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Escuelas Católicas de Madrid: Talleres formativos, el origen de la FP
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(Foto: Chema Barroso)

Escuelas Católicas de Madrid: Talleres formativos, el origen de la FP

Por MDO
jueves 20 de agosto de 2020, 07:42h

Escuelas Católicas de Madrid constituye una de las instituciones educativas con mayor relevancia e influencia en la Comunidad de Madrid. Sus centros asociados ofrecen todo tipo de formación, entre ella Formación Profesional tanto Básica como de Grado Medio y de Grado Superior. Aunque la FP está ligada a los centros religiosos desde el siglo xix, cuando ‘Don Bosco’ se valió de los talleres formativos para educar y emplear a muchachos marginados y puso en marcha la Congregación Salesiana con el fin de luchar contra la marginación de los jóvenes más desfavorecidos y contra su explotación laboral.

Los colegios asociados a los centros de las Escuelas Católicas de Madrid (FERE-CECA y EyG Madrid) cuentan con una oferta de Formación Profesional (FP) de gran arraigo y tradición en la sociedad española que destaca, además, por su prestigio y calidad.

Los alumnos de los centros de Escuelas Católicas de Madrid (ECM) reciben una formación profesional que, además de contenidos específicos, les permite adquirir unos conocimientos y una cultura profesional amplia, tal y como demanda el mundo laboral hoy en día. En este sentido, la habitual colaboración de sus escuelas con las empresas de distintos sectores productivos permite la organización de las prácticas en centros de trabajo para sus alumnos y les facilita su rápida inserción laboral.

Pero el compromiso de los centros de ECM va más allá de la mera formación académica. Porque además de la formación integral estrictamente profesional del alumno, se vuelcan también en brindar una formación en valores (responsabilidad, solidaridad, tolerancia, autoestima, paz, fraternidad, transparencia, generosidad…), además de ofrecer una atención y seguimiento personalizados de cada alumno, elementos clave de su oferta educativa.

La FP de ECM en datos

Así, con el fin de situar con objetividad las enseñanzas de FP en la región madrileña y en el grupo de centros de Escuelas Cristianas, ECM presenta en 51 de sus instituciones educativas asociadas una oferta de cursos de Formación Profesional Básica, Ciclos Formativos de Grado Medio y Ciclos Formativos de Grado Superior. El total de ciclos en funcionamiento durante el curso 2019- 2020 es de 307 —con 597 unidades—. Tres de los centros que imparten dichos ciclos son universitarios: el CES Don Bosco (adscrito a la Universidad Complutense de Madrid), el Centro Universitario La Salle Aravaca (adscrito a la Universidad Autónoma de Madrid) y el Centro San Juan de Dios de Ciempozuelos (adscrito a la Universidad Pontificia de Comillas).

En los últimos años, los centros asociados a Escuelas Católicas de Madrid han incrementado de forma notable su oferta para este tipo de ciclos formativos, en especial en los Ciclos Formativos de Grados Medio y en los Ciclos Formativos de Grado Superior. De esta manera, si desde el curso 2015-2016 hasta el presente se han creado ocho nuevos ciclos de Formación Profesional Básica, en las mismas fechas se han puesto en marcha 19 y 28 nuevos ciclos de Grado Medio y Grado Superior, respectivamente.

Este hecho, al igual que otras cuestiones como el cambio de mentalidad y costumbres con respecto a la Educación en los últimos años, ha repercutido de manera directa en el número de personas que deciden matricularse o matricular a sus hijos en los programas que los centros asociados a Escuelas Católicas de Madrid ofrecen en términos de Formación Profesional.

Así, mientras en el curso 2015- 2016 se matricularon 8.742 alumnos en los centros de ECM, a día de hoy esa cifra se ha incrementado hasta alcanzar los 12.600 matriculados en grados de Formación Profesional. Además, durante el presente curso 2019-2020, todos los centros ofrecen la posibilidad de cursar cualquiera de los cursos de Formación Profesional de forma presencial y en horario de mañana y/o de tarde, mientras que en el caso de los Grados Medio y Superior existe asimismo la posibilidad de estudiar de manera online en algunos casos.

En cuanto a la FP Dual, se ofrecen 12 ciclos en esta modalidad que se reparten de la siguiente manera: dos de Grado Medio y diez de Grado Superior. Los alumnos que eligen estos programas de FP Dual reciben formación en empresas en las que además participan como personal contratado, un nuevo modelo de formación que se puso en marcha en la Comunidad de Madrid en 2012 y que va en aumento gracias a sus buenos resultados entre los alumnos.

FP Dual: alumnos en las empresas

Por lo tanto, las 51 instituciones educativas asociadas a Escuelas Católicas de Madrid que en la actualidad ofrecen Formación Profesional Básica, de Grado Medio y Superior acogen un total de 12.600 alumnos repartidos en 307 ciclos formativos.

