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Espacios de Igualdad de Madrid: 'No habría tasador que les pudiera poner precio'
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(Foto: Espacios de Igualdad)

Espacios de Igualdad de Madrid: "No habría tasador que les pudiera poner precio"

lunes 08 de marzo de 2021, 07:27h

"Llegó un momento en que o me hundía o salía adelante, y salí adelante", cuenta Rosa María, usuaria de un Espacio de Igualdad del Ayuntamiento de Madrid. Un problema emocional le animó a buscar ayuda en este recurso municipal hace dos años. Igual que Ana María que, después de participar en sus talleres junto a "un grupo de mujeres de todo tipo con las que te identificas mucho", supo lo que es sentirse empoderada. Más veterana en estos centros es Maribel, quien asegura que "no habría tasador que les pudiera poner precio, porque puedes entrar de una manera y salir de otra”.

Los 17 Espacios de Igualdad del Ayuntamiento de Madrid llevan nombres de mujeres que por una u otra razón han dejado huella en la sociedad. El recuerdo de Emilia Pardo Bazán, Elena Arnedo, Clara Campoamor, María Zambrano o Ana Orantes está presente en estos centros públicos de proximidad donde se podría decir que todo el año es 8M, porque no solo en marzo se suman a las reivindicaciones del Día Internacional de la Mujer, sino que su objetivo de trabajar por la igualdad es permanente.

“Hemos hecho avances en el terreno jurídico y legislativo, pero todavía hacen falta herramientas para que esas políticas y esas leyes sirvan a la igualdad real entre hombres y mujeres”, señala Mónica Buckley, coordinadora y orientadora laboral en el Espacio de Igualdad Clara Campoamor de Villaverde, uno de los tres primeros que se pusieron en funcionamiento en 2005. El año pasado, se amplió la red con tres nuevos centros en Ciudad Lineal, Villa de Vallecas y Barajas, y ya está en proyecto para el año que viene uno más en Latina.

Precisamente estos recursos, a los que se puede acudir de manera espontánea o derivada desde otras entidades, desarrollan actividades grupales enfocadas a conseguir esa equiparación real entre hombres y mujeres a través de procesos de concienciación ciudadana en materia de igualdad de género, empoderamiento de la mujer y prevención de la violencia machista.

“A veces nos identifican con la violencia de género, creen que somos un espacio para atender a estas víctimas, pero no es exactamente así”, aclara Mónica. “Somos un complemento a todo lo que son los recursos especializados en violencia de género del Ayuntamiento y seguimos un protocolo de detección, prevención y reparación”.

Los Espacios de Igualdad cuentan con un área de atención psicológica y social, otra de orientación jurídica y una tercera de desarrollo profesional, desde donde ofrecen apoyo individualizado a las usuarias. “No son recursos en los que se atienda a mujeres, sino a ciertos temas”, precisa la coordinadora. “Por ejemplo, en el área psicológica se atienden malestares de género o temas de pareja. En la jurídica, civil, familia, algo de extranjería, pero no todos los temas. Y en la laboral no hay bolsa de empleo, sino que se trata de abrir las posibilidades para que tengan mas opciones en la búsqueda”.

Adaptados a la pandemia

El Covid-19 ha venido a trastocar la manera de funcionar de estos espacios. La situación sanitaria obligó a sus profesionales a trabajar de manera on line, lo que tiene pros y contras. “En un principio, cuando estábamos en confinamiento, que solo trabajábamos telemáticamente, es verdad que costaba más. Las personas que tenían difícil acceso a internet en esos primeros meses se vieron más afectadas. Menos mal que también teníamos el teléfono fijo para atenderlas”. De hecho, en marzo y abril tomaron la iniciativa de llamar a las mujeres que estaban en intervención para saber cómo se encontraban y si querían mantener la atención individualizada. "Muchas no llamaban pensando que habíamos cerrado, así que hicimos una batida".

A otras usuarias, en cambio, las nuevas tecnologías les permitieron salvar las distancias. “Hemos visto más variación del impacto geográfico. Tanto en actividades colectivas como en atenciones individualizadas de las profesionales. Hay gente que vivía más lejos y al ser on line ahora se ha acercado más”, explica la coordinadora del espacio de Villaverde.

La programación también tuvo que adaptarse a esta situación. "Desde abril estuvo dedicada por un lado a reconstruir vínculos entre la gente, a temas de duelos, de cómo relacionarse en la vecindad, con mayores, a los autocuidados...". Los talleres que abordaban la gestión de las emociones se multiplicaron "porque éramos una montaña rusa", apunta Mónica. También se incorporó mucha formación para disminuir la brecha digital y que las usuarias pudieran acceder sin problema a todo lo telemático, desde el uso de la plataforma Zoom para videoconferencias al acceso a los portales de las administraciones públicas para hacer gestiones.

Asímismo, las consultas individualizadas dieron un giro durante aquellos meses, como recuerda Buckley. "Sobre todo se ha notado en el área jurídica. La abogada se ha recualificado, se ha tenido que estudiar todas las leyes que iban saliendo y las modificaciones, sobre temas de ERTE, Seguridad Social, empleo, vivienda y esta parte telemática de acceder a cada servicio".

Aniorte visita el Espacio de Igualdad María Moliner en Villa de Vallecas

"Esta crisis ha supuesto un cambio en la realidad laboral y personal de muchas personas, que se ha traducido en mayor presión y en situaciones de estrés y ansiedad que tienen que ser atendidos", comenta el delegado del Área de Familias, Igualdad y Bienestar Social, Pepe Aniorte. "Por ese motivo, hemos realizado un refuerzo de los servicios de asesoría jurídica y laboral en la red de Espacios de Igualdad, así como de prevención de violencia de género, para atender las nuevas situaciones laborales y personales de las usuarias".

