano Rajoy, así como lo ha acompañado en varios actos públicos de carácter regional y nacional. Ejemplo de ello fue la primera visita que la presidenta hizo al Hospital Temporal de IFEMA, a mitad del pasado mes de abril. Igualmente, durante las primarias populares para la candidatura presidencial de la Comunidad de Madrid, Casado acabó por declinarse por una “mujer, joven y desconocida” frente al expresidente Ángel Garrido, un hecho que dio que hablar y que desembocó en que Garrido decidiera dejar su carné del Partido Popular y apostar por Ciudadanos.
Antes de todo eso, Ayuso pasó por diferentes cargos públicos hasta hacerse con el mando de la Real Casa de Correos, en la madrileña Puerta del Sol. Se inició como diputada en la Asamblea de Madrid -de 2011 a 2017- y prosiguió como portavoz adjunta del Partido Popular hasta que Cristina Cifuentes la nombró viceconsejera de Presidencia y Justicia. Su último salto profesional llegó en mayo de 2018, cuando fue recolocada en la Vicesecretaría de Comunicación y Poravocía del Partido Popular de Madrid. Fuera de la política, Isabel Díaz Ayuso ha trabajado en departamentos de comunicación de varias empresas y fundaciones, así como en emisoras de radio y prensa digital en España, Irlanda y Ecuador.
Candidatura popular
La recién nombrada candidata popular a las elecciones regionales continuaba buscando adeptos entre los madrileños. Tal y como ella misma explicó a este diario, sus propuestas electorales se basaban en tres líneas básicas. “La primera es ese plan de vivienda para jóvenes de hasta 35 años. Son 25.000 viviendas en 40 municipios […] para clases medias. Es decir, para aquellas personas que viven en Madrid y que llevan cotizando tiempo en Madrid. Habrá que llevar un mínimo de 10 años empadronado en la Comunidad”, decía en primer lugar.
“En el caso de los mayores lo que quiero es que, como ya tienen bastantes dificultades y una jubilación complicada que será mucho peor con el Gobierno de Sánchez, yo de esa manera quiero compensarles”, explicaba al introducir la gratuidad del transporte público para los mayores de 65 años en toda la región madrileña. En el marco del Transporte, además, la popular abogaba en su programa electoral por realizar una ampliación de las líneas de Metro.
Por último, Ayuso comentaba que “la medida estrella es la de las rebajas de impuestos, dirigidas a todos los ciudadanos en su conjunto pero que van a ayudar, sobre todo, a que los propietarios de pisos los pongan en alquiler, a aquellas mujeres que se recuperan de una baja maternal y son emprendedoras y para los jóvenes que están estudiando y trabajando a la vez”. De hecho, esta propuesta fue llevada a la Asamblea de Madrid en forma de Proposición de Ley (PL), siendo la única que su Gobierno ha desarrollado en este año de mandato de coalición, pero no salió adelante.

Sin embargo, su candidatura estuvo marcada por otras tres líneas que, si bien no fueron las que Ayuso tenía planeadas, acumularon toda la atención mediática y social. En primer lugar, durante un desayuno informativo, Ayuso anunciaba que quería que "el concebido no nacido sea considerado un miembro más de la unidad familiar" para que se le tenga en cuenta para solicitar plaza o tramitar un título de familia numerosa. La candidata detallaba que la idea era que, una vez que la mujer quedase embarazada, ya disfrutase de pleno derecho de todas las ayudas y ventajas fiscales que se puedan tener para familias numerosas y de especial categoría. Por el contrario, la del PP todavía no había estudiado qué hacer si se produjese un problema durante los nueve meses de gestación.
Posteriormente, Ayuso decía en un acto organizado por Vanity Fair que "los atascos a las tres de la mañana un sábado" en la capital le hacían ver a los madrileños que su ciudad era "especial". Con sus declaraciones trataba de criticar el programa de Madrid Central que Manuela Carmena había introducido en el Ayuntamiento de Madrid, alegando que “era parte de la vida de Madrid. Si sigue Podemos en el Ayuntamiento de Madrid no va a haber atascos, mas que, eso sí, por el día porque esos están por todas partes", defendía.