Estos últimos, a su vez, se organizan en 17 familias profesionales que son las siguientes: Administración y Gestión (ADG), Actividades Físicas y Deportivas (AFD), Agraria (AGA), Artes Gráficas (ARG), Comercio y Marketing (COM), Electricidad y Electrónica (ELE), Energía y Agua (ENA), Edificación y Obra Civil (EOC), Fabricación Mecánica (FME), Hostelería y Turismo (HOT), Informática y Mantenimiento (IMA), Imagen Personal (IMP), Imagen y Sonido (IMS), Industrias Alimentarias (INA), Sanidad (SAN), Servicios Socioculturales y a la Comunidad (SSC) y Transporte y Mantenimiento de Vehículos (TMV).

La oferta de títulos de Formación Profesional de Grado Medio es más numerosa (con un total de 133 ciclos formativos diferentes), seguida de los ciclos de Grado Superior (95) y de las titulaciones de Formación Profesional Básica (79). Así, la oferta de titulaciones de Grado Medio es mayor en la red de centros educativos de Escuelas Católicas de Madrid, y se puede cursar en 36 instituciones educativas frente a 35, en el caso de la Básica, y 27, en el de la Superior.

Por otro lado, las titulaciones más ofertadas, impartidas en más de diez centros escolares del total de instituciones asociadas a Escuelas Católicas de Madrid como mínimo, son —de menor a mayor— las de: Educación Infantil (10 centros), Eficiencia energética y Sociodeportiva (10 centros), Administración y Finanzas (14 centros), Sistemas Microinformáticos y Redes (15 centros), Gestión Administrativa (17 centros), Servicios y Administración (20 centros) e Informática y Comunicaciones (20 centros).

Asimismo, entre los centros que conforman la red de instituciones de Escuelas Católicas de Madrid con esta propuesta educativa destacan seis por concentrar más de diez ciclos diferentes entre Formación Profesional Básica, Media y Superior. La Institución Profesional Salesiana (Carabanchel) y el centro La Inmaculada (Getafe) ofertan diez titulaciones, seguidas por encima de Arzobispo Morcillo (Valdemoro), con 14 titulaciones; el Loyola (Aranjuez), con 17 titulaciones; el Santo Domingo Savio (Pueblo Nuevo), con 18 titulaciones; y, por último, el colegio Salesianos Atocha, con 20 titulaciones diferentes.

Don Bosco y Salesianos

El Colegio Salesianos de Atocha es, por tradición y por capacidad, una de las instituciones más potentes en el marco de la Formación Profesional en Madrid. La razón tiene su origen, nada más y nada menos, que en 1815 en el Piamonte de Italia. Fue allí donde el 16 de agosto del citado año nació Giovanni Melchiorre Bosco, más conocido como Don Bosco, un hombre que se convertiría en uno de los sacerdotes y educadores más relevantes del siglo XIX, primer creador del modelo educativo que hoy en día se denomina Formación Profesional.

Huérfano de padre y con un hermano que nunca consiguió superar del todo la situación, Juan Bosco vivió en 1825 la primera experiencia espiritual en forma de sueño premonitorio que marcaría su vida y la de millones de personas, como consecuencia, en los siglos posteriores. Tal y como él mismo describió: “(...) Cuando tenía nueve años, tuve un sueño... ¡Este sueño me acompañó a lo largo de toda mi vida! Me pareció estar en un lugar cerca de mi casa, era como un gran patio de juego de la escuela. Había muchos muchachos, algunos de ellos decían malas palabras. Yo me lancé hacia ellos golpeándoles con mis puños. Fue entonces cuando apareció un Personaje que me dijo: “No con puños, sino con amabilidad vencerás a estos muchachos” y “Yo soy el Hijo de Aquella a quien tu madre te enseñó a saludar tres veces al día”.

Esta ensoñación marcaría la vida de Don Bosco y su apostolado, que se haría real en 1846. Antes, su tenacidad e interés le permitieron salir de su lugar de nacimiento y formarse en el mundo académico, aunque a determinada edad se vio obligado a pedir limosna o a trabajar para poder pagar los costes de la Educación Secundaria. Fue entonces cuando ejerció de aprendiz de pastelero, sastre, ferretero, zapatero, así como otros muchos oficios que sembrarían la semilla de un sistema educativo que a día de hoy se expande por todo el mundo. Asimismo, su vocación sacerdotal le llevó a ingresar en el Seminario Diocesano de Chieri en 1835, con 20 años, y a escoger al final de su formación sacerdotal entre sus propósitos a San Francisco de Sales como modelo de amabilidad.

Don Bosco, ‘padre’ de la FP

Ordenado sacerdote y ya con 26 años, Don Bosco se trasladó a Turín para profundizar en su tarea sacerdotal y prestar servicios pastorales en diferentes centros de la ciudad, en los que conocería la realidad de la juventud del momento. Pobres, abandonados y marginados, Don Bosco acogió paulatinamente a decenas de jóvenes a quienes enseñó la doctrina de la fe y formó en nociones básicas en lo que se denominaría como el Oratorio de Don Bosco. Este espacio permitió a los muchachos contar con un espacio donde aprender un oficio útil y convertirse, así, en aprendices.

