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Pinar de los Belgas, en Rascafría
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Pinar de los Belgas, en Rascafría (Foto: Sociedad Anónima Belga de los Pinares de El Paular)

El futuro del Pinar de los Belgas pasa por tres vías y grandes discrepancias

Por Alba Cabañero Aina
jueves 22 de octubre de 2020, 07:39h

La rica biodiversidad de la Comunidad de Madrid provoca en algunas ocasiones discrepancias sobre su gestión. El Pinar de los Belgas, bosque de pino silvestre en el Alto Valle del Lozoya, en el municipio de Rascafría, es el protagonista de una pequeña batalla que se ha desencadenado por su preservación.

Su superficie de 2.054 hectáreas es una de las masas de pino albar o silvestre más importantes de la Sierra de Guadarrama. En ella alberga ejemplares singulares de gran porte y longevidad y contiene formaciones forestales protegidas como acebedas, abedulares y tejedas centenarias.

Entre la fauna que allí habita se encuentra la colonia de buitre negro más importante de la Sierra de Guadarrama, en peligro de extinción, con 151 parejas, y la segunda de España, después de la del Parque Nacional de Monfragüe (Cáceres).

Por todo ello, es monte preservado y monte protector, según la Ley Forestal y de Protección de la Naturaleza de la Comunidad de Madrid, y está incluido en la Zona de Especial Protección para las Aves (ZEPA) Alto Lozoya, considerado espacio protegido Red Natura 2000, destaca Ecologistas en Acción.

Pinar de los Belgas nevado (Foto: Sociedad Anónima Belga de los Pinares de El Paular)

Por desgracia, todos estos valores medio ambientales no fueron suficientes para que este pinar fuese incluido –y protegido– dentro del Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama.

Este monte es propiedad desde el siglo XIX de la Sociedad Anónima Belga de los Pinares de El Paular que, como denuncia tanto Ecologistas en Acción como casi un centenar de personas pertenecientes a los ámbitos de la investigación, académico, conservacionista y cultural, junto a más de una treintena de colectivos, coordinados por el Equipo RedMontañas, utilizan estos bosques para el aprovechamiento maderero y tala de árboles.

“Un cambio en la normativa desde 2011 permite que se tale con una simple comunicación previa de la propiedad”, lamentan desde Ecologistas en Acción, que inciden en que el uso de la maquinaria pesada –procesadoras y autocargadores, principalmente–, unido a la “inadecuada gestión” del monte, están perjudicando a la fauna y flora de la zona.

“El tamaño, volumen y rigidez de estas máquinas obligan a abrir accesos para su paso y a talar indiscriminadamente a un lado y a otro de los pasos que abre. Resulta muy complejo no dañar ejemplares centenarios o árboles no maderables como los acebos o los abedules. Los procesos erosivos que ocasionan son muy grandes y los restos de ramas abandonadas quedan por todas partes, durante meses, en el monte”, indican a Madridiario desde Ecologistas.

Asimismo, subrayan que el arrastre de la madera y desembosque –sacar la madera de la zona– son también procesos que favorecen la erosión del suelo que han estado llevándose a cabo sin parar desde primavera y durante todo el verano sobre terrenos con regeneración ya conseguida.

“Además, se han derribado árboles monumentales en zonas de grandes claros con un importante impacto paisajístico”, agregan, recordando también que esta maquinaria pesada ha repercutido en el deterioro del Puente de la Angostura, que data del siglo XVI, construido por orden de Felipe II para poder acceder desde su palacio en La Granja de San Ildefonso hasta el Monasterio de El Paular.

Vía número uno: propiedad de la Comunidad de Madrid

Estos problemas y otras cuestiones –bloqueo en la clasificación de las vías pecuarias de Rascafría, intentos de crear zonas de aparcamiento de pago o un coto de caza que tiene limitaciones legales por la servidumbre de pastos con la que cuenta el monte– han hecho que Ecologistas en Acción se dirija a la Comunidad de Madrid para encontrar una solución.

“Estos problemas en la gestión de uno de los montes de mayor valor natural de la Comunidad de Madrid ha creado una importante inquietud social. En tanto siga en manos privadas, el monte seguirá siendo objeto de acciones inadecuadas, por lo que debe ser adquirido por la administración pública”, indican.

