www.madridiario.es
Policía Nacional
Ampliar
Policía Nacional (Foto: MDO)

El drama familiar de las menores prostituidas: "No lográbamos desengancharlas"

Por MDO/E.P.
domingo 23 de enero de 2022, 11:45h

Familiares de algunas menores liberadas en la operación Sana, la red que prostituía y drogaba a adolescentes en Villaverde y Usera, han narrado a la Policía el calvario que pasaron cuando sus hijas desaparecían y volvían a casa en deteriorado estado físico y psicológico, en una lucha continúa en la que intentaron sin éxito impedir que cayeran en los tentáculos de la banda.

Algunos de estos familiares se han convertido en testigos protegidos de la causa, relatando a los investigadores el drama que han pasado durante meses, e incluso años. Como fue el caso de unos padres que vieron como su hija se ausentaba de casa y tras varios días llamaba desde el metro San Cristóbal o Villaverde para que fueran a recogerla. Una vez en casa, la muchacha no aportaba ningún dato de su paradero.

Los progenitores llegaron a poner el caso en manos de las autoridades, que iniciaron el proceso para acoger a la chica en un centro de acogida. Pero en ese tránsito se volvió a fugar y la Policía la encontró en agosto de 2020 dormida en la puerta de una chabola en el polígono Marconi. Al día siguiente volvió a irse y comunicó que dormiría en un apartamento de una mujer dedicada al menudeo de la droga.

El día 6 de septiembre los padres hicieron una batida por Villaverde encontrando a su hija en la calle Espinela, por lo que solicitaron presencia policial. Mientras esperaban fueron rodeados e increpados por varios dominicanos que querían impedir que los progenitores se marcharan con la pequeña, según consta en el sumario del caso.

La niña acabó en un centro de menores, donde permaneció casi un año. Sin embargo, en julio de 2021 se marchó del centro y fue encontrada días después, cuando contó a la Policía que "Lisbeth y Saymol" inducían a ella y otras chicas menores en el consumo de droga para convertirlas en "yonkis". Entonces, las ofrecían alojamiento a cambio de que ejercieran la prostitución y vendieran drogas.

De niña estudios y religiosa a víctima de trata

El caso de otra testigo protegida es uno de los más dramáticos, ya que se trata de una adolescente que estaba centrada en sus estudios y en su religión y que solo se relacionaba con su círculo más cercano hasta que un día de verano de 2019 conoció a una mujer de 30 años en una parada de autobús en Legazpi, "que provocó un cambio de su personalidad", según recoge el sumario.

La víctima contó con el tiempo que fue esta mujer, junto a otro hombre, quienes la iniciaron en el mundo de las drogas y la obligaron a prostituirse en un piso de la calle Delicias para pagarse las dosis.

Las familiares intentaron a toda costa reconducir a su hija. A principios de noviembre de ese año se ausentó voluntariamente del domicilio cinco días y tras largos recorridos sus padres la localizaron en un narcopiso de la calle San Dalmacio.

Tras varias fugas de su domicilio, el 3 de marzo de 2020 su madre la llevó a un centro médico por una fuerte crisis de ansiedad. La víctima contó a los agentes que estaba siendo extorsionada por grupos de proxenetas que les proporcionaban droga a cambio de sexo. También relató que su familia no la dejaba salir de casa para evitar que siguiera accediendo a ese tipo de ambientes.

El abril de 2021 figuró en dos establecimientos donde se ejerce la prostitución y en septiembre de ese año desapareció de su casa de nuevo, sospechando sus padres que había recaído otra vez en el consumo de sustancias estupefacientes; todo hasta que finalmente fue liberada de la mafia por la Policía.

De Guadalajara a Villaverde para proteger a su hija

El caso de la siguiente testigo protegido refleja progresión en el deterioro físico y mental similar al de las anteriores, pese al esfuerzo de su familia para evitarlo. La chica acudía a la escuela y tenía una vida normal hasta que comenzó a relacionarse con otra de las liberadas, que trabajaba en una discoteca.

