Hace hoy 80 años volvía a Madrid la imagen de Jesús de Medinaceli tras haber tenido que ser refugiada primero en varios puntos de España y después haber sido mandada a Suiza para participar, durante 1937, en una exposición de obras de arte de la Sociedad de Naciones, durante la Guerra Civil.
El primer lugar donde estuvo la imagen fue en Ceuta desde donde viajó a Sevilla y, posteriormente, en 1682, a Madrid con una leyenda de hechos prodigiosos y milagros. Tras situarse en una capilla propiedad del duque de Medinaceli, bajo la custodia de lo monjes trinitarios, fue trasladada en numerosas ocasiones a diferentes sitios de Madrid debido a la ocupación francesa de España.
La imagen provoca una amplia devoción el primer viernes de marzo reuniendo a miles de fieles en torno a su basílica durante las 24 horas que permanece abierta para que se celebre en conocido besapiés. A esta cita acude tradicionalmente un miembro de la Familia Real.
El cristo, que data de la primera mitad del siglo XVII, tiene una altura de 173 cm y fue elaborada en los talleres sevillanos en el siglo XVII, atribuido al imaginero Juan de Mesa. Representa el momento en el que Cristo es sentenciado a ser crucificado y tiene una mirada que refleja un gran sufrimiento así como una gran paciencia.