La bailaora Sara Baras es una artista fija en la cartelera de espectáculos madrileña. En octubre de 1998 se presentó en el teatro Nuevo Apolo con su espectáculo Sensaciones. Y revolucionó el mundo de la danza flamenca. Después vendrían Juana la Loca, Mariana Pineda, Sueños, Sabores o Carmen. Pasó por el teatro Lope de Vega o el Coliseum y ahora se instala otra vez en la Gran Vía, en el teatro de ese nombre, con un espectáculo que ha titulado Alma, y del que es responsable absoluta, además de la estrella. En su presentación afirma la bailaora:
--Alma es un abrazo enorme, donde el flamenco abraza al bolero, y el bolero se deja abrazar por el flamenco, para hacerse seguiriya, soleá, caña, garrotín, bulería… las formas, los colores y la sensualidad agarradas de manera inexorable en un giro inesperado, la cadencia hecha girón, el amor a sacos rotos, vacío sobre la voz y la guitarra, y en las manos la magia y en los pies el destino. Alma es un guiño constante, una aventura en los recuerdos de melodías que nos acompañaron siempre.
Antes de decidirse a montar su propia compañía, comenzó a bailar en su Cádiz natal y estuvo junto a grandes profesionales como El Güito o Manolete. Alma es el espectáculo número catorce que produce y con él quiere reencontrarse con su público después de estos casi tres años de ausencia obligada. Ya estuvo otra etapa alejada de la escena pero entonces fue por un motivo feliz: la maternidad.
También, a lo largo de su carrera, ha participado en producciones audiovisuales y presta su colaboración desinteresada a varias causas filantrópicas. Pero, por encima de todo, es una artista entregada al público y a la investigación de la danza.
Para su nueva presentación madrileña se ha rodeado de un completo equipo profesional que encabeza Keko Baldomero como responsable de la parte musical. La banda sonora en directo cuenta con cantaores, guitarras, piano, contrabajo, percusión y flauta. Junto a ella aparece un cuerpo de baile con seis artista.
Sara Baras quiere experimentar con sonidos y coreografías nuevos que se adapten a los palos tradicionales del flamenco. Así, en las once escenas que componen el espectáculo, transitan desde el garrotín a la bulería, pasando por la soleá o la seguiriya. No deja ningún detalle al azar, desde la iluminación hasta el vestuario de Luis F. Dos Santos.
Alma se representa en el teatro Gran Vía hasta el 2 de octubre.