Los padres sospechaban que podría haber caído en el mundo de la droga y la prostitución cuando llegaba a casa, tras las primeras fugas, "menos aseada y más deteriorada". De hecho, la niña llegó a vender su patinete porque, como luego descubrió la Policía, le habían robado droga y tenía que pagar la deuda generada.

Los esfuerzos de los padres para evitar que su hija cayera en esa mafia, trasladándose desde Guadalajara a Madrid, resultaron "infructuosos". Tras fugas más pequeñas, el 20 de agosto de 2020 la chica se marchó de casa de forma más prolongada, volviendo dos meses después.

En marzo de 2021 se fugó de nuevo dos meses, manifestando a sus padres que estuvo en el barrio de San Cristóbal cuidando niños. Pero en realidad lo que hacía era vender droga en un fumadero de la calle San Norberto, donde la pilló en agosto la Policía detrás de una mesa dispensando droga a toxicómanos que esperaban su turno.

En septiembre la volvieron a interceptar en la zona introduciéndose en el coche de una persona mucho más mayor que ella junto a una otra de las liberadas, reconociendo que acudían a consumir droga. Los agentes la llevaron a su casa pero a los tres días su madre denunció de nuevo su desaparición. Varios días después fue localizada en un poblado chabolista y rescatada finalmente por la Policía.

Relaciones difíciles con los padres

Otra de las víctimas también comenzó voluntariamente a pasar tiempo mucho con sus nuevos amigos dominicanos en casas okupas. En una ocasión fue hallada por la Policía cuando una persona se tiró por un balcón de un piso de la calle San Dalmacio. Entonces regresó a casa "desaliñada y con actitud desafiante hacia sus padres". Las fugas continuaron y en una de ellas de ellas acabó en un hospital por sobredosis.

La madre de la menor manifestó entonces a los policías que sabía que su hija estaba recibiendo dinero y drogas por captar a toxicómanos en la calle para conducirlos a un narcopiso de la calle San Dalmacio. Allí mantendría una relación sentimental con un hombre mucho más mayor que ella.

Lo mismo le ocurrió a otra de las víctimas, que se enamoró de un hombre de 37 años que, según testimonios de otra de las chicas, las obligaba a prostituirse tras convertirlas en adictas a la cocaína. La madre de esta chica informó de continuas desapariciones pero se mostró impotente a poder controlar a su hija.

En otro caso fue una discusión con la madre la que motivó a otra víctima a marcharse de casa para dormir con un joven que conoció en Instagram. Acabaría violándola esa noche y en el hospital. Por ello, interpuso una denuncia ante la Policía.

Su padre la vendió sexualmente por una bolsa de cocaína

Pero el mayor caso de indefensión de toda la trama lo vivió una de las víctimas, cuyo padre la explotaba sexualmente para drogarse. Se trata de una menor que residía en un centro, del que se escapaba frecuentemente. En uno de los regresos, dio en los análisis positivo en marihuana y cocaína y en enfermedades sexuales. Además, sus relaciones con las educadores se habían deteriorado, pues sufría una "dependencia emocional" con sus explotadores.

Por todo ello, la directora elaboró un informe para que la derivaban a un centro especializado. Pero entonces la menor se fugó dos meses hasta que en mayo del año pasado fue localizada por la Policía en la calle con un alto nivel de somnolencia, respondiendo con incoherencias y portando una mochila en la que llevaba lubricantes sexuales.

Iba junto a su padre. La víctima confesó que éste la había intercambiado por una bolsa de cocaína para que se acostaran con ella. Rota, contó todo lo que habían pasado ella y otras chicas y fue pieza clave para desarticular a toda la banda criminal.

¿Te ha parecido interesante esta noticia?    Si (0)    No(0)

+
0 comentarios