Varios centenares de padres, madres, alumnos y profesores se han manifestado a las puertas del Ayuntamiento de Alcorcón para pedir más recursos y aulas para la escuela infantil pública. (Foto: Kike Rincón)
Las familias de Villa de Vallecas o Butarque en Madrid capital y los municipios de Alcorcón y Móstoles, entre otros, tienen problemas para escolarizar a sus hijos. La Comunidad asegura que garantiza una plaza pública a todos los madrileños, pero muchos tienen que abandonar sus barrios y distritos u optar por un centro concertado.
Este miércoles salen las listas definitivas de admitidos en los centros educativos y antes de que llegara este momento ya se acumulaban las quejas de algunos barrios y municipios sobre la oferta educativa en la Comunidad de Madrid. Las familias que no tengan centro en primera opción pueden acudir a los servicios de apoyo a la escolarización para la asignación de plazas. La Comunidad garantiza la escolarización de todos los alumnos en centros públicos, según destacan fuentes de la Consejería de Educación, pero algunas familias tienen que desplazarse lejos de sus casas. El año pasado un 93,27 por ciento consiguió la primera opción que solicitaba, pero el resto tuvo que buscar alternativas. Hay barrios con arrastran problemas de escolarización, como Butarque (Villaverde) o el Pau de Vallecas. Pese a las nuevas 7.280 plazas nuevas que habrá el próximo curso, los problemas persisten e incluso empeoran en algunas zonas como Alcorcón. Además, las familias critican la política educativa de aglutinar varias líneas en unos centros, mientras otros las van perdiendo, pues consideran que rebaja la calidad educativa. CCOO, por su parte, ha pedido más transparencia y ha judicializado estos cierres al considerar que había demanda y que supone un trasvase de fondos públicos a intereses privados, “vulnerando su propia normativa de libre elección”. “En los colegios públicos e institutos de la Comunidad de Madrid no hay saturación, masificación o ratios que incumplan la ley”, afirma la Consejería de Educación. El próximo curso Madrid ofertará 62.000 plazas para alumnos de 3 años, de ellas 36.000 corresponden a centros públicos; y 26.000 a concertados. Estos son algunos de los barrios y municipios con más problemas:
Butarque (Villaverde)
“Llevo diez años intentando escolarizar a mis hijos en centros públicos y no hay plazas”, asegura Carmen Cuevas, presidenta del ampa del Colegio Europa, un centro concertado donde muchas familias de Butarque escolarizaron a sus hijos al no haber colegios públicos. Ahora hay dos y se está construyendo un instituto, pero ni aunque concluyan las obras de la segunda fase en septiembre, algo sobre lo que los vecinos tienen dudas, los niños de este barrio tienen garantizada una plaza en él. El IES se planificó por fases, pero no se ha contado con los alumnos que salen del centro concertado, montado por profesores cuando vieron la ausencia de dotaciones públicas, en ESO y quieren hacer Bachillerato. Además, el instituto del distrito, El Espinillo, tampoco tiene capacidad para ellos, según las asociaciones de padres del barrio. “No nos va a quedar más opción que dispersarnos o ir a centros concertados”, indica Cuevas. Hay 47 alumnos de Bachillerato afectados y alrededor de 30 de ESO sin plaza en las primeras listas de admitidos. El barrio se encuentra bastante aislado y mal comunicado, por lo que es “complicadísimo” poder llevar a sus hijos a colegios en otros puntos de Madrid sin vehículo privado. Algunos estudian en otros municipios. “Estamos muy desesperados”, aseguran.
Alcorcón
En Alcorcón, antes de abrirse el periodo de escolarización, se han cerrado siete aulas de 3 años, la edad en la que los niños entran a los colegios, al segundo ciclo de Infantil. Existen plazas en centros públicos para garantizar la escolarización de todos los niños, pero las ampas de siete colegios han comenzado una campaña para exigir que se reabran las aulas cerradas, pues aseguran que hay peticiones suficientes para abrirlas. En cambio, por el momento la Comunidad ha ofrecido más aulas en otros centros. “Se están saturando algunos centros mientras otros se están quedando vacíos”, señala Victoria Sánchez, del ampa del CEIP García Lorca. “Cuando se suma una línea, el primer año supone un aula más, pero cada año va aumentando progresivamente, así se pierden espacios comunes, como las bibliotecas, aulas de desdoble o de psicomotricidad, además de profesores y recursos”, explican desde el ampa. “Al final es un proceso por el que los centros que han dejado con una sola línea mueren”, prevé Sánchez. “Se tiene que garantizar la escolarización en unas condiciones aceptables”.
Villa de Vallecas
Los nuevos desarrollos de Vallecas arrastran un déficit de dotaciones públicas. Este mismo curso se abrió un nuevo colegio público, el José de Echegaray, pero las ampas del barrio aseguran que ya está masificado incluso con la ampliación prevista para el próximo curso. Algo parecido sucede en otros colegios del barrio y ponen como ejemplo el Agustín Rodríguez Sahagún, donde llevan 6 años sin biblioteca, aula de música o informática. La Comunidad destaca las inversiones recientes y asegura que hay 107 plazas vacantes de 3 años en este barrio, pero desde la asociación vecinal recuerdan que hay 219 familias sin plaza. “¿Por qué no puedo tener plaza en el colegio que está al lado de mi casa?”, se pregunta Raquel Hernández, una de las madres afectadas.
Móstoles
Los problemas de escolarización en Móstoles se centran sobre todo en la zona del PAU-4, donde “se tendría que haber hecho un colegio en 2009”, según Carmen González, responsable de enseñanza de CCOO en la zona Sur. La parcela ya está cedida por el Ayuntamiento. Además, según denuncia, se optó por impulsar un centro concertado en la zona, pero por problemas legales tampoco ha salido adelante. Con esta situación, hay muchos vecinos que no pueden llevar a sus hijos al colegio que quieren, además de “un desequilibrio por zonas”. González señala que hay colegios cercanos preparados para ser línea 2, a los que se van añadiendo grupos a la vez que pierden bibliotecas, salas de profesores, etcétera. El caso más excepcional es el Juan Pérez Villaamil, con ocho grupos. Mientras otros que podrían ampliar sus líneas no lo hacen. “Existe un grave déficit”, resume.