José Antonio Martínez Páramo llegó hace a penas dos meses al Ivima, después de ocuparse casi tres años de la dirección del IRIS, en donde ha aprendido la importancia de que la Administración trabaje en cuerpo y alma para 'desmarginar' bajo techo. Dice que se iría hoy mismo a vivir a La Ventilla y cree esencial escuchar las sugerencias de los vecinos "que casi siempre tienen razón". Además, no hay duda de que ve la asignatura pendiente del Instituto que ahora gestiona bajo el prisma del Iris: "Hay que conseguir una plena integración de los vecinos conflictivos que a veces hacen la vida imposible al resto".
¿Es más ambicioso ahora el Ivima que cuando se creó?
Sí, es más ambicioso porque los requisitos para acceder a una vivienda del Ivima se han hecho más generosos para que tenga cabida una mayor población y el adjudicatario sea más heterogéneo. De hecho, antiguamente se requería para el acceso a la vivienda el equivalente a un salario de unos 15.000 euros, y por el decreto del 2006 se aumentó el nivel de ingresos familiares hasta casi 25.000 euros con el fin de poder dar cobertura a más gente. De este modo se quiso cambiar la promoción típica del Ivima, homogénea y al borde de la exclusión en muchos casos. Con esto hemos conseguido abarcar a más gente, más variopinta y que unida al Plan de Vivienda Joven hacen que el inquilino tipo del IVIMA se salga del prototipo habitual y sean nuestras promociones muy demandadas por los Ayuntamientos.
¿Qué porcentaje de viviendas del Plan Joven hace el instituto?
En la actualidad está promoviendo en torno a 5.000 viviendas, de las 79.000 que contempla el Plan de Vivienda de Joven y que fue la promesa electoral de la presidenta Esperanza Aguirre para esta legislatura. Del citado plan se ha ejecutado ya un 77% del mismo, lo que equivale a disponer de suelo o tener ya iniciadas unas 61.000 viviendas que otros entes al margen del IVIMA están ejecutando, pues son ya 55 Ayuntamientos los implicados en el citado Plan. También es verdad que hemos sido los más efectivos y los más rápidos porque la primera promoción del Plan de Vivienda Joven que se va a entregar es el día 23 de enero en La Ventilla , y está precisamente promovida por el Ivima.
Hablando de La Ventilla. ¿Lo considera un hito del Ivima?
Hemos hecho muchos barrios de remodelación, concretamente en el decreto del 86 se marcaron ocho, Viña de Entrevías, Caño Roto, Comillas, General Ricardos, Villaverde Cruce, Unidad Vecinal 4 de Entrevias, Almendrales y Ventilla, aunque nosotros hemos sido mucho más ambiciosos y hemos llegado hasta 14, como Fuencarral A y B, Canillas, Alto Arenal, la UVA de Hortaleza y la Parcela “F” de San Blas y le puedo asegurar que yo estoy orgulloso de todos. La Ventilla es un barrio espectacularmente bonito, yo me iría a vivir allí. Pero el otro día estuve en la UVA de Hortaleza, y en Fuencarral y son unos bloques de viviendas espectaculares.
¿La forma de concebir las casas también ha cambiado?
Sí, otra cosa que destacaría del Ivima es la tipología de la vivienda. Antiguamente se buscaba la reducción máxima de los costes, lo que producía el llamado feísmo. Hoy día, manteniendo costes bajo, hemos conseguido, con múltiples ideas y esfuerzos, que los proyectos se doten de un jurado y un concurso de ideas, y otras vías que han hecho que el proyecto que se presente sean atractivos. Ya no son las casas cubo de antes, si no tan atractivas que incluso el pasado año obtuvimos por un jurado de la Dirección General de Arquitectura y Vivienda un premio de diseño en una de nuestras promociones.
¿Cree que desde su cargo se puede imprimir carácter al Ivima?
Sí, te da posibilidades y mucho juego. Yo creo que lo más importante de este cargo es escuchar a las asociaciones de vecinos que son, al fin y al cabo, a los que se dedica el producto. Desde el tiempo que estoy aquí, y mi antecesor hacía lo mismo, hemos tenido siempre muy presente la opinión de los vecinos. Muchísimas veces hemos variado un proyecto por su indicación. Y hemos salido ganando, claro. Le aseguro que empleo el 50 por ciento de mi tiempo es reunirme con ellos, o bien para nuevas promociones en barrios de realojo o bien con antiguas promociones del Ivima que tienen defectos, porque todo con el tiempo se deteriora.