Asimismo, en una entrevista concedida a este diario la aspirante a mantener la Puerta del Sol pintada de azul consideraba que la mejor forma de combatir la desigualdad era creando empleo. ¿Mucho y precario o poco y de calidad?, preguntó este diario. "Yo prefiero un empleo a que no haya empleo. A mí, cuando empiezan a hablar de empleo basura me parece que es ofensivo para el que está deseando tener ese empleo basura que está dando oportunidades para corregir problemas que tenía", opinó ella.
Presidencia
En las elecciones del 26 de mayo de 2019, la lista encabezada por Isabel Díaz Ayuso obtuvo un 22,23 por ciento de votos válidos y 30 escaños, convirtiéndose en la segunda lista más votada después de la del Partido Socialista, encabeza por Ángel Gabilondo, que obtuvo un 27,31 por ciento de votos válidos y 37 escaños. A pesar de no ganar las elecciones, los populares consiguieron formar Gobierno a través de un pacto con Ciudadanos, un acuerdo conformado por 155 puntos a cumplir entre ambas formaciones, y con el apoyo de los 14 diputados del Grupo Parlamentario Vox.
Así, hace hoy un año la popular juraba su cargo en la Real Casa de Correos, sede del Gobierno regional. Desde entonces, su figura ha estado marcada en gran medida por la relación que mantiene con su socio de Gobierno, Ignacio Aguado, y la formación que este encabeza, Ciudadanos. Los recelos hacia la alianza ya formaban parte de los mentideros de palacio desde el mismo día de la investidura, pero pocos días después de que comenzara el curso político, quedó claro que esta iba a ser una legislatura 'movidita'.
Aquel “le pese a quien le pese, y caiga quien caiga” que dijo Aguado un par de meses después respecto al apoyo de su grupo parlamentario a la puesta en marcha de la comisión de investigación de Avalmadrid, una trama que tenía en el punto de mira a Ayuso, fue vista e interpretada como una puñalada a la mandataria. El caso de la empresa ya había saltado antes de que Ayuso se presentara en la Asamblea para inaugurar el debate de investidura, de hecho ella misma había denunciado una campaña de desprestigio en su contra al relacionar las supuestas actividades ilícitas de la entidad con su familia.
Las informaciones disponibles señalan que los padres de la presidenta eran accionistas de la empresa MC Infortécnica SL, por la que obtuvieron un aval de 400.000 euros en marzo de 2011 que no se devolvió ni total ni parcialmente, y que permitió que los progenitores de la presidenta se desprendieran del patrimonio que habían presentado para obtener la garantía. Esta operación puede constituir un delito de alzamiento de bienes, y señalaba directamente a la presidenta porque esta se benefició de la donación de un piso de 90 metros cuadrados en Chamberí y participaciones en varias empresas. Finalmente, la Fiscalía Especial Contra la Corrupción y la Criminalidad Organizada archivaba en noviembre de 2019 la denuncia que interpuso Más Madrid por los hechos, alegando no ver motivos para investigar las sospechas por un posible alzamiento de bienes, por un posible delito de administración desleal o por tráfico de influencias.
Pasada la página de Avalmadrid, la presidenta continuaba con su actividad pública entre tiras y aflojas con sus socios de Gobierno por el primer plano mediático. A principios de 2020, y después de varios ceses dentro de la Real Casa de Correos, Ayuso ponía sobre la mesa una carta segura: Miguel Ángel Rodríguez, quien ya le asesorara durante la carrera electoral y enemigo público de Ciudadanos. El consultor político protagonizaba tras las elecciones varias polémicas a través de Twitter señalando directamente a Aguado, sobre quien publicaba un mensaje en el que lo tachó de "desleal" y aludió a un supuesto contrato de 102.000 euros que "le dieron" a su padre "por la cara" en la Asamblea de Madrid.
En estas estaba la presidenta cuando, a principios del mes de marzo, llegaba a España la pandemia de la Covid-19. Si bien la Comunidad de Madrid daba un paso adelante cerrando la actividad lectiva presencial antes que el resto de comunidades, la gestión de Isabel Díaz Ayuso ha sido muy criticada y se le ha acusado de utilizar la expansión del virus para atacar al Gobierno de Pedro Sánchez. Pasadas las primeras semanas de pandemia, la oposición comenzó a solicitar la reactivación de la actividad parlamentaria y la celebración de un Pleno extraordinario que, finalmente, fue celebrado bajo petición de Isabel Díaz Ayuso el 29 de abril.
