Tal día como hoy, el 20 de agosto de 1672, un incendio arrasaba buena parte del emblemático lugar. En concreto, destruía la Real Casa de la Panadería, que es tanto como decir que el lado norte quedaba prácticamente reducido a cenizas. El edificio hubo de ser reconstruido por un equipo liderado por José Ximénez Donoso y Tomás Román. El suceso fue una auténtica catástrofe, y no solo en términos materiales: 24 personas perdieron la vida.
Por sus considerables dimensiones, y conocidas las consecuencias de fuegos anteriores, el pánico se desató entre quienes habitaban la zona. Solo se salvaron el sótano y la planta baja de una construcción cuya denominación no era baladí: era la tahona pública, es decir, el despacho de pan de la Villa. Eso sí, la planta alta se reservaba para disfrute de la Familia Real.
La reconstrucción tardó casi un año y medio
Realizado el diagnóstico de la situación, narran las crónicas, se recomendó mantener la parte no destruida de una construcción que se había levantado en 1619 bajo la firma de Juan Gómez de Mora. Unos años después, en 1631, se producía el primer gran incendio de la Plaza Mayor: duró tres días, acabó con la fachada sur, quemó decenas de casas y dejó 13 víctimas mortales. Unos días después, otro fuego desataba el miedo y el caos.
Pero en este 20 de agosto toca volver al de 1672, ese del que ahora se cumplen 345 años y que dejó 24 víctimas mortales. Las obras de reconstrucción tardaron 17 meses y contaron con la participación de, entre otros, el pintor Claudio Coello. Cuando acabaron los trabajos, la Plaza Mayor lució una renovada Real Casa de la Panadería en la que destacan sus once soportales con arcos de medio punto enmarcados con columnas adosadas. Eso... y una elegante fachada que luce de forma especial por romper la regularidad de la plaza que late en el corazón de Madrid.