11/10/2016@08:04:00
El complejo de la calle Toledo estaba llamado a ser la gran promesa urbanística de toda una generación de jóvenes parleños que se lanzaban a la vida. Hoy, aquella mole gris de torreones diseñados con tiralíneas hacina a 1.200 residentes, la mitad menores de edad. Las quiebras de la constructora y del banco que la avaló hace media década terminaron por extender una barra libre para las ocupaciones. Estos días, la situación ha llegado al límite con el corte del suministro de luz. Algunas voces piden mano dura contra lo que consideran un privilegio consumado y un foco de inseguridad. Sin embargo, nadie se atreve a desalojar el bloque. Nadie sabe qué pasaría después.