Tal día como hoy en 1863 se procedía al derribo de las siete "casillas" de Santa Ana, sitas en la plaza del mismo nombre.
La Plaza de Santa Ana es uno de los lugares más vivos del centro de Madrid. Con amplias terrazas, restaurantes y bares, es punto de encuentro para disfrutar del ocio madrileño. Su origen se remonta al reinado de José Bonaparte, ‘el rey plazuelas’, en España.
Allá por 1810 se procedió al derribo del Convento de las Carmelitas Descalzas de Santa Ana para crear este nuevo espacio.
Este lugar ha ido cambiando con el tiempo, y donde antes había diversos elementos que hacían especial a esta plaza hoy en día ya son imperceptibles y han dado paso a otros. Algunos de ellos son las siete casillas de Santa Ana.
Mientras que Bonaparte decidió mantener estas casas en pie al inicio de la construcción de la plaza, quedando así separado el Teatro del Príncipe (Teatro Español), el 17 de junio de 1863 se procedió a su derribo para continuar transformando la plaza.
Estas “casillas” se encontraban en los planos dentro de la manzana 215, lindando con el convento y situadas frente a la calle del Príncipe. Ya en 1879, los planos muestran una Plaza de Santa Ana más similar a la de hoy en día, eso sí, ya sin sus casillas.