TAL DÍA COMO HOY
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Miguel de Unamuno en 1925. (Foto: Agence de presse Meurisse (Dominio Público)) |
El destierro de Unamuno que transformó Fuerteventura
Por MDO
miércoles 21 de febrero de 2018, 07:54h
Tal día como hoy hace 94 años, Primo de Rivera desterró a Miguel de Unamuno a la isla de Fuerteventura.
«Ilustrísimo señor: Acordado por el Directorio Militar el destierro a Fuerteventura (Canarias) de don Miguel de Unamuno y Jugo, Su Majestad el Rey (q. D. g.) se ha servido disponer: Primero: Que el referido señor cese en los cargos de vicerrector de la Universidad de Salamanca y decano de la Facultad de Filosofía y Letras de la misma; y Segundo: Que queda suspenso de empleo y sueldo en el de catedrático de dicha universidad».
Así fue la providencia que recibió el escritor y filósofo Miguel de Unamuno el 21 de febrero de 1924. La sentencia, que también suponía la clausura del Ateneo de Madrid, fue firmada por Primo de Rivera debido a la mala relación existente entre ellos. Pese a su repulsa por los ilustrados de la Restauración, el régimen que los sustituye le parece un atropello y no duda en transmitirlo.
Nacido en Bilbao en 1864 y afincado en la Universidad de Salamanca, de la que era vicerrector, este posicionamiento cambió su vida y la isla a la que fue trasladado, Fuerteventura.
Solo pasó allí casi cuatro meses pero todos esos días fueron un regalo para el escritor. La idea que se tenía en aquella época de esta tierra sólo hablaba de pobreza y sequedad. Tanto, que hasta las demás islas les repudiaban, firmando una leyenda negra. Así, fue Unamuno quien levantó su pluma para escribir bonitas letras sobre aquella tierra, que presenta como trascendente y cautivadora.
Además, gracias a la amabilidad de sus vecinos -encantados por tener allí a un afamado intelectual-, encuentra acomodo rápidamente haciendo lo que le llena. “En mi vida he dormido mejor. ¡En mi vida he digerido mejor mis íntimas inquietudes!", asegura en una carta en el periódico Nuevo Mundo de Madrid.
Este amor no termina nunca pero se toma un tiempo: el 9 de julio, Unamuno es indultado pero se destierra voluntariamente a Francia. No es hasta el año 1930, año en el que cae la dictadura de Primo de Rivera, hasta que vuelve a Salamanca, donde es recibido con vítores.