El parque de la Quinta de Torre Arias es el único de toda la ciudad que sigue siendo de gestión 100 por 100 pública, un modelo que el Ayuntamiento de José Luis Martínez Almeida y Begoña Villacís planea cambiar. El nuevo contrato de servicio de Conservación Integral de Parques y Viveros Municipales que se tramita en el Palacio de Cibeles implica la introducción de empresas y personal privado, algo “totalmente innecesario” por el aumento de gasto que trae consigo, según los jardineros públicos y miembros de la Plataforma Ciudadana Quinta Torre Arias.
Desde 2014, unos 11 empleados públicos se dedican a mantener y cuidar los jardines, los caminos y las dos hectáreas de huertas que se hallan en este parque histórico de la capital, otrora tierras y palacio propiedad de los condes de Torre Arias. A pesar de que no existe riesgo alguno en cuanto a la continuidad de sus empleos, ya que son funcionarios del Ayuntamiento de Madrid, estos trabajadores advierten de que el avance de la “privatización” puede acarrear un perjuicio en la conservación, además de un “derroche” de dinero público.
“Ya tiene una plantilla municipal y van a meter un contrato para que aquí vengan trabajadores de una empresa privada de manera esporádica porque seguramente no van a tener una plantilla fija ya que los van a desplazar de otros jardines para que hagan aquí trabajos puntuales. Pensamos que va a ser perjudicial en la conservación del jardín, que va a haber un detrimento en la conservación y que va a haber una duplicidad en el gasto”, explica Daniel Liébana, jardinero municipal destinado en Torre Arias y secretario de la Plataforma Ciudadana.
El Ayuntamiento defiende el modelo mixto
Fuentes del área de Medio Ambiente dirigido por el delegado Borja Carabante explican a Madridiario que uno de los principales objetivos del nuevo contrato es mejorar la conservación de todos los parques y jardines históricos, incluida la Quinta de Torre Arias. Así, por un lado, insisten en que la totalidad de la plantilla de 11 jardineros seguirán en ese parque, aunque concentrados en las dos de las 18 hectáreas de esta zona verde que están dedicadas a huertas hortofrutícolas; por otro, y precisamente para mejorar la conservación de las otras 16 hectáreas, argumentan que esta Quinta “tiene un potencial de conservación del mismo nivel que el Capricho, Retiro o Casa de Campo”, un potencial que requiere de un “mantenimiento integral, no exclusivamente jardinero”.
"Quieren aburrirnos"
Para alcanzar ese nivel, desde el Consistorio explican que se hace necesario mantener el alumbrado, las redes eléctricas, las de saneamiento, las fuentes ornamentales, el mobiliario urbano y el equipamiento, los elementos de obra civil (puentes, construcciones, muros), los cerramientos y elementos de cerrajería, incluso las edificaciones, así como multitud de elementos históricos y de otros elementos que “actualmente no es posible hacerlo”. Para ello, se ha decidido que es imprescindible contar con “profesionales especializados” para el mantenimiento de las diversas instalaciones, “no incluidas en las labores de jardinería”. Así, “las prestaciones de una empresa externa en la Quinta se han consensuado en varias reuniones con la plantilla municipal de jardinería, estando la mayoría de acuerdo con el reparto de actuaciones propuesta y que ha quedado plasmado en el pliego de prescripciones técnicas del nuevo contrato”, argumentan estas mismas fuentes.
Con estas razones justifica el Ayuntamiento la entrada de personal privado y la limitación casi en exclusiva de los 11 jardineros municipales a la zona de huertos que comprende unas dos hectáreas. Esta “exclusividad parcial” se debe a que, por otra parte, este personal municipal también realizará otras labores como: el mantenimiento de praderas con siegas en verde y en seco en las zonas marcadas, el recorte de setos, la protección biológica integrada y las visitas guiadas y atención a grupos organizados. Para cimentar aún más estos argumentos, en el informe de justificación realizado para el nuevo contrato concluye lo siguiente: "al no disponerse, por parte del Ayuntamiento de Madrid, de medios propios suficientes para la realización del servicio objeto de la presente contratación -tanto de personal como de medios mecánicos y auxiliares-, se hace necesaria la contratación del mencionado servicio".

Es un “arrinconamiento”, dicen los jardineros municipales
“Con los nuevos pliegos se pretende apartar a esta plantilla municipal a un mínimo espacio de 2 hectáreas del parque, la zona dedicada a los huertos, cuando durante los últimos 8 años ha sido este personal el que ha acometido la totalidad de las labores de jardinería, además de su recuperación y únicamente habría que seguir dotando al parque de los medios necesarios, tanto humanos como materiales”. Este es el planteamiento fundamental de la Plataforma Ciudadana Quinta Torre Arias, que teme problemas más profundos en esta senda de “privatización”.
Según Liébana, que los 11 jardineros municipales que trabajan en este parque pasen de gestionar solo 2 de las 18 hectáreas totales va a tener un efecto negativo entre esta cuadrilla, aparte de la posibilidad de la pauperización del estado de la Quinta. “Se nos pasa a dos hectáreas en exclusiva, por esa cuenta vamos a estar mano sobre mano prácticamente. Podremos hacer trabajos más especializados, sí, pero es un arrinconamiento de los trabajadores municipales para que nos aburramos y nos cansemos de estar aquí sin hacer nada, con el objetivo último de vaciar el servicio”, reflexiona este jardinero que lleva 17 años trabajando en el Ayuntamiento de Madrid.
"Quieren acabar con los jardineros municipales"
El otro gran aspecto que critica tanto la Plataforma Ciudadana como este jardinero es el apartado económico que implica el modelo mixto. Según los pliegos de condiciones técnicas del nuevo contrato que está en fase de licitación y que entrará en vigor el próximo mes de junio, el Ayuntamiento de Madrid destinará unos 72.629.642 euros para la empresa que consiga la gestión de la Quinta de Torre Arias y de otros cinco parques históricos. En concreto, esa cantidad irá destinada a la conservación y mantenimiento del Parque del Oeste, que incluye los Jardines del Templo de Debod y Príncipe Pío, la Quinta de los Molinos, el Jardín “El Capricho” de la Alameda de Osuna, la Quinta de la Fuente del Berro, así como el Parque de la Dehesa de la Villa.
Debido a la redacción del contrato y los pliegos, es imposible conocer qué parte de esos 72 millones de euros se corresponde únicamente con la Quinta de Torre Arias. Sin embargo, para Liébana esto supone una mala gestión de los recursos públicos ya que se incrementa el gasto para la conservación de un parque que ya estaba lo suficientemente bien conservado. Según su criterio, este cambio de modelo en el último parque de gestión directa que queda en Madrid responde a una estrategia de “agotamiento” del servicio de jardinería municipal.
“Esto sirve para, al final, justificar que tiene que ser privatizado y que tiene que desaparecer porque cada vez más somos una plantilla residual, que así es como nos llaman. Ahora somos cerca de 200 trabajadores en Medio Ambiente y hace 15 años éramos el doble. La gente se va jubilando y no se renuevan las plantillas, entre eso y la precarización de la maquinaria, los vehículos y las herramientas hacen que el servicio no funcione bien”, asegura Liébana, a quien la decisión sobre la gestión en la Quinta de Torre Arias le parece “el remate”. “Cuando llegan con un nuevo contrato y una empresa privada a echarte de un lugar en el que somos más que suficientes, lo único que haría falta aquí es una mejor inversión en herramientas, nada más”, lamenta este jardinero.