El candidato a la Presidencia del Gobierno, Pedro Sánchez se someterá a la investidura en el Congreso en el mes de julio, con el día 23 como fecha más que probable. El día concreto se fijará hoy por el Congreso de los Diputados, una vez que el candidato comunique oficialmente este martes su decisión de presentarse a la presidenta de la Cámara Baja, Meritxell Batet.
Sánchez llamará por teléfono a Batet y le remitirá una carta para confirmar la fecha del debate de investidura. Así lo confirmaba ayer lunes tras la suspensión de las negociaciones en Bruselas, motivo por el que ha cancelado su reunión presencial con Batet en el Congreso. Las negociaciones para el reparto de puestos institucionales en la Unión Europea se aplaza ante las divisiones entre los líderes de los 28.
El líder socialista se excusaba por su ausencia, pero explicaba que "la costumbre es hacerlo" con una carta y una llamada telefónica, aunque su intención era acudir al Congreso. "Mi deber como presidente en funciones es estar en el Consejo Europeo y tratar de conciliarlo con mi condición de candidato a la Presidencia del Gobierno; mañana se sabrá la fecha de la investidura", dijo Sánchez.
Plazos y tiempos
Aunque la incógnita en torno a la fecha está a punto de despejarse, Sánchez todavía no cuenta con los apoyos necesarios para lograr su objetivo. Por el momento, tanto PP como Cs han rechazado la abstención, 'obligando' al socialista a buscar el respaldo de nacionalistas e independentistas, así como de Unidas Podemos. Batet baraja las fechas del martes 23 y miércoles 24, y después del debate, de dos días de duración, se votará la investidura. Si no obtiene una mayoría absoluta, previsible, a las 48 horas se someterá a una segunda votación donde ya sólo necesitará mayoría simple.
En el caso de fracasar, tiene un plazo máximo de 2 meses para otro intento, porque los plazos corren y al cumplirse ese tiempo las Cortes se disuelven por ausencia de un ganador y de nuevo se acude a las urnas para celebrar elecciones generales.
Existe voluntad de acuerdo entre PSOE y Podemos, especialmente de cara a un pacto de programa, aunque todavía están alejadas las posiciones sobre la entrada o no de dirigentes 'morados' en el Ejecutivo. La formación de Iglesias reclama dirigir carteras ministeriales, mientras que el PSOE intenta gobernar en solitario, buscando acuerdos a nivel parlamentario para impulsar sus iniciativas.