17/05/2018@08:25:35
Ya se sabe que en el país de los ciegos, el tuerto es el rey. Traducido a la crítica taurina significa que en tantas tardes isidriles que llevamos con poco que destacar, salvo Ureña, Fortes y Román y un par de toros, cuando se alumbra más toreo y no decae el interés todo parece perfecto. No es que haya que aplicar eso de que 'de torería y santidad, la mitad de la mitad', no. Pero simplemente que el balance triunfal de tres orejas, tres -las de Ferrera y Talavante indiscutibles-, algo tan difícil de hallar en las estadísticas venteñas, no significa que fuera un festejo memorable. Sólo que los extremeños aprovecharon los nobilísimos toros de Núñez del Cuvillo y Manzanares ni siquiera eso.