Cuando Cristina Cifuentes abandonó la Presidencia de la Comunidad de Madrid, el PP se sumió en un mar de interrogantes. Quedaba poco más de un año para finalizar la Legislatura y uno de los diputados debía sustituirla al frente del Gobierno, una difícil tarea, pues la unipersonalidad de la ahora abogada en su Ejecutivo había mermado mucho la popularidad de sus segundos. Entonces, el dedo de Mariano Rajoy dudó entre el portavoz en la Asamblea, Enrique Ossorio, o el vicepresidente, Ángel Garrido, siendo el resultado el que todos conocemos.
Meses después -y con el gallego fuera de la vida política-, Cifuentes es poco más que un recuerdo y el Gobierno de la Comunidad no la echa de menos: está a punto de aprobar sus Presupuestos y todos sus miembros coinciden en el buen hacer de Garrido, que ayer presentó sus logros y agradecimientos a Rajoy en lo que se interpreta como un mensaje a Casado, que debe elegir candidato para 2019 entre él y el alcalde de Boadilla, Antonio González-Terol.
En un largo discurso realizado en el restaurante donde ambos coincidieron en una cena del PP de Salamanca, Garrido agradeció al expresidente su “amor a España y su buen gobierno” y, sobre todo, haber confiado en él “en momentos difíciles para la región”. “Desde entonces hasta ahora he trabajado sin descanso para hacerme merecedor de tu confianza, de la del PP y la de los madrileños”, declaró.
En este sentido, también sacó datos delante de Pío García Escudero, presidente de la pseudogestora del PP de Madrid y más proclive a Terol: “Generamos 305 empleos al día, lideramos el crecimiento económico y la inversión extranjera y contamos con los mejores servicios públicos”. Asimismo, dedicó bonitas palabras hacía Casado, de quien ha asumido el discurso, y volvió a reivindicar el centro como espacio del partido para más tarde insistir en su candidatura de forma implícita. No obstante, sea el que sea su futuro, seguirá trabajando “con auténtica vocación de servicio público por encima siempre de ambiciones personales”.
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