Sentarse y escuchar. Si la agenda lo permitiese, cualquier persona interesada en Madrid podría estar horas hablando con Enrique Villalobos (Madrid, 1969), actual presidente de la Federación Regional de Asociaciones Vecinales de Madrid (FRAVM). De la ciudad y de la región. De educación, de sanidad, de participación ciudadana, de movilidad, de vivienda, de urbanismo, de medio ambiente... En definitiva, de Madrid.
¿Cuáles son las principales preocupaciones de los madrileños?
Desde las asociaciones vecinales, la preocupación está en que se confirmen con hechos el trabajo que se está haciendo desde hace mucho tiempo para llevar servicios y equipamientos a los barrios. Estamos a la espera de que se confirmen muchas cosas que veníamos reclamando, que nos habían prometido y que, aunque parece que están ahí, no terminan de llegar. Hay ansiedad, incertidumbre y falta de hechos. Cuando ves un modelo de cambio en una dirección que te convence necesitas resultados. Diría que la ciudad ahora mismo va en una muy buena dirección, pero necesita más gasolina. No tiene todavía la fuerza de la inercia que tiene que tener. Necesitamos una ciudad a mayor ritmo.
¿Hay cierto descontento en la FRAVM con el Gobierno de Ahora Madrid?
No me atrevería a hablar de descontento; lo que estamos es impacientes. Tenemos ganas de resultados. Es evidente que la atención a las necesidades de los distritos y de los barrios ha cambiado, pero no basta con que haya buenas intenciones o promesas. Se está trabajando en muchas buenas direcciones, pero no terminan de llegar los resultados. Más que descontento o frustración, lo que tenemos es ansiedad.
"Esta ciudad no se cambia en cuatro años"
¿Ha corregido o mejorado Ahora Madrid el desequilibrio entre distritos?
En lo real aún no, aunque se han abierto muchos caminos que van en la buena dirección. No tenemos que justificarle nada a nadie, lo que intento es entender para poder proponer. Nos hemos tirado años de Gobiernos de un mismo signo donde no había ni evolución, ni cambio ni mejora. ¿Se imagina alguien que una ciudad construida en 25 años a imagen y semejanza de un proyecto político se puede cambiar en cuatro años? Yo creo que no, y el que piense algo diferente se engaña a sí mismo o nos engaña a los demás. Esta ciudad no se cambia en cuatro años. Lo importante es dónde se han puesto los acentos y en qué dirección se trabaja. Estamos satisfechos en unas cosas e insatisfechos en otras.
¿Por ejemplo?
Estamos muy insatisfechos en la política de gran ciudad. No nos gusta el planteamiento que se está haciendo con la 'operación Chamartín', los desarrollos del sureste o cómo se ha trabajado la distribución general de la ciudad. También estamos muy descontentos con la falta de vivienda social. Distinto es cómo se han abordado políticas medioambientales muy valientes. Si alguien se podía imaginar en 2015 que la ciudadanía iba a estar convencida de que había que poner freno al coche porque nuestra salud estaba en juego, habríamos pensado que nos estaba engañando. Hoy hay una convicción generalizada de que la ciudad hay que limpiarla. Eso, por ejemplo, es un logro de este Gobierno.

¿Cómo valora la FRAVM el proyecto de APR Centro, conocido como Madrid Central?
Es imprescindible. La contaminación está destruyendo el patrimonio. Cuando dentro de 20 años una fachada de granito se esté deshaciendo, nos llevaremos las manos a la cabeza y nos preguntaremos por qué no se hizo antes. Es una medida necesaria, imprescindible y también valiente. Querríamos que hubiese llegado mucho antes. En general, muchas cosas del Ayuntamiento están llegando más tarde de lo que esperábamos.
"La APR Centro es una medida necesaria, imprescindible y valiente"
Los distritos de la periferia se quejaron del protocolo anticontaminación. ¿Son suficientes los cambios anunciados?
Lo mejor es la capacidad que se ha tenido para evaluar su funcionamiento e incorporar mejoras. Una ciudad tan compleja en lo ambiental como Madrid no puede tener una norma inmutable. Estoy convencido de que las mejoras que se van a implantar no serán suficientes y en el futuro habrá otras. De momento, por ejemplo, es una buena noticia que se vayan a incluir necesidades de los barrios que no están en el centro. Necesitamos no respirar ese aire cuando la ciudad se colapsa ambientalmente.
¿Qué harían ustedes con el turismo en general y los pisos turísticos en particular?