Tras la estela de San Francisco de Sales, Don Bosco supervisó y cuidó de todos estos jóvenes y de los que vinieron después y para ello incluso visitaba las fábricas y lugares de trabajo para supervisar que no fueran maltratados ni explotados, que sus derechos fueran respetados y que no se les denigrara por su condición de clase baja o marginal. Además, a partir de 1853, Don Bosco buscó expandir este espacio y permitir que los jóvenes contaran con un refugio en el que dormir. Esto permitió que numerosos muchachos trabajadores de las fábricas y sin cualificar pudieran salir de aquellos centros y disponer de un lugar donde residir y en el que aprender otro oficio a través de talleres —de calzado, sastrería, carpintería, imprenta y metalistería— con los que mejorar su nivel de vida.

Todo esto sería la antesala de la Congregación Salesiana, que a día de hoy cuenta con miles de centros alrededor del mundo y varios en la Comunidad de Madrid. Con el fin de continuar la misión de Don Bosco, patrón de la juventud y de la Formación Profesional, estas instituciones ofrecen formación Primaria, Secundaria, Bachillerato y también Formación Profesional, aquella que su patrón ideó para ayudar a los jóvenes a reinsertarse en el ámbito sociolaboral.

Colegio Salesianos de Atocha

Salesianos el Pilar, Nuestra Señora del Pilar, San Miguel Arcángel, Santo Domingo Savio, Ciudad de los Muchachos, Loyola, San Juan Bautista, CES D. Bosco, Institución Profesional Salesiana, Las Naves o el Colegio Salesianos de Atocha son algunos de los ejemplos de los centros que posee la Congregación en la región madrileña. De ellos, por una cuestión histórica, destaca el Colegio Salesianos de Atocha, creado en 1901 en la madrileña localización que hoy ocupa en la Ronda de Atocha, número 27.

Los Salesianos de Atocha ayudan, desde 1901, a los jóvenes madrileños a ganarse la vida a través de los oficios. Con solo un año de andadura, los Salesianos de Atocha se dieron cuenta de que no solo de educación reglada vivían los jóvenes madrileños. Por ello, en 1902 pusieron manos a la obra a aquellos alumnos que querían oficio y beneficio, más que libros. Surgieron así los talleres de ebanistería, sastrería, forja y zapatería, que formaron a decenas de profesionales madrileños de principios del siglo XX.

Con el tiempo, la sociedad se transformó y las maneras de ganarse la vida, también. En los edificios que hoy componen el complejo educativo de Atocha se han formado tipógrafos, electricistas, mecánicos, carpinteros y un sinfín de gremios más con permiso de la Guerra Civil, que convirtió una de las naves en una fábrica de armas durante la contienda. Pero todo volvió a su cauce. El proyecto logró seguir funcionando y adaptarse a los nuevos tiempos. Y hasta hoy.

Así, aparte del colegio concertado, los Salesianos ofertan en nuestros días toda una gama de cursos para los jóvenes que desean orientar su vida formativa por vías no universitarias, pero además cuentan con otros para aquellas personas que buscan reforzar su formación ya adquirida o que requieren de otro tipo fórmulas académicas complementarias.

Por la senda de los oficios

Un ejemplo son los cursos de Formación Profesional para el Empleo, que tienen como objetivo impulsar y realizar una formación que contribuya al desarrollo personal y profesional de las personas ya trabajadoras —tanto ocupadas como desempleadas—, para mejorar tanto su empleabilidad como la promoción de su labor en el trabajo.

De la misma manera, el Colegio Salesianos de Atocha ofrece cursos de Formación Profesional para Alumnos de Compensación Educativa (ACE), cursos destinados para alumnos de Secundaria con problemas de fracaso escolar, absentismo y situación de riesgo de exclusión social, económica y familiar, como causas principales. Para ello, a partir de sus necesidades y demandas, se relaciona a estos jóvenes con actividades y programas concretos con los que se pretende hacerles partícipes de actividades con las que se sientan realizados.

Junto a estos, los Salesianos de Atocha ofrecen un total de 20 cursos de Formación Profesional, de los cuales cuatro corresponden a Formación Profesional Básica, seis a Grado Medio y diez a Grado Superior. Entre ellos, destacan los ciclos de Informática y Comunicación, Impresión Gráfica, Instalaciones Eléctricas y Automáticas, Mantenimiento Electromecánico, Preimpresión Digital, Integración Social o Programación en Producción en Fabricación Mecánica. Así, los alumnos que hoy asisten a estos talleres han tomado el relevo a los viejos aprendices de zapatero, sastre, panadero o herrero, aunque a diferencia de entonces, la formación ya no tiene edad y no es solo cosa de jóvenes. Porque nunca se deja de aprender.

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