A las 20.00 horas se cerraban los colegios electorales de la Comunidad de Madrid después de una jornada que ha registrado un más de un 75 por ciento de participación, un dato que supera el récord histórico registrado en las elecciones de 2003 (69'27 por ciento). Poco después, los sondeos a pie de urna ya vaticinaban lo que finalmente se ha confirmado: Isabel Díaz Ayuso, presidenta de la Comunidad de Madrid y candidata a la reelección por el Partido Popular había arrasado.
Isabel Díaz Ayuso convocó estos comicios el pasado 10 de marzo, después de que en la región de Murcia se anunciara una moción de censura por parte de Ciudadanos y el PSOE, al temer que este mismo movimiento se produjese en la Comunidad de Madrid. Con posterioridad, la candidata popular, hoy ganadora de las elecciones regionales de 2021, señaló que quería “gobernar en libertad”, y así va a ser.
Con el lema 'Comunismo o libertad', la campaña del Partido Popular ha conseguido dar la vuelta a la tendencia a la baja que arrastraba la formación desde 2015 y ha pasado de liderar el peor resultado de la historia de los populares, con el 22,23 por ciento de los votos en la pasada legislatura, a cosechar uno de los mayores apoyos con más del 44,53 por ciento de los votos. No logra pero se acerca a las mayorías absolutas conseguidas por Alberto Ruiz Gallardón en 1995 y 1999, y por Esperanza Aguirre en octubre de 2003, tras la repetición electoral por el 'tamayazo', así como en 2007 y 2011.

En Génova, casi desde el mismo momento del cierre de las urnas, varios centenares de personas se iban congregando a las puertas de la mítica sede del Partido Popular, donde poco a poco los vítores se iban convirtiendo en una auténtica fiesta. DJ Pulpo, contratado como en otras ocasiones por los populares, animaba el ambiente -de por sí lleno de júbilo- hasta que la flamante ganadora y el líder nacional del partido, Pablo Casado, salían al balcón.
“Hoy empieza un nuevo capítulo en la Historia de España porque desde el kilómetro cero vamos a recuperar la convivencia, la unidad y la libertad que necesita”, decía una Ayuso casi entre lágrimas. La foto removía los recuerdos de aquellas victorias aplastantes que han permitido que el Partido Popular vaya a gobernar en la Comunidad de Madrid durante 28 años consecutivos por lo menos. Al mismo tiempo, las imágenes parecían un espejismo de aquel tiempo en el que el Covid-19 no existía, pues a pesar de la disposición de sillas y de los controles, lo que se vivía en Génova era una auténtica fiesta, con todas las letras.
No lograban la mayoría absoluta, pero Ayuso no tendrá problemas para gobernar en solitario. Así lo confirmaban las declaraciones que el líder nacional de Vox, Santiago Abascal, hacía desde la sede de la formación: “Nuestros escaños van a estar a disposición de la señora Ayuso para facilitar su investidura y para impedir que de ninguna manera la izquierda pueda gobernar en la Comunidad de Madrid. Votaremos a favor de la investidura de la señora Ayuso sin ningún tipo de duda", decía el de Vox. Su formación, por el contrario, no ha contado con la misma suerte.
A pesar de que la candidata a la Presidencia regional de Vox, Rocío Monasterio, ha asegurado a lo largo de toda la campaña que su partido iba “a dar la sorpresa”, la realidad es que no ha sido así. Vox ha conseguido hacerse con un 9,13 por ciento de los votos, lo que se traduce en 13 escaños, tan solo uno más que en las anteriores elecciones. Ni el discurso por la seguridad ciudadana, el recorte del gasto político o las medidas contra el “adoctrinamiento” en las aulas han podido contra Isabel Díaz Ayuso, a quien no ha arrancado ni un solo voto.
Claro que la pena por la pérdida de un escaño no es comparable con lo que anoche sufrió el Partido Socialista. Ángel Gabilondo, quien en 2019 ganó las elecciones y que ha concurrido como candidato socialista por tercera vez, ha registrado los peores resultados de la historia del partido. Con tan solo el 16,85 por ciento de los votos, los de Gabilondo se quedan con 24 escaños en la Cámara regional, un resultado que “no es bueno”, en palabras del propio candidato, lo que obligará a reflexionar "con tristeza y entereza". El candidato serio, soso y formal parece que ha sido demasiado serio, soso y formal para la política de hoy en día.
Desde el Hotel Princesa Plaza, donde ha seguido los resultados acompañado, entre otros, del ministro de Universidades, Manuel Castells, ha lamentado no haber podido conseguir los resultados que querría, porque los "problemas siguen ahí". Tratarán, ha dicho, de afrontarlos desde "donde corresponda", una frase que aviva aquella esperada noticia de que Gabilondo será el nuevo Defensor del Pueblo, que si bien nunca llegó a confirmarse, sí podría cumplirse en términos de que hasta aquí ha llegado la carrera política del catedrático y exministro.