Durante más de una hora, la presidenta regional enumeraba las medidas adoptadas desde el mes de marzo, defendiendo las diferentes decisiones de su Gobierno, como el cierre de los colegios, los criticados menús de Telepizza para los menores de familias desfavorecidas, la medicalización de hoteles, la creación de Ifema y la gestión de las residencias de ancianos, uno de los principales focos del virus y en las que murieron más de 6.000 personas. “Las residencias tienen como objetivo principal acompañar a los mayores: cuidarlos, no hospitalizarlos” indicaba Ayuso sobre la no medicalización de las residencias. Asimismo, subrayó que “desde el primer día, desde mi primera rueda de prensa, pedí cuidado para ellos, avisé de la alta mortalidad que el virus provocaba en los mayores, sobre todo entre aquellos que hubieran padecido otras enfermedades”.

Sin embargo, semanas después se hizo público un borrador de la Consejería de Sanidad que dejaba entrever que no se había llevado a cabo la derivación de ancianos contagiados de estas residencias al hospital, así como personas con alto grado de dependencia. A pesar de que esta información ha sido negada en reiteradas ocasiones por el consejero Enrique Ruíz Escudero, este se sometió a un debate de reprobación en la Asamblea y Podemos anunció que llevará a la presidenta a los tribunales por su gestión en estos centros.
En medio de todo esto, Ayuso anunció la apertura de una investigación interna en su propio Gobierno por la publicación errónea de la adjudicación de un contrato al empresario Kike Sarasola, dueño de la empresa Room Mate Group y del apartahotel en el que la mandataria había permanecido desde su contagio del virus. Tal y como defendió la presidenta, el pago de dicho alojamiento (80 euros por noche por dos apartamentos de lujo en el centro de la capital) fue abonado con sus propios ingresos y no dependió de Administración, por lo que apuntó directamente al consejero Alberto Reyero como responsable.
Moción de censura
Todo ello, la gestión de la crisis sanitaria y los encontronazos con sus socios de Gobierno, derivaron en campanas sobre una posible moción de censura a la presidenta o la celebración de elecciones anticipadas a principios de verano. En aquel momento, Vox y Ciudadanos aseguraron que no la apoyarían, mientras que Podemos-Izquierda Unida y Más Madrid hicieron presión para que esta se llevara a cabo. En cualquier caso, la decisión depende del Grupo Parlamentario Socialista, cuyo portavoz aseguró que el mecanismo es tenido en cuenta pero que no era momento de hablar de ello dada la situación.
Sin embargo, ayer mismo el secretario general del PSOE en la Comunidad de Madrid, José Manuel Franco, aseguró: "No descartamos una moción de censura; no está decidida ni mucho menos, primero hay que hablar con otras fuerzas políticas, pero esta situación se hace insostenible". El también delegado del Gobierno en Madrid indicaba a Antena 3 que "la moción de censura como mecanismo hay que usarla con mucha responsabilidad". Ha apuntado además que "el PSOE pide explicaciones sobre todo lo que está pasando en la Comunidad de Madrid en tema sanitario", pero que se les niega esa posibilidad y "se cierran todas las puertas para pedir información".

Preguntados de nuevo sobre esta posibilidad, el resto de grupos parlamentarios de la Asamblea de Madrid han indicado a Madridiario que las posiciones siguen siendo las mismas. Desde Vox aseguran que “nunca apoyaremos una moción para que entre la izquierda totalitaria” y desde Ciudadanos indican que la moción de censura “no está sobre la mesa”. Desde Más Madrid, su portavoz, Pablo Gómez Perpinyà explica que “después del cese de Cayetana Álvarez de Toledo, a Ayuso solo la apoya Ignacio Aguado”.
Para el errejonista, “después de un año marcado por escándalos y polémicas, está claro que Casado no la quiere en su equipo” y reivindica que “no podemos esperar a que sean las batallitas internas del PP las que cesen a Ayuso” ya que eso supondrá que “seguiremos sufriendo al gobierno autonómico más incompetente del país”. “Ayuso debe salir de la Puerta del Sol cuanto antes, y los votos de Más Madrid estarán ahí para ello”, dice Perpinyà, quien señala que “la pelota vuelve a estar en el tejado de Ciudadanos. ¿Hasta cuándo van a seguir permitiendo este esperpento?”, se pregunta.
