La contaminación asfixia Madrid, "y no solo en su almendra central". Es la denuncia que llega desde Barajas, Las Tablas, Usera o Villaverde, cuyos vecinos se sienten "discriminados" por el actual protocolo del Ayuntamiento, que les deja fuera de las medidas restrictivas en días de alta polución. Peor aún: las limitaciones al tráfico dentro de la M-30 tienen incidencia directa en las estaciones medidoras de la periferia, donde se sitúan varias de las que con mayor frecuencia registran los picos más elevados de contaminación en la capital.
Picor de ojos, catarros interminables y sábanas que, secadas al aire libre, dejan de ser blancas. Son algunos de los problemas que cada día recuerdan a decenas de miles de vecinos de Madrid que el aire que respiramos en la capital está cada vez más sucio. Por no hablar de la inconfundible boina que se percibe a kilómetros de distancia. Y sin pasar por alto el aviso de los médicos de cabecera: el número de afectados por patologías relacionadas con los pulmones está aumentando.
Barajas: con "muchos síntomas" y sin sábanas blancas
"Una vez más nos quedamos fuera. Parece que muchas veces la ciudad es solo el cogollito reservado para los turistas", lamenta Paula Gracia, portavoz de la Asociación de Vecinos de Barajas, en conversación con Madridiario. En ese distrito está una de las estaciones que registra los niveles de contaminación más altos de la capital. Localizada en la Urbanización Embajada, "en la zona más alta, donde parece que da más el aire", los valores de la semana pasada, en pleno episodio de alta contaminación en Madrid, estaban "completamente disparados", resalta la representante vecinal.
"Estamos indefensos", afirma Gracia, que habla de síntomas como "dolores de cabeza, irritaciones oculares, asma o catarros eternos". Consecuencias que se sienten... y "se ven": "Lavas una sábana blanca, la tiendes y a las pocas horas está llena como de carbonilla", describe. Más problemas en Barajas: cuando el Ayuntamiento de Madrid activa el protocolo, "quienes no pueden entrar en el centro sobrecargan el barrio para coger el metro, por lo que la zona de la estación se convierte en un parking disuasorio". Así pues, más coches, más tráfico, más contaminación y más atascos. "Siempre apoyaremos las medidas contra la contaminación, pero también exigimos que se tenga en cuenta a quienes vivimos fuera del centro". La razón es fácil. Evidente. Y de peso: "La salud está por encima de todo… y la contaminación nos está ahogando".
Las Tablas: aún más trabajadores (y coches) que habitantes
Los problemas se acumulan en el norte, en "el único PAU completamente rodeado de oficinas", apunta Lorenzo Álvarez, presidente de la Asociación de Vecinos de Las Tablas, que maneja dos cifras: allí viven unas 37.000 personas y en las empresas de la zona trabajan unas 40.000. Eso, que ya de por sí implica dificultades, se recrudece al tener "mucho aparcamiento y ninguna regulación": "Es un barrio diseñado para usar el coche privado". Tampoco ayuda que el transporte público sea "muy deficiente": "Metro Norte no está bien planteado y todos los autobuses de la EMT que dan servicio a Las Tablas confluyen en plaza de Castilla, donde tienes que coger, al menos, otro para llegar a tu destino", señala Álvarez.
Por ello, y porque "hay empresas con miles de empleados sin servicio público", desde la asociación vecinal han exigido "medidas alternativas" al Ayuntamiento de Madrid. Por ejemplo, estaciones de BiciMAD, opciones de movilidad sostenible o la posibilidad de regular el aparcamiento como un área de prioridad residencial. ¿El objetivo? Evitar que decenas de miles de coches entren y salgan cada día de Las Tablas, para lo que "es imprescindible que los trabajadores tengan una buena red de transporte público". "Somos una urbe dentro de una macrourbe y queremos dejar de considerarnos periferia", resume Álvarez, que se queja del trato del Ejecutivo local: "Para el Ayuntamiento, Madrid es la almendra central. Y aquí pagamos los mismos impuestos que en el barrio de Salamanca". Con el actual protocolo "lo único" que se percibe en Las Tablas es que "los coches vienen un poco más despacio. Pero vienen igual", apuntilla.
Villaverde: las enfermedades pulmonares se disparan
Quizás la peor parte se la lleve el sur: "Por disposición geográfica, recibimos toda la contaminación de Madrid, con vientos que soplan prioritariamente desde el norte", explica Javier Cuenca, presidente de la Asociación de Vecinos La Incolora, de Villaverde Alto, que denuncia un "agravio comparativo con Centro". "Cuando nuestras estaciones registran valores muy altos no se hace nada", se queja.
Cuenca recibe cada día a las 21 horas los datos registrados por la estación medidora de su barrio. "Da pavor, nos estamos contaminando", resume, y critica "que se deje en manos de la climatología la resolución del problema". Villaverde, con unos 170.000 habitantes, "lleva años" alertando de un contratiempo sobre el que los médicos de cabecera ya han puesto el foco: "El número de personas con patologías relacionadas con los pulmones está aumentando en el distrito", recoge el representante vecinal, que pide "que también se tenga en cuenta la calidad del aire en la zona sur". Como sucede en otros barrios, el protocolo municipal activado "no solo no rebaja el problema en la zona, sino que provoca más circulación y, por tanto, más contaminación, ya que gente que no puede acceder al centro en coche deja aquí su vehículo".
Usera: "Las medidas no deben ceñirse a la almendra central"
Muy cerca de allí, en el distrito de Usera, la plaza Fernández Ladreda (Plaza Elíptica) suele encabezar el ranking del aire más contaminado de Madrid. Al intercambiador hay que sumar varias grandes calles y avenidas (Oporto, de la Vía, Antonio de Leyva, Marcelo Usera o Vía Lusitana) y la autovía de Toledo. Una zona en la que, por tanto, "confluye mucha gente procedente de muchas localidades del sur, así como de Carabanchel y Usera", explica Francisco Rodríguez, de la Asociación de Vecinos Barrio Zofío. Una "enorme acumulación de vehículos" que provoca "un gran nudo en Santa María de la Cabeza, donde se forma un embudo al ser incapaz de asumir tal cantidad de coches", añade.
"Coincidimos con otros barrios periféricos: las medidas no deben ceñirse a la almendra central", explica Rodríguez a Madridiario. "Hemos detectado entre los vecinos más enfermedades respiratorias y catarros que se prolongan más de lo normal", añade. Problemas de salud a los que hay que sumar "los atascos diarios de entrada y de salida". Un panorama ante el que la asociación vecinal pide "una mayor oferta de transporte público, más zonas verdes y más arbolado". Medidas, en definitiva, "que sirvan para mejorar la calidad del aire" en una de las zonas donde peor se respira en Madrid.
Con más o menos intensidad, la boina nos lo recuerda cada día. Y los atascos. Y los picores de ojos. Y la tos. Y los catarros interminables. Y las enfermedades pulmonares. Y las sábanas que dejan de ser blancas: la contaminación asfixia Madrid, "y no solo en su almendra central", clama la periferia. Es necesario que vuelva a llover y sople el viento para atenuar los síntomas. Pero la Federación Regional de Asociaciones Vecinales de Madrid (FRAVM), que aplaude el protocolo anticontaminación del Gobierno de Manuela Carmena, insta al Ejecutivo local "a diseñar y aplicar medidas urgentes en aquellas zonas que, situadas fuera del centro de la capital, sufren a diario niveles elevados de polución atmosférica".