El sorpasso de Más Madrid al PSOE ha sido la gota que ha colmado el vaso de los socialistas. La candidata menos conocida de estas elecciones, Mónica García, se ha convertido en la sorpresa de la noche al lograr empatar con el PSOE a 24 escaños, aunque en este caso los errejonistas se han hecho con unos 4.000 votos más. Con cuatro escaños más que en las anteriores elecciones, los de Más Madrid se han convertido en la segunda fuerza más votada estos comicios a través de una campaña que ensalzaba a su candidata como “mujer y médico”.
El efecto “Mónica García” ha calado en los madrileños y se afianza así la formación nacida bajo el liderazgo de Iñigo Errejón como principal fuerza de la oposición a Isabel Díaz Ayuso, un papel que los de Más Madrid han venido defendiendo frente al PSOE en especial desde la llegada de la pandemia. La anestesista dijo “no” al candidato de Unidas Podemos y exvicepresidente del Gobierno de España, Pablo Iglesias, y parece que no le ha salido mal.
A pesar de haber conseguido superar con ventaja la barrera del 5 por ciento, una situación contra la que los de Unidas Podemos lucharon en las pasadas elecciones, el resultado obtenido por la formación morada no ha sido ni de lejos el esperado. Con 10 escaños, tres más que en 2019, los de Pablo Iglesias no han conseguido superar a sus principales rivales y tampoco sumar para permitir un gobierno progresista en la Comunidad de Madrid.
Las caras largas en la sede de Unidas Podemos de anoche, de las cuales la formación no ha facilitado a los medios de comunicación ni una sola instantánea, se canalizaban directamente en la dimisión “de todos los cargos” de su líder, que abandona la política. Cuando Ayuso y Monasterio dijeron aquello de que habían conseguido sacar a Pablo Iglesias del Congreso, y conseguirían en esta ocasión además sacarlo de la política, parece que no se equivocaban. Mal que pese a algunos.
Ahora la formación recae de nuevo en manos de Isa Serra, quien fuera líder y portavoz de Unidas Podemos hasta la llegada de Iglesias y quien, pendiente de que se pronuncie el Tribunal Supremo sobre su recurso por a la condena que el TSJM le impuso por su participación en un deshaucio, deberá volver a encabezar al partido en la Asamblea de Madrid. Sin embargo, dadas las cifras y la situación, la relación de diputados conforme a las listas no sería extraño que variara, algo que también podría darse en otras formaciones.
El bloque progresista queda así muy debilitado, a pesar de la movilización en estas elecciones, en las que tampoco ha sido capaz de atraer el voto de los desencantados de Ciudadanos, que finalmente se quedan fuera de la Cámara regional al concentrar únicamente el 3,57 por ciento. A pesar de contar con un político destacado dentro de la formación, aunque poco conocido, los encabezados por Edmundo Bal han caído en picado estas elecciones.
De obtener el 19,46 por ciento de los votos en 2019 (26 escaños) y conformar Gobierno con Isabel Díaz Ayuso, la formación naranja se queda sin representación en las instituciones madrileñas y pierde la mayoría obtenida con anterioridad en hasta nueve municipios madrileños, que se tiñen de azul. Begoña Villacís, vicealcaldesa de Madrid y una de las figuras más potentes del partido, ha formado parte de la gran mayoría de actos de esta campaña, pero ni con ella en una posición destacada Inés Arrimadas ha conseguido aprobar con 'suficiente'. Ayuso se ha librado, por completo, de su exsocio de Gobierno.
En esta ocasión, los madrileños no permanecerán en vilo tres meses a la conformación del gobierno, como ocurrió en el verano de 2019. Isabel Díaz Ayuso cuenta ya con el apoyo de Vox, que votará a favor en la futura investidura de la candidata del Partido Popular. Por el contrario, y siguiendo lo dicho por los populares y los miembros de Vox, la repercusión que las elecciones madrileñas pueden tener en el panorama político español es importante.
Abascal ya ha pedido que se convoquen comicios nacionales lo antes posible alegando que la distribución de escaños en el Congreso de los Diputados no responde con el sentir de los ciudadanos, y Pablo Casado ha clamado desde el balcón de Génova que “hoy Madrid ha hecho una moción de censura democrática al 'sanchismo', a sus pactos con Bildu, a sus pactos con los independentistas y al Gobierno con Podemos". La realidad es que las izquierdas, en especial los dos partidos de Gobierno, han caído en la comunidad más castigada por el Covid-19 y también más desigual. Lo que viene no será aburrido.