Fuentes del Grupo Parlamentario Unidas Podemos-Izquierda Unida indican a Madridiario al respecto que "la única forma de que Ayuso no siga al frente de la Comunidad de Madrid y de oponernos a sus políticas es con movilización social", puesto que "en este momento no se puede dejar en manos de Ciudadanos la viabilidad de una moción de censura porque van a fallar de nuevo a Madrid, por eso necesitamos organizar una respuesta a las políticas del gobierno no sólo desde las instituciones sino también desde las calles". Así, estiman "necesario y urgente" un cambio de gobierno. "Por supuesto, desde Unidas Podemos apoyaríamos una moción de censura en caso de presentarse, pero creemos prácticamente imposible que prospere. Un gran problema que tenemos en la Comunidad de Madrid es el papel que juega el partido Ciudadanos. Ya lo vimos en la reprobración que solicitamos desde nuestro grupo parlamentario al consejero de Sanidad del PP, Ruiz Escudero. A pesar que desde Ciudadanos fueron abiertamente críticos con su gestión, eligieron cerrar filas junto al PP y poner de lado las disputas internas del gobierno. El modelo de gestión de Ciudadanos es exactamente el mismo que el de Isabel Díaz Ayuso, con (pocos) matices en las formas. Y lo van a defender hasta el final", explican.
Por su parte, Gabilondo explica que “el Gobierno de la Comunidad es censurable, pero no parece haberse producido hasta el momento un cambio de mayoría que genere la posibilidad de un cambio de Gobierno efectivo en la región”, y recuerdan que para ello debe darse concurso con Ciudadanos. “La moción de censura no es una mera puesta en cuestión, es una propuesta con candidato y programa. Y con viabilidad para ese cambio”, incide.
Su faceta más personal
Poco se sabe de la vida privada de la presidenta regional más allá de que comparte su vida con Jairo Alonso desde 2016, un amigo de adolescencia con quien -por lo menos hasta hace un año- compartía un piso de alquiler de 50 metros cuadrados en pleno barrio de Malasaña, tal y como comentó en una entrevista al diario El Mundo.
En esa misma entrevista, la presidenta reflexionaba sobre su carácter desde niña, asegurando que “de niña era muy buena, pero la adolescencia me dio de lleno. La rebeldía... Empecé a ir mucho peor en el colegio, repetí 1º de BUP... Pero por el orgullo, y al ver los disgustos de mis padres, empecé a despegar y a sacar buenas notas”. Continuó sus estudios universitarios y de postgrado, y con unos 24 años dejó el hogar familiar para compartir piso con otras personas.
En relación a ello, se ha especulado que la presidenta habría mantenido una mala relación con su progenitor, Leonardo Díaz Álvarez, quien falleció en el año 2014, a los 68 años, a causa de una demencia. La mandataria siempre ha defendido la figura de su padre, de quien ha indicado que era “elegante, austero, con mucho –demasiado– carácter pero sobre todo, honrado”.
Su ámbito más familiar, así como el más personal, puede intuirse en el perfil que mantiene abierto Instragram, donde la presidenta ha dejado retratados diferentes momentos de su carrera política y vida privada desde 2013. Gracias a ellos, se sabe que tiene gran pasión por los animales -perros, gatos, caballos...-, los viajes -aparece fotografiada en Estados Unidos, Ecuador, China, Portugal, Italia y múltiples lugares de España, entre otros sitios- así como el deporte, habiendo participado en varias carreras populares.
Otro de los detalles más particulares de la presidenta es el tatuaje que luce en su antebrazo izquierdo. Se trata de una ramita con hojas y una flor, la misma que aparece en una de las portadas de un disco de Depeche Mode, la famosa banda de pop y rock electrónico y techno de los 1980. En concreto, es la cubierta del álbum Violator, de 1990, y la flor fue un símbolo con el que el grupo quiso homenajear a la obra El Principito. Ayuso ya comentó en una entrevista que para ella significa una evocación de una época de juventud: "Me recuerda a mi época de verano, a mi adolescencia, a mis amigos".