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El alcalde, José Luis Martínez-Almeida, junto a la vicealcaldesa, Begoña Villacís.
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El alcalde, José Luis Martínez-Almeida, junto a la vicealcaldesa, Begoña Villacís. (Foto: Chema. Barroso)

Un año del tándem Almeida-Villacís en Cibeles: una unión reforzada ante la crisis

lunes 15 de junio de 2020, 15:45h

Las cábalas fallaron. También los sondeos. Contra todo pronóstico, el Partido Popular recibió en las urnas el 26 de mayo de 2019 la llave para recuperar uno de sus feudos históricos: el Ayuntamiento de Madrid. José Luis Martínez-Almeida, un candidato con escasa proyección nacional entonces, lideró el retorno del PP a Cibeles cuatro años después pese a no superar en votos a Manuela Carmena. Ahora, 12 meses más tarde, despunta como uno de los líderes políticos más alabados por su gestión de la pandemia.

El alcalde de la capital, a quien se le presuponía falto de carisma y liderazgo, se ha esforzado en desmontar esta imagen y se ha ganado el favor de los madrileños por su proactividad ante la crisis y su apuesta por el diálogo con la oposición. Una línea política, esta última, auspiciada por la vicealcaldesa, Begoña Villacís. Juntos han formado una dupla de Gobierno con más encuentros que desencuentros, a diferencia del ‘matrimonio’ Ayuso-Aguado. Una unidad, con excepciones, reflejada tanto en la destrucción del ‘legado Carmena’ como en las políticas adoptadas para reactivar la ciudad tras la Covid-19.

El 15 de junio, Almeida recibía el bastón de mando después de acordar con Ciudadanos la formación de un Ejecutivo bicolor y de recabar el apoyo de Vox y, en tan solo unos meses, dinamitaron parte de los proyectos de Ahora Madrid. Al cierre de la emisora municipal M21, denominada por sus detractores como ‘Radio Carmena’, se sucedió el apagado de los semáforos de la A-5, promesa electoral de ambas formaciones. Más tarde se dictaría la cancelación de los Presupuestos Participativos y la paralización del memorial de La Almudena.

Por el contrario, la prometida reversión de Madrid Central no se materializó. El Ayuntamiento se topó con la Justicia, que paralizó la moratoria de multas dictada por el Consistorio, y diseñó un plan anticontaminación alternativo: Madrid 360. Esta nueva estrategia descafeinaba la anterior al plantear la entrada de los coches con etiqueta C en la APR de Centro, una medida que no suscribió Ciudadanos y que supuso la primera disonancia entre los socios de Gobierno.

Sí coincidieron en la puesta en marcha de dos líneas de autobuses ‘cero emisiones’ gratuitas, que desde febrero atraviesan la ciudad uniendo grandes intercambiadores de transporte. También han desencallado juntos proyectos históricos como la aprobación definitiva de Madrid Nuevo Norte o las obras en la Plaza de España. Además, han orquestado el soterramiento de la A-5, uno de los ‘buques insignia’ de la legislatura al que ya han dado luz verde y cuyas obras se prevén para febrero de 2022.

La buena sintonía reinante entre Almeida y Villacís sufrió otro bache con el anuncio de la construcción de un parking subterráneo junto al Retiro enmarcado en la remodelación de la Avenida Menéndez Pelayo. Sin duda, el proyecto que mayor rechazo ha despertado en la ciudadanía en lo que va de mandato. Ciudadanos se desmarcó del mismo y avanzó su voto en contra, una circunstancia que obligó al PP a abrirse a redimensionarlo pero, en ningún caso, a renunciar a él.

Voluntad de pacto

El inicio de la pandemia cortó de raíz la polémica y ambos partidos comenzaron a trabajar como un solo núcleo para afrontar la crisis sanitaria, social y económica sobrevenida. De hecho, convinieron en hacer partícipes a todos los grupos municipales en la reactivación de la ciudad en la desescalada. Lejos de iniciar una batalla descalificativa, común en el Congreso de los Diputados, la oposición demostró lealtad y confianza en el equipo de Gobierno, un respaldo crítico que el Ejecutivo local correspondió con un tono conciliador y voluntad de alcanzar un acuerdo conjunto para la reconstrucción de la capital.

Las mesas de trabajo para consensuar las medidas a aplicar para que Madrid se sobreponga al varapalo de la Covid-19 se han iniciado y, de cumplirse el plazo marcado, en julio se conocerá si las negociaciones han llegado a buen puerto. En caso afirmativo, José Luis Martínez-Almeida pasará de ser ‘azote’ de la oposición a compañero de pacto. Todo un reto por las antípodas ideológicas que los separan y por la dramática situación a combatir, con unas ‘colas del hambre’ que han empañado en parte una gestión de la crisis solvente.

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