10/10/2017@07:46:00
La nueva consejera de Transportes, Vivienda e Infraestructuras lleva ahí, en la escena política madrileña, tanto tiempo como Cristina Cifuentes. Su otra mitad. Su designación ha sido la menos ruidosa de todas las de la crisis de gobierno, pero la tarea que tiene por delante es del tamaño de una tuneladora -o dos: la que tendrá que ampliar la Línea 11 y la que tendrá que conectar Sol con Gran Vía-. Es de Guadalajara, católica, exigente y detallista. Pero, sobre todo, es leal a la presidenta. Dicen que ese valor cuenta tanto como su familia. Cifuentes ha sabido premiar esa fidelidad dosificando atenciones, desde que la eligiera como jefa de gabinete en su turbulenta Delegación de Gobierno hasta la Consejería, la última parada de un recorrido que ha servido para engordar, también, su currículo orgánico.