Estamos satisfechos con las medidas que está adoptando el Ayuntamiento, pero hay que trabajar mucho más. Madrid no necesita convertirse en una ciudad de cartón piedra. El centro tiene que ser residencial. La medida fundamental es aumentar el número de inspectores para identificar los pisos ilegales y cerrarlos. Ahora bien, las competencias en turismo son de la Comunidad, que tendría que abrir una línea fuerte de inversión a la ciudad de Madrid para que tenga un cuerpo de inspección suficiente. Y hacer lo mismo con otros municipios susceptibles de sufrir el mismo problema, como Alcalá de Henares, Aranjuez o Chinchón. Como nos descuidemos, terminarán siendo parques temáticos.
"No tener un calendario de cierre para la incineradora de Valdemingómez nos genera ansiedad"
Otra de sus grandes 'batallas' pasa por Valdemingómez...
El Ayuntamiento ha avanzado en la implantación de medidas contra los olores y estamos notando mejoría. Además, ya no se libera ningún gas de las plantas de biogás a la atmósfera. Pero quedan las medidas gruesas. En poco tiempo deberíamos tener las licitaciones de las primeras obras. No sabemos si serán suficientes, pero vemos un compromiso del Ayuntamiento en la solución del problema. Sin embargo, si hablamos de incineración, que no tiene nada que ver con los olores, seguimos esperando que el Ayuntamiento termine de elaborar su plan de residuos, que tendrá que determinar si es capaz o no de cerrar la incineradora. Si la incineradora termina su contrato en 2020, tendría que tener un calendario de cierre. Todos los estudios nos dicen que la incineración es mala para la salud. La ciudad tienen que prescindir de una fuente de insalubridad a la mayor brevedad posible, pero tiene que tener un sistema para tratar sus basuras. No tener un calendario de cierre nos genera ansiedad.
¿Cómo valoran la participación ciudadana impulsada desde el Ayuntamiento de Madrid?
Por una parte estamos satisfechos y por otra no. El diseño ha ido dirigido a la política más cercana. Se han hecho grandes esfuerzos por acercar la participación a toda la ciudadanía, pero en muchos casos no se ha acertado. Por ejemplo, en tema de presupuestos participativos quienes están participando más o quienes están sacando un beneficio de la participación son las clases sociales más pudientes. Es decir, está siendo una participación indirectamente clasista. Eso hay que resolverlo. El modelo es necesario, pero falta participación en política más global, como por ejemplo la 'operación Chamartín'. En los temas que realmente pueden cambiar la ciudad la participación es testimonial. El Ayuntamiento tiene que mejorar mucho.

¿Qué espera la FRAVM de Ángel Garrido como nuevo presidente de la Comunidad?
Vamos a no ser ingenuos: a Garrido le quedan nueve meses para cumplir el expediente. Aunque cambie algunas cosas, lo normal es que en muchos asuntos haya continuidad. Pero de ahí a esperar grandísimos cambios es ingenuo, máxime cuando él ha expresado tantas veces su conformidad con Cristina Cifuentes. Era nuestro interlocutor durante la etapa anterior y esperamos que lo siga siendo. Le pediremos pronto una reunión.
¿Cuáles son las necesidades más acuciantes de la región?
Siempre hemos planteado a la Comunidad la necesidad de una ley de barrios, que, basándose en una batería de indicadores de vulnerabilidad, active de manera poco menos que automática intervenciones de la Administración si se alcanzan unos umbrales. Es decir, si en una zona de la región se da, por ejemplo, un índice de absentismo escolar, de violencia machista, de desempleo o de cualquier otra situación preocupante, no haya que esperar a hacer grandes debates y planes para atajar los problemas. Además, tiene muchísimo que hacer en materia de participación ciudadana. Es testimonial, se cubre el expediente. ¿Dónde está el problema en rendir cuentas con la ciudadanía y que haya soluciones mucho más pactadas?
¿Qué balance hace de lo que llevamos de legislatura?
Creo que este mandato en la Comunidad ha sido muy poco productivo. No ha habido movimiento, sino continuidad. Llevamos tres años viendo el desencuentro aparente entre Ciudadanos y el PP, y con eso básicamente es con lo que nos han entretenido. No ha habido ninguna gran medida. Los colegios no están construidos, en materia sanitaria se ha seguido privatizando de tapadillo, la deuda ha seguido creciendo, en Metro se han abordado algunas obras pero se sigue sin cubrir el 100 por cien de las estaciones con ascensores, ahora ha surgido el tema del amianto... Da la sensación de que lo hecho se ha ido haciendo a golpe de urgencia. No hay una estrategia clara. Estamos ante un Gobierno que no avanza y que no es efectivo.