Tal día como hoy, el Duque de Lerma solicitaba en Roma el capelo cardenalicio para evitar ser juzgado por una de las mayores corruptelas inmobiliarias de la historia de España.
En tiempos en los que la corrupción está a la orden del día, consuela poco echar la vista atrás y descubrir que la situación actual es similar a la de antaño. Tal día como hoy en 1618, Francisco de Sandoval y Rojas, Duque de Lerma, se libraba de la justicia al ser investido cardenal en Roma.
¿El motivo de esta huida a Italia? La corrupción inmobiliaria en la que estaba inmerso el Duque y gracias a la cual se convirtió en millonario. Años después, este movimiento de Sandoval y Rojas se ha definido como “el primer pelotazo inmobiliario”.
El Duque y su red clientelar adquirieron en 1601 diversos terrenos en Valladolid para venderlos a la Corona y convencer así a Felipe III de trasladar allí la corte. Ante este desplazamiento, el mercado inmobiliario en Madrid se desplomó, algo que el Duque aprovechó para comprar casas y repetir en 1606 su operación anterior: convencer al monarca de trasladar la corte a Madrid de nuevo.
Para ello aprovechó la epidemia de peste, la muerte de María de Austria, abuela del rey, y el dinero que Sandoval y Rojas ofreció a Felipe III para que el traslado fuese efectivo.
Entre mudanza y mudanza, el Duque de Lerma se convirtió en multimillonario y todas las decisiones de la Corona comenzaron a pasar siempre por su aprobación.
Fue la Reina Margarita la que destapó las corruptelas de Francisco de Sandoval y Rojas al crear una comisión para investigar sus finanzas. Ante el peligro de ser juzgado, el Duque de Lerma huyó a Roma donde solicitó el capelo cardenalicio para protegerse de cualquier proceso judicial.
Inmune, volvió a Valladolid, donde se retiró de la vida pública hasta su fallecimiento en 1625.