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Trabajadores de las escuelas municipales de música protestan por el nuevo proyecto que pretende implantar el Ayuntamiento de Madrid.
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Trabajadores de las escuelas municipales de música protestan por el nuevo proyecto que pretende implantar el Ayuntamiento de Madrid. (Foto: Kjell Salters)

La música lucha por su pan

Por Enrique Villalba
viernes 11 de diciembre de 2015, 07:44h
230 trabajadores de las escuelas de música municipales trabajan a contrarreloj para evitar que el Ayuntamiento de Madrid transforme la red externalizada de educación pública musical, un modelo único de Europa que durante la crisis se ha mantenido a costa de buena parte de sus sueldos y condiciones laborales, en otro modelo, también de gestión privada, pero basado en cooperativas, que no contempla su subrogación.

En la puerta de la escuela municipal de música Plácido Domingo, en el distrito de Retiro, suena una melodía que se resiste a ser un canto de cisne. La que toca es María José, una profesora de trompa de dos escuelas de la capital desde hace ocho años que, prácticamente, ha construido de cero el programa musical de este instrumento en la red pública de Madrid. Ha visto cómo las administraciones han destrozado, con la excusa de la crisis, el trabajo de muchos profesionales que, como ella, están luchando por la música de base en la capital. "Me parece insultante, humillante y doloroso que se cuestione por qué los trabajadores tenemos derecho a la subrogación de nuestros empleos cuando llevamos desde 2012 sosteniendo con nuestros sueldos y nuestras condiciones laborales que los madrileños sigan teniendo una red de escuelas musicales públicas de música y danza", explica.

Y es que este servicio municipal, tal y como se conoce, está a punto de saltar por los aires. En julio de ese año, el Ayuntamiento de Madrid, después de asumir las aportaciones que había abandonado la Comunidad de Madrid para sostener las escuelas de música, decidió no seguir aportando dinero a la red, a pesar de tener a dos empresas adjudicatarias contratadas para ofrecer el servicio. El resultado fue que las empresas acordaron seguir adelante, con la inevitable subida de tasas. Un incremento del 180 por ciento en el siguiente curso que provocó que un tercio de los 6.000 alumnos con que contaba la red abandonaran las escuelas. Los trabajadores aceptaron bajas de hasta el 30 por ciento y un expediente de regulación temporal de empleo (ERTE) para que se mantuviese el servicio, reduciendo la subida de tasas a solo el cien por cien. "Se renegociaron las condiciones del currículo, reduciendo las horas educación musical, permitiendo elegir entre formación teórica e instrumento en determinados cursos y resintiendo el papel de las agrupaciones, que es la manera de dar continuidad al proceso educativo y cultural. Podríamos haber hecho los exámenes para entrar en conservatorios privados, pero creemos en las escuelas municipales porque representan un modelo que aúna criterios sociales, educativos, culturales, e, incluso, terapéuticos, y es accesible a todos. Hemos apostado por ello y hemos sostenido sobre nuestras espaldas y nuestros salarios el sistema", explica Laura, profesora de clarinete desde hace diez años, que ha tenido que recuperar clases particulares y conciertos, y asumir que necesita trabajar de lunes a domingo, para salir adelante.

Poco a poco, a base de muchas concesiones laborales y tirando de la lista de espera, el alumnado fue regresando. En 2013, el Ayuntamiento sacó un nuevo pliego en el que endureció las condiciones, exigiendo que la adjudicataria pagase, además, el pago de un canon por uso de las escuelas, por los suministros y por la participación en las agrupaciones. Por el camino, los trabajadores perdieron la antigüedad, renunciaron al cobro del finiquito, dejaron de cobrar las horas no lectivas y se suprimieron los acompañamientos en piano. "Muchos de los instrumentos y materiales que tenemos para las clases están rotos o en malas condiciones", comenta Javier, un ordenanza de las escuelas que sufre una discapacidad y, con 53 años, sabe que el fin de las escuelas tal y como se conocen puede suponerle un futuro laboral incierto.