Para ello, han solicitado a la Consejera de Medio Ambiente, Paloma Martín, que inicie un expediente de expropiación y proceda a declarar el monte de utilidad pública, además de incluirlo en el área del Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama.

“La importancia de la expropiación es que se inicia con un expediente donde hay que declarar la utilidad pública o interés social del fin a que haya de afectarse el objeto expropiado (artículo noveno de la Ley de 16 de diciembre de 1954 sobre expropiación forzosa)”, explican, remontándose a 1998 cuando la Comunidad llevó a cabo una expropiación de los terrenos de la Estación de esquí Valcotos, en Los Cotos. Estos terrenos, hoy en día restaurados, forman parte del Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama.

Fuentes de la Consejería de Medio Ambiente comentan a este diario que hoy por hoy no tienen previsto adquirir el pinar. “El modelo actual de convivencia puede tener algún tipo de complejidad porque hay aprovechamientos que se limitan y eso perjudica al propietario, porque puede obtener menos recursos porque le es más costosa la explotación, pero cuentan con la ayuda y la coordinación de la Comunidad de Madrid”, añaden.

Asimismo, defienden que gracias a la Sociedad Anónima Belga de los Pinares de El Paular se han conseguido unas altas cotas de nidificación del buitre negro. “Eso conlleva unas dosis de esfuerzo por parte de los gestores del monte, que tienen que limitar las cotas de aprovechamiento a los periodos de cría para no interferir en la reproducción del buitre negro. A eso se une que es una zona muy demandada de uso público porque está en el Valle Alto del Lozoya”, manifiestan desde Medio Ambiente.

Vía número dos: propiedad del Ministerio de Transición Ecológica

Por otro lado, existe un centenar de personas y más de una treintena de colectivos e instituciones vinculadas al mundo científico, académico, conservacionista y cultural, coordinados por Eduardo Martínez de Pisón, Julio Vías y Rosa Fernández-Arroyo, de la Asociación RedMontañas, que piden en esencia lo mismo que Ecologistas en Acción, pero por otra vía. tTodos ellos han firmado un manifiesto en el que solicitan al Ministerio de Transición Ecológica y el Reto Demográfico que adquiera el pinar y así se incorpore al Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama como monte público, con la misma categoría y grados de protección que el monte de Valsaín.

“Esta iniciativa colectiva tiene un profundo significado al trasladar a los responsables públicos la necesidad de adoptar con decisión la defensa de un lugar cargado de valores naturales, culturales y emocionales para la sociedad en su conjunto”, defienden.

(Foto: Sociedad Anónima Belga de los Pinares de El Paular)

Sobre la petición de Ecologistas, aclaran a Madridiario que no están del todo conformes con esa vía: “Discrepamos en las formas de adquirir esta finca, así como en quién debe ser el titular último de la finca en cuestión. Pensamos que lo más conveniente es que la adquiera la Administración Central para que pase a la titularidad del Organismo Autónomo Parques Nacionales, es decir, en última instancia al Estado. Conociendo la posibilidad de adquisición de la propiedad mediante la expropiación, nos parece una fórmula dudosamente factible en la situación global actual para su adquisición; tal vez injusta, y más sabiendo que las expropiaciones se pueden recurrir y que se han dado casos de sentencias muy desfavorables a las administraciones públicas”.

“Los servicios ambientales que presta este monte son incalculables y estratégicos a la hora de hacer frente a la gran amenaza del calentamiento global: protección del suelo frente a la erosión, regulación del ciclo hidrológico en la cabecera de la principal cuenca hidrográfica que abastece de agua a la ciudad de Madrid, captación de carbono, además de otros muchos que harían la lista interminable”, inciden en este manifiesto. También se muestran preocupados ante la intención de la empresa propietaria de vender el monte, y piden al Ministerio de Transición Ecológica que intervenga.

