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Los vecinos piden la colaboración de todas las administraciones involucradas en la solución.
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Los vecinos piden la colaboración de todas las administraciones involucradas en la solución. (Foto: Javier Bernardo)

Narcoalmacén en la calle Palma: "Malasaña está volviendo a ser lo que fue y lo que había logrado superar"

Por Hayda Ramos
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hramosmadridiarioes/6/6/18
viernes 07 de diciembre de 2018, 06:52h
La presencia de drogas en Malasaña da un paso más. O, al menos, diferente. Al narcopiso de Tesoro 28 y el narcolocal de San Joaquín 12, ambos desmantelados y tapiados en las últimas tres semanas, se suma un narcoalmacén: varios vecinos han detectado que un domicilio del número 7 de la calle Palma está siendo utilizado para la distribución de drogas.

Los narcoproblemas en Malasaña tienen 'nueva' dirección. En Palma 7 no se consume droga, pero se almacena y se distribuye. Es la denuncia que trasladan a Madridiario vecinos de la zona, que comienzan así su relato. "El edificio es nuevo, de pequeños apartamentos con muy buenos acabados. Tenemos garaje, trastero y piscina. El alquiler es caro; quienes vivimos aquí somos profesionales que trabajamos fuera todo el día".

Un oasis en el corazón de Centro cuya paz empezó a romperse "a finales de la pasada primavera". Pero no por una okupación, sino por un alquiler. Los interlocutores de este periódico, residentes en el entorno, acceden a hablar si se guarda su anonimato. Tienen "miedo", dicen que "la situación es esperpéntica" y "por la noche da terror".


Violencia de género... "y algo más"

"Por diversos comportamientos", desde la llegada de la pareja en cuestión pensaron que "la situación no era normal". Transcurrió el tiempo hasta que un día acudió la Policía. Era la primera vez de muchas. Tantas que "está aquí todas las semanas". ¿La razón? "Él le pega a ella, las peleas son constantes e incluso le han visto sacándola del ascensor a golpes". Los vecinos marcan el 091 "en cuanto pasa algo". Y no solo ellos: "En una ocasión casi la tira por el balcón; alguien que pasaba por la calle llamó a la Policía".

En verano percibieron que "había algo más": "Nos damos cuenta de que las peleas también se producen en un cuarto de baño que hay en la zona de la piscina. Pero no con ella; un día se encerró allí con un individuo y estuvieron gritándose una hora". Después llegaron "las visitas a la piscina en horas intempestivas" y a "espacios comunes y pequeños", como el cuarto de basuras, "donde huele fatal; allí también se ha metido a discutir".


"Prefiero que haya dos o tres yonquis"

Lo peor llegó con el fin del verano, una noche en la que, "a las dos de la madrugada, alguien entra en la zona de la piscina buscando algo entre los arbustos con la linterna del móvil". Desde entonces la puerta de acceso fue destrozada tres veces en pocos días. El primer arreglo supuso 5000 euros, así que finalmente "se opta por dejarla abierta": "Si va a seguir entrando, al menos que no nos cueste dinero".

El miedo y la preocupación no dejan de crecer. "Por la noche ya no entro tranquilo en el portal, no sé qué me voy a encontrar ni cómo pueden reaccionar. Prefiero que haya dos o tres yonquis. ¡Si hasta ha roto un cristal blindado del descansillo con una barra!". Los residentes en el inmueble esperan la instalación de cámaras de videovigilancia, ya aprobadas por los administradores, en varias zonas comunes.

El dispositivo que ya funciona es el que enfoca a la puerta del apartamento en cuestión, puesto por los propios inquilinos "sin permiso". "Desde verano tenemos claro que son narcos". Pero, a partir de ahí, "nada tiene lógica". Habida cuenta de las "constantes visitas de la Policía por los continuos episodios de violencia machista", los residentes en el entorno sospechan que "este individuo tiene las drogas repartidas por el edificio".


"¿Por qué no realiza eso mismo en su casa?"

El foco vuelve a la piscina, que da al interior: "Es consciente de que retumba, por lo que es muy sigiloso, solo ilumina la zona con la linterna del móvil y pasa por debajo de los balcones": "Busca la droga entre los arbustos, coge lo que necesita y lo vende en el cuarto de basuras, en el de contenedores o en el baño de la piscina".

Ahí radica la principal diferencia con respecto al narcopiso de Tesoro 28 o el narcolocal de Joaquín 12, desmantelados y tapiados en las últimas semanas: Palma 7 "no es lugar de consumo, sino, presuntamente, de distribución a camellos". "Es cierto que no podemos probar lo que hacen, y eso tendrá que investigarlo la Policía, pero ¿por qué no realiza eso mismo en su casa?". Las visitas relacionadas con las drogas aquí son "semanales", con "caras que repiten" y "discusiones muy desagradables".

La situación resulta "chocante": "Si haces algo malo, intentas pasar desapercibido; sin embargo, tiene a la Policía aquí continuamente por maltratar a su pareja. No es normal. Tenemos una suposición, una intuición y vemos cosas raras. Queremos que se investigue y que se tomen medidas. Tenemos miedo".

Había quien pensaba comprar el piso que ahora tiene alquilado. Pero ya no: "Si esto sigue así, la zona se devaluará mucho". Las luces de alarma se encienden en Malasaña: "El barrio está volviendo a ser lo que fue y lo que había logrado superar".

"Hay que intentar que no sea un problema que se cronifique"

"Es evidente que el tráfico de drogas en el centro de la ciudad es un elemento novedoso o, al menos, con esta incidencia en la vida de las comunidades, de nuestras calles y de nuestros barrios", diagnostica Jordi Gordon, que manifiesta su temor a "que pueda crecer e instaurarse". "Hay que intentar que no se cronifique", avisa, al tiempo que reconoce "voluntad de combatirlo". Pero, insiste, "aún es insuficiente", por lo que pide "implicación a todas las administraciones que tienen competencias para resolver esto".

El presidente y portavoz de la Asamblea Ciudadana del barrio de Universidad (Acibu) lanza otra advertencia: "En los últimos días hemos detectado ofrecimiento de drogas en la calle", ante lo que exige "una respuesta rápida". "Nos han dicho que gente que operaba en Lavapiés se ha trasladado a Malasaña", cuenta Gordon, que aplaude "la batalla que se está dando".

"El narcopiso de Tesoro se prolongó muchísimo, pero ahora todo va muy rápido, lo que demuestra que el Ayuntamiento puede abordar la situación". En conversación con Madridiario, el representante vecinal vuelve a pedir "un compromiso global y un plan de choque integral" para evitar la 'muerte' de Malasaña: "No pedimos imposibles; somos sensatos".

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