Según datos del Área, durante esta crisis que ha marcado 2020, la red de Espacios de Igualdad realizó más de 27.299 intervenciones psicológicas, jurídicas y de desarrollo profesional. De éstas, 3.490 corresponden a actuaciones del ámbito laboral, 6.741 al psicológico y 5.828 al jurídico. Además, se han elaborado dos guías para facilitar estrategias de autocuidado durante el periodo de confinamiento y asesoramiento en materia civil, laboral, de extranjería y violencia de género.

Cuando se le pregunta a Mónica por qué son necesarios los Espacios de Igualdad, se remite al título de la película de Almodóvar, Mujeres al borde de un ataque de nervios. Es por lo que pasan algunas de las mujeres que recurren a estos centros cuando creen “que ya no pueden más y se dan cuenta de que no es que estén de los nervios, que lo mismo le pasa a su compañera, y empiezan a identificar que tiene más que ver con cómo nos educan”.

Eso le ocurrió a Rosa María, una administrativa de 50 años, divorciada, con dos hijos y un nieto. "Me afectó la educación recibida así que esto me ha servido sobre todo para cambiar de mentalidad". Cuando se decidió a dar el paso "estaba hecha polvo en el sentido psicológico, no tenía el apoyo de la familia y me sentía bastante mal". Lo primero a lo que se apuntó fue al Taller de Autoestima, "te puedes hacer una idea de cómo estaba hace dos años".

Desde aquella primera vez, ha empleado casi todos los recursos que ofrece el Espacio de Igualdad. Ha recibido asesoramiento individualizado con la abogada y la psicóloga, pero también ha participado en muchos talleres colectivos, no solo presenciales, también por Zoom. "La forma de relacionarme es para mí muy importante y poner el foco en muchas cosas que parecen sencillas, pero que en un momento dado tienes metida una idea y no sabes salir de ahí o no sabes ponerle nombre. A mí en todo eso sí que me está ayudando mucho".

Un perfil diverso de usuarias

Estos recursos públicos, implantados en el entramado vecinal y social de los distritos, ofrecen servicios a toda la ciudadanía de Madrid, de modo que no existe un tipo concreto de usuario de los Espacios de Igualdad. “Es un perfil súper diverso y también teniendo en cuenta la diversidad de los distritos. Encontramos todo tipo de clases, socioeconómica, educativa, edades, procedencias…”, incide Buckley.

Maribel, de 64 años, ha perdido la cuenta del tiempo que lleva yendo al Espacio de Igualdad de su distrito, pero cree que más de una década, un tiempo que le ha servido para “desaprender lo aprendido y entender que no es mejor madre la que más sufre y esas cosas”. Prácticamente había dedicado toda su vida a ser ama de casa “y llega un momento en que la casa la tienes que vomitar para darte cuenta de que no estás ahí bien”.

"Aprendiz en eso del feminismo", casada, madre de tres hijos, "rodeada de hombres por todas partes y con mentalidades tirando a machistas”, recuerda el dicho de que “el peor adorno que puede tener una mujer es la inteligencia”. Añade que “la casa te atrapa, es un rollo, pero antes nos decían que había que casarse y tener hijos y esa era la finalidad primordial”. Así que presume orgullosa de haber logrado sacarse el título de auxiliar de enfermería con 56 años y de haber conseguido trabajo en el hospital 12 de Octubre.

De los Espacios de Igualdad valora por encima de todo el trato. “La primera tarjeta de visita son ellas, es muy cálido el recibimiento que te dan, son muy agradables, entusiastas con el trabajo, creativas, porque hacer un programa cada mes no debe ser fácil”. Pero también destaca la posibilidad de compartir experiencias con otras mujeres. “Y lo bueno que tiene es que no hay limite de edad, podemos estar ahí varias generaciones, desde más jóvenes hasta más mayores, y eso es muy enriquecedor”.

De otra generación es Ana María, que trabaja media jornada y quiere reconducir su carrera profesional. "Sé lo que me gusta pero no cómo aterrizar y la orientadora laboral me está guiando, motivándome". Esta mujer de 38 años, soltera y con un hijo, fue por primera vez a un Espacio de Igualdad hace dos años buscando el autoconocimiento. "Estaba pasando por un momento crítico a nivel emocional", confiesa. Su participación en talleres de autoestima y de arteterapia con la psicóloga fueron mano de santo. "El taller de arteterapia es una pasada. Te autoconoces a través de la música, el dibujo y el teatro. Es muy bonito", comenta. Ahora está centrada en el terreno profesional. "Una vez que estoy ya más equilibrada en lo emocional, quiero empoderarme a nivel laboral", dice.

Los Espacios de Igualdad no atienden solo a mujeres, también los hombres son bien recibidos. “Hay un siete por ciento de participantes hombres, algún año llega al 10 por ciento”, detalla la coordinadora del Clara Campoamor de Villaverde. Suelen acudir a talleres para población mixta y otros específicos de masculinidades igualitarias para ellos. “Tratamos de organizar talleres mixtos suficientemente atractivos para sensibilizar y que vengan hombres. Y en el de masculinidades, desde hace tres años, con movimientos como el #MeToo, vienen hombres que quieren revisar su planteamiento. No son avalanchas, pero sí están interesados”, explica.

Alguna vez también van adolescentes cuyas madres son usuarias de los Espacios de Igualdad y deciden llevarlas cuando tienen algún problema. Al final estos recursos se convierten en una pequeña familia en la que el aprendizaje fluye. “Yo voy aprendiendo de las mujeres con las que trabajo. Todo lo que aprenden ellas lo aprendo yo, todo el desarrollo personal, abrir esa visión también más feminista… Es lo que más me aporta este trabajo”, concluye Mónica.

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