Fue el médico de Alfonso XIII, entre otras personalidades de la sociedad madrileña de mediados del siglo pasado. Sin embargo, nunca dejó de atender a los más necesitados en el Hospital Provincial de Madrid, que hoy lleva su nombre. Tal día como hoy, en 1960, moría el doctor Gregorio Marañón.
"Un rudo golpe para España"; "Gregorio, el Magno"; "Vida y humildad de Don Gregorio". Así despedía la prensa de la época al doctor Gregorio Marañón, uno de los madrileños más ilustres, fallecido el 27 de marzo de 1960. Su amigo, el historiador Ramón Menéndez Pidal, escribía en ABC: "Vivió siempre esforzándose en hacer el bien en torno suyo, el bien que él, por sus altas dotes, podía hacer de tantas maneras".
Porque el doctor Marañón destacó, además de en el campo de la medicina -en concreto, en el de la endocrinología-, como científico, historiador, escritor y pensador en la conocida como Generación del 14. Nacido en Madrid, el 19 de mayo de 1887, está considerado como uno de los más brillantes intelectuales españoles del siglo XX, con una obra de gran impacto internacional, en especial sus trabajos en Historia y Medicina, un campo en el que se le considera el padre de la endocrinología española.
Además, con un refinado estilo, cultivó también la literatura y dio a luz a una serie obras que bien podrían encajarse en un género propio, singular e indédito: el 'ensayo biológico'; en él, analizaba las grandes pasiones humanas, como la timidez, el resentimiento, el poder, la intriga y la traición política o el 'donjuanismo', a través de personas históricos como Henri-Frederic Amiel, Tiberio, el Conde Duque de Olivares, Antonio Pérez o Don Juan. En realidad, Gregorio Marañón escribió de casi todo: desde viajes a arte, pasando por cocina o moda.
Política
Como la mayoría de intelectuales, participó de forma activa en la política y en la vida social. Fue médico de la Casa Real con Alfonso XIII, fue condenado a un mes de cárcel por su oposición a la dictadura de Primo de Rivera y se acercó de manera muy crítica al comunismo. De carácter liberal, apoyó en sus inicios la Segunda República. De hecho, fundó junto a Ortega y Gasset y Pérez de Ayala el movimiento político de la Agrupación de Servicio de la República. Sin embargo, pronto rectificaría su posición por la, a su juicio, incapacidad de la República para aunar a todos los españoles.
Pocos meses después de estallar la Guerra Civil, a finales de 1936, se marchó de España, en un exilio no oficial del que regresó en 1942. Gregorio Marañón pertenece a ese grupo de intelectuales que, sin ser tampoco entusiastas declarados del franquismo, consiguieron una situación de respeto por parte del Régimen, probablemente en una relación de necesidad mutua, en la que la dictadura mejoraba su imagen reteniendo un buen puñado de talento dentro de sus fronteras. La posición del doctor con respecto a la dictadura se endureció, no obstante, a partir de la revuelta estudiantil de 1956, después de la cual encabezó, junto a Menéndez Pidal, los primeros manifiestos que denunciaban desde el interior la situación política y solicitaban el regreso de los exiliados.
Académico
Muestra de la riqueza cultural e intelectual de la figura de Gregorio Marañón es su pertenencia como académico a cinco de las ocho Reales Academias de España: Real Academia Española, de la Historia, de las Bellas Artes, Nacional de Medicina y de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales.
Dudante un largo período dirigió la cátedra de Endocrinología en el Hospital Central de Madrid y, aunque era el médico de numerosos personajes de la vida pública madrileña -incluido el Rey Alfonso XIII-, nunca dejó de lado su papel como 'médico de beneficencia' -de atención a los pobres- en el Hospital Provincial de Madrid, hoy Hospital General Universitario Gregorio Marañón.