Una ola de frío inundó las calles de Madrid la semana del 4 de febrero de 1907. Con temperaturas cercanas a los 13 grados bajo cero, la vida en la capital se tornó imposible y un joven apareció muerto por el temporal.
Nada de lo ocurrido este lunes puede compararse a lo que pasó el 5 de febrero de 1907, cuando Madrid sufríó los efectos de una de las mayores olas de frío de su historia. En la capital, se alcanzaron temperaturas cercanas a los 13 grados bajo cero. El miércoles 6 de febrero Madrid amanecía sepultada bajo la nieve y andar por las calles se complicó por el hielo acumulado.
Así lo relató el ABC Madrid:
"El viento sopla huracanado, acechando con amenazas de pulmonía. Los estanques se ha congelado, con una capa tan resistente, que no basta a romperla las piedras de los chicos. Las bocas de riego están herladas. En muchas casas ha sido preciso arrojar agua hirviendo en las cañerías de las fuentes para deshelarlas. En muchas calles la escharcha carambanada forma arroyos de medio metro de anchura. En algunas aceras ha sido preciso arrojar capas espesas de serrín para evitar que la gente resbalase."
Las bajas temperaturas propiciaron que en las Casas de Socorro tuvieran que ser atendidas algunas personas, víctimas de congestión.
Incluso durante las primeras horas de la mañana se encontró un cadáver de un joven que había muerto de frío.