La aplicación de estos fuertes recortes ha supuesto, más allá de la devaluación del currículo, un cambio de modelo. Los instrumentos más populares, como el piano o la guitarra, cuentan con legiones de nuevos alumnos, en detrimento de los instrumentos minoritarios -cuyas presentaciones ante los usuarios se han reducido a cero por falta de fondos-, muy afectados por la falta de apoyo institucional y el incremento de las tasas. Los profesores han tenido que ponerse a estudiar para hacer ellos los acompañamientos y cubrir las carencias de tiempo dedicado a formación musical que tiene el nuevo modelo pactado con el Ayuntamiento. Pero, sobre todo, ha cambiado el perfil del alumnado. "Los precios ya no son competitivos y está empezando a convertirse en una actividad para personas con determinado poder adquisitivo, pues, a medida que aumenta el nivel, aumenta el precio. Además, que estamos haciendo más horas de las que tenemos contratadas porque, si no, no sale adelante el servicio", comenta Javier. El resultado es que se ha sobredimensionado el número de alumnos de primeros cursos. En su mayoría, niños de entre 4 y 7 años, de los que no está claro hasta qué punto van a llevar sus estudios adelante. "Nos han convertido en una actividad extraescolar cuando el valor que tiene este proyecto educativo, originalmente diseñado por técnicos municipales tiene un fin social mucho más profundo", añade Laura. "Supone un empobrecimiento cultural y la pérdida de un modelo único en Europa", apostilla María José.

Antes de las elecciones municipales de 2015, los trabajadores intentaron que los partidos políticos firmasen un acuerdo de mínimos que contemplase una remunicipalización o, al menos, una financiación a tercios (entre los alumnos, el Ayuntamiento y la Comunidad de Madrid). Partido Popular y Ahora Madrid no firmaron. Tras los comicios, se reunieron con representantes del Área municipal de Equidad, Servicios Sociales y Empleo, del que dependen las competencias de educación. Les trasladaron que la intención es eliminar el cánon a la empresa, financiar en 2016 550.000 euros en suministros, invertir 5,7 millones en la creación de tres nuevas escuelas y bajar las tasas un 20 por ciento. Pero de la financiación para recuperar las condiciones laborales, nada de nada. De hecho, en julio de 2016 vence el nuevo contrato y el Consistorio se plantea, según denuncia el comité de empresa, implantar nuevos pliegos que apuesten por un modelo orientado a la gestión por parte de asociaciones y cooperativas, sin que se contemple la subrogación, ni en el pliego, ni como criterio de puntuación en el concurso. Es más, aseguran que la diferencia de financiación planteada entre ambos contratos es mayor al 50 por ciento. Al parecer, el proyecto contempla la gestión de paquetes de escuelas por distritos educativos o, incluso, por centros de forma individual.

Para tomar una decisión definitiva, el Consistorio creó una comisión de expertos sin que, según el comité de empresa, se revelase quiénes formaban parte del mismo. Según las actas de las reuniones, a las que ha tenido acceso este periódico digital, coordina la mesa una asesora de una diputada regional de Podemos. El Ayuntamiento ha recibido un proyecto de esta mesa de trabajo que, de acuerdo con la versión de los trabajadores, plantea las pautas que prevé poner en marcha Ahora Madrid. "Nos dicen que estamos politizados y que estamos siguiendo el modelo que ha establecido el PP. Solo defendemos nuestro pan, porque hemos apostado por un servicio en el que creemos, con vocación, a costa de nuestro sueldo", agrega Laura. "Vivimos en una inestabilidad laboral constante y muchos de los profesores han tenido que buscarse nuevos trabajos para poder compensar las pérdidas salariales que hemos sufrido", concluye María José.

En el pleno del mes de noviembre, los trabajadores interpretaron ante el Palacio de Cibeles 'The show must go on', del grupo británico Queen. Trataban que el Gobierno municipal atendiese sus peticiones. La concejala de Equidad, Servicios Sociales y Empleo, Marta Higueras, ha declinado hacer declaraciones sobre el asunto a Madridiario. En apenas once días, se sabrá si el espectáculo de las escuelas municipales de música puede, finalmente, continuar.
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