Los vecinos del barrio del Aeropuerto (distrito de Barajas) recibieron hace unos días el enésimo anuncio de rehabilitación del ámbito. Después de cincuenta años de problemas urbanísticos derivados de una deficiente urbanización esperan que las inversiones que han anunciado las administraciones les permitan levantar el vuelo.
El barrio del Aeropuerto tiene un enemigo invisible. El arroyo de Rejas, soterrado, cruza el ámbito generando todo tipo de problemas a su paso. Las casas, pensadas en el momento de su construcción para acoger familias durante apenas cinco años, ya tienen sesenta. Construidas con malos materiales y peor cimentación, son pasto de las grietas (el más afectado es un edificio cuyos cimientos resultaron muy afectados por la demolición y posterior vaciado del suelo en una parcela que contenía una antigua fábrica de productos cárnicos). De hecho, en 1975, cinco bloques fueron declarados en ruina y, tras unas confusas tramitaciones, recibieron cédula de habitabilidad.
Las raíces de las falsas acacias se expanden hacia el agua, levantando el pavimento y rompiendo tuberías y muros de carga. El colector y las tuberías no tienen capacidad para asumir subidas inesperadas de agua. Hasta el punto de que una parcela en el corazón del barrio, en los diluvios estivales se inundó, provocando una riada que se llevó por delante varios vehículos.
Las promesas municipales para recuperar el terreno no han cesado. La última se anunció a bombo y platillo el 2 de marzo de 2007.
Alberto Ruiz- Gallardón, alcalde de Madrid, anunciaba justo antes de las elecciones
un proyecto para
transformar definitivamente el barrio. El plan consistía en la concentración de todos los bloques de viviendas en tres torres de seis pisos con ascensor en la zona que hoy ocupa el campo de fútbol y alrededores. Los vecinos tendrían que pagar solo el aumento de superficie de sus pisos, el garaje y el trastero.
Los costes de urbanización, edificación y construcción de equipamientos correrían a cargo de los promotores privados que comprarían y edificarían oficinas en el resto del suelo del antiguo barrio. La única condición era que todos los vecinos se mostrasen de acuerdo. Y no funcionó. "Nunca dijeron a la gente exactamente lo que tendría que pagar, cuando la mayor parte de los vecinos son personas mayores y/o con pocos recursos. No se nos contó que, aparte de los costes de ampliación de las viviendas, habría que pagar escrituras, plusvalías, impuestos, etcétera. Casi siete millones de pesetas por piso que, muchos, no tenían. Lo que provocó fue un proceso especulativo que ha sido la ruina para los que invirtieron en este suelo", explica
José Luis Cañabate, portavoz de la asociación de vecinos del barrio del Aeropuerto.
El proyecto quedó bloqueado por la crisis y la guerra de guerrillas burocráticas que se hicieron el Ayuntamiento y el Ministerio de Fomento en relación al tema. Finalmente, el Consistorio decidió en 2013 dar un vuelco a la operación, tratando de
repartir las cargas económicas del plan entre las administraciones con la declaración de área de rehabilitación integral (ARI). Poco antes de las elecciones,
el PP prometió dedicar 14 millones al proyecto (10 para urbanización y 4 de ayudas a la rehabilitación para particulares). "Nos reconocían que
el barrio del Aeropuerto se había convertido en el agujero negro del distrito, pero, después de las elecciones, no hemos vuelto a saber nada de esos 14 millones", continúa Cañabate. A finales de 2015, llegó la declaración de ARI. Según informó la Junta de Barajas en Pleno,
las administraciones dedicarán 4,62 millones para la rehabilitación (1,5 millones los dedicará Fomento, pero los períodos de tramitación que han dado, según los vecinos, han sido tan pequeños que va a ser casi imposible que puedan gozar de las ayudas, al menos, en 2016). A ellos habría que sumar 9 millones de euros que, según la asociación de vecinos, el Consistorio se ha comprometido a invertir en el barrio dentro del fondo de reequilibrio territorial (este año solo se invertirán 700.000 euros).
A finales de enero, la concejala presidenta de Barajas,
Marta Gómez, se comprometió a
mejorar la situación de limpieza, arbolado, situación de la edificación, instalaciones de aguas y subvenciones. Y es que, según Cañabate, el barrio solo tiene un barrendero, compartido con la Alameda de Osuna; las raíces de las falsas acacias destrozan los espacios públicos; y el colector y las tuberías de aguas revientan cuando las tormentas llevan en masa el agua que cae en todo el distrito. También sería necesario canalizar el arroyo y reconvertir el barrizal que se inundó en un bulevar con aparcamientos, respetando los retranqueos. Asimismo, habría que estudiar caso por caso la situación urbanística de cada edificio pues
de los 61 portales del barrio solo diez estaban en condiciones en la última inspección técnica, 40 tenían daños en fachadas y movimientos de terrenos, y tres tienen problemas estructurales graves.