“Hablamos con el propietario el mismo día en que registramos el manifiesto en el MITERD a la directora del Organismo Autónomo Parques Nacionales y a la Consejera de Medio Ambiente de la Comunidad de Madrid. En conversación con este propietario nos manifestó no estar de acuerdo con los juicios expresados acerca de su modelo actual de gestión. No emitió opinión alguna acerca del devenir de la situación sobre su finca. Posteriormente se le ha enviado este manifiesto con sus firmantes, aún a sabiendas de que sin duda lo conoce por la prensa u otros cauces”, revelan desde RedMontañas.

“Pensamos que la solución obligada y más segura para garantizar de cara al futuro la importante función protectora que desempeña el Pinar de los Belgas en el entorno inmediato del Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama es su adquisición por el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico para ser incorporado como monte público a la propiedad del Organismo Autónomo de Parques Nacionales”, solicitan.

“Esta solución es la más deseable y segura al unificar a efectos de gestión la extensa masa forestal conjunta de estos dos grandes pinares históricos de la Sierra de Guadarrama, que conforman una unidad ecológica y paisajística tan evidente que podrían ser denominados con toda propiedad «Pinares de Valsaín-El Paular», contando así con la gran ventaja de una administración única y acreditada. Ello pondría fin a la incongruencia geográfica y ambiental que supone su no inclusión en este espacio natural protegido declarado en 2013”, sentencian.

Vía actual y número tres: la Sociedad Anónima Belga de los Pinares de El Paular, propietario actual

Desde hace 180 años, la Sociedad Anónima Belga de los Pinares de El Paular ha sido la encargada de la gestión y cuidado de este monte y gracias a ellos, según remarca Nicolás Lecoq, consejero de esta sociedad, se ha alcanzado el “resultado actual de todo lo que está bien”.

Estas reivindicaciones de los colectivos ecologistas les han llegado “a posteriori”, señala Lecoq, al que le parece “vergonzoso” que se les acuse de especulación cuando la sociedad asume costes –con restricciones a su trabajo en muchas ocasiones– “que benefician a toda la sociedad”.

“No sabemos de qué están hablando, pero no estamos de acuerdo en absoluto. Nosotros aparecemos como los malos y ni nos gusta ni nos apetece. El monte hay que gestionarlo, porque el Parque de Guadarrama recibe millones de visitantes y eso es una presión de gente tremenda. No puedes dejar que los árboles se mueran de viejos”, precisa el consejero de esta institución.

Aclara que es el Plan de Ordenación de la Comunidad de Madrid el que decide cómo se debe gestionar la actividad de la sociedad en este monte, incidiendo en que se encuentran “hipervigilados, controlados y fiscalizados” por el Gobierno regional.

(Foto: Sociedad Anónima Belga de los Pinares de El Paular)

“Somos apolíticos, y nos llevamos bien con la administración actual. Ellos nos han dicho que estamos trabajando dentro de las normas y la gestión es correcta”, justifica, revelando que en varias ocasiones han intentado negociar una compra con la administración autonómica, sin éxito.

“Estamos abiertos a esa conversación, pero mientras no suceda, hay que vivir en la realidad. La administración debe ayudarnos siempre”, apunta.

Asimismo, asegura que el cuidado del medio ambiente por parte de la sociedad está garantizado “al 200 por ciento”, y denuncia que es muy fácil tomar una foto en el momento en el que se han llevado a cabo trabajos para sacar la madera en vez de volver a la zona en un tiempo y ver cómo se ha regenerado tras la tala de ejemplares enfermos o antiguos, que dan paso a la luz y a nuevos árboles.

“El bosque está así porque se ha cuidado desde hace décadas, es una vergüenza que nos planteen como ajenos a eso. Los cuidados han estado siempre regulados y es patrimonio que se ha trasmitido familiarmente de padres a hijos. Está fuera de mi cabeza generar un problema en este entorno”, hace hincapié. Asevera que también colaboran en el cuidado del buitre negro, y que han apostado por colaborar y buscar alternativas para no deteriorar más el Puente de Angostura. “Los buitres se han instalado aquí porque la zona está perfectamente cuidada y cuanto más se reproducen ellos, más limitaciones tenemos nosotros”, garantiza.

“El puente no solo nos da paso a nosotros, sino a otras fincas. Ya se ha dejado de pasar por ahí, pero desde la administración tampoco han puesto otro puente alternativo”, sentencia.

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