La manzana cerrada que es hoy el Banco de España, uno de los edificios más representativos de Madrid, es fruto de varias ampliaciones a las que sometió al edificio original, inaugurado en 1891. El primero de estos desarrolllos se inició en 1927 y se dio por finalizado el 1 de enero de 1934.
El 1 de enero de 1934 se dio oficialmente por terminada la ampliación del Banco de España proyectada en 1927 por el arquitecto José Yarnoz Larrosa, responsable de las sedes del Banco en otras Comunidades Autónomas. Por aquel entonces, el edificio original, inaugurado en 1891 junto a la Cibeles, ya se había convertido en uno de los más representativos de Madrid. Tres décadas después, se planteó la necesidad de esta primera ampliación de sus instalaciones, para lo que se adquirieron las casas del conde de Salamanca, situadas en la calle de Alcalá, a continuación del edificio original del Banco de España.
Yarnoz Larrosa propuso la prolongación de la fachada, repitiendo la imagen externa del edificio existente y reservando solo al interior las novedades arquitectónicas de la época. Así, lo más destacado de esta ampliación en el exterior son las ahora icónicas puertas de hierro dulce, diseñadas por el artista Bernardo Asíns.
Por contra, en el interior del edificio sí se dejó notar la mano de Yarnoz y el bien entrado siglo XX, especialmente en el nuevo patio de operaciones, de 27 metros de altura y 900 metros cuadrado de superficie, que se aparta de los conceptos clásicos y recoge algún ejemplo del Art Decó, como la vidriera superior o el reloj, pieza decorativa y funcional situada en el centro del patio.

Sede desde 1891
Antes de estrenar su sede marileña (y central) en esa manzana privilegiada de la ciudad, el Banco de España desarrolló su actividad en diversos lugares: el palacio del conde de Altamira; el palacio Monistrol, en la calle de la Luna; una casa en la calle Montera o el edificio de los Cinco Gremios Mayores de Madrid, en la calle de Atocha.
En 1882, el Banco de España adquirió el palacio del marqués de Alcañices, en Alcalá con Paseo del Prado, y convocó un concurso público para elegir el proyecto arquitectónico para la que quería que fuera su sede definitiva. Pero ninguna de las cuatro ideas presentadas fue del agrado de la comisión designada para elegir la futura 'casa' del Banco. Finalmente, el proyecto se encargó a los arquitectos Sainz de la Lastra y Adaro, que se inspiraron en los edificios de otros bancos europeos. Las obras se alargaron hasta 1891.
Otras dos ampliaciones
La de 1927-1934 fue la primera ampliación del Banco de España, pero no la única. En 1969 arrancó una segunda expansión que capitaneó el hijo, también arquitecto, de Yarnoz Larrosa, Javier Yarnoz Orcoyen, y que consistió en el cierre del edificio por las calles de los Madrazo y Marqués de Cubas.
En 1950 se adquirió otro edificio contiguo a la sede del Banco de España en la esquina de las calles Alclá y Marqués de Cubas con la idea de anexionarlo en el futuro, formando una manzana cerrada que reforzara la seguridad. Casi treinta años después, en 1978, se convocó un concurso de ideas para este desarrollo. La propuesta elegida, con el asesoramiento de una comisión que incluía a representantes del Ayuntamiento de Madrid, la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando y el Colegio Oficial de Arquitectos de Madrid, fue la de Rafael Moneo, un proyecto que no pudo, sin embargo, ejecutarse al estar el edificio protegido.
La ampliación no pudo retomarse hasta 2003, previa aprobación -en 1997- del Plan General de Ordenación Urbana de Madrid. La inauguración tuvo lugar en 2006, coincidiendo con la celebración del 150 aniversario del nombre "Banco de España". Tras esta última expansión, el edificio cuenta hoy con una superficie total construida de 4.736 metros cuadrados.