¿Qué responsabilidad conserva el Instituto sobre las casas entregadas?
Nosotros tenemos casas que están en el régmen general de alquiler y por lo tanto somos arrendatarios. Actualmente gestionamos 23.000 casas en alquiler, que es una población de casi 100.000 personas. Lo que queremos es que esas personas que en su día no tuvieron posibilidad de acceder a una casa en el mercado libre, que progresen, por lo que estamos danto la posibilidad de compra a estas familias, empezando por las más antiguas. El resultado es que unas 2.000 familias al año las compran.
¿Cómo busca y encuentra suelo?
Para cualquier promotor, encontrar suelo es cada vez más difícil porque queda menos y porque afortunadamente cada vez está más regulado. Sí es cierto que la Ley de 2001 de la Comundiad de Madrid establece que de cada 100 metros cuadrados de suelo urbanizable los ayuntamientos deben ceder 20 a la Comunidad para la promoción de vivienda pública. Gracias a ello el Ivima está obtenido un porcentaje imporante que va a equivaler de aquí a seis años en torno a unos 45.000 pisos. De la cesión de las redes supramunicipales ya hemos recibido la primera fase, que son las 7.906 viviendas que anunció la presidenta en diciembre y que están repartidas por toda la Comunidad de Madrid. Pero, además, el Ivima compra una media de dos millones de metros cuadrados de suelo al año.
¿Cuál es la asignatura pendiente del Ivima?
Conseguir una plena integración de un tanto por ciento mínimo de vecinos conflictivos que a veces hacen la vida imposible al resto. Por tanto lo que yo creo que nos falta es la creación de un área, dedicada a la integración vecinal y donde podamos tener a un conjunto de trabajadores sociales que acudan a aquellas promociones en las cuales, probablemente por error nuestro, hemos hecho una mala adjudicación de las viviendas. También es cierto que ya hemos empezado a solucionarlo y que ahora mismo hemos contratado a 24 trabajadores sociales cuya labor está dando frutos. Pero para las 23.000 familias no es bastante y se tiene que incrementar.
¿Es que los conflictos son frecuentes?
Las reclamaciones son cada vez menos frecuentes porque intentamos no crear guetos ni concentraciones pero tenemos 23.000 familias en alquiler con un porcentaje no muy elevado pero que puede generar conflictos. Por eso empleo la mitad de mi tiempo de trabajo en solucionar conflictos vecinales.
¿Qué protocolo de actuación siguen?
Enviar un trabajador social, elevar un informe, hacer seguimiento y, en último caso y de persistir el problema, se procede a rescindir el contrato de arrendamiento. Intentamos por todos los medios no optar por esta solución, pero desgraciadamente hay ocasiones que no nos queda otra opción.
Repasemos la labor social del Ivima
Créame si le digo que es infinita. Por dar unas pinceladas promovemos la construcción de residencias de ancianos, otorgamos viviendas por Emergencia Social como el caso de la chica que empujaron al Metro o hemos firmado un convenio con el Ayuntamiento de Madrid para en la Campaña del Frío proporcionar viviendas prefabricadas a los ‘sin techo’ todos los inviernos. También tenemos un convenio con la Consejería de Inmigración para los campamentos rumanos, a lo que tambén cedemos prefabricados. Además enviamos casas prefabricadas a lugares azotados por catástrofes naturales, incluso fuera de Madrid como el caso del tsunami. Además nos estamos desprendiendo de los tres o cuatro mil locales que teníamos en la Comunidad por medio de subastas o adjudicandolos, a ONGs, asociaciones sin ánimo de lucro o asociaciones de vecinos.
¿Qué se plantea el Ivima para el futuro?
Proporcionar una vivienda a la gente que tiene menos recursos, hacer más vivienda para el Plan Joven, seguir haciendo esta política social, continuar destinando pisos tutelados a asociaciones, seguir haciendo residencias de ancianos....
¿Se podría vivir sin el Ivima?
Yo creo que no. Dígaselo a esas 23.000 familias que viven bajo un techo digno gracias al Ivima. Si no existiera habría que inventarlo.