La actriz Rita Hayworth, su marido el príncipe Alí Kan y su productor Samuel Bronston llegaron a Madrid con un claro objetivo: convertir la ciudad en un segundo Hollywood. La capital pasó a albergar grandes producciones cinematográficas.
El 26 de noviembre de 1950, una de las actrices más buscadas del momento, Rita Hayworth, desembarca en Madrid. Lo hace de la mano de su marido, el príncipe Alí Kan, y su productor, Samuel Bronston.
Con su llegada, la capital y el país entero se transformó en un enorme plató en el que se filmaban superproducciones de Hollywood. En España se encontraban profesionales de primer nivel y todas las facilidades con que podían soñar para abaratar costes. Así se hizo familiar en Madrid el desfile de estrellas que encabezaban los elencos y, de paso, se lavó la cara del régimen fascista ante el mundo.
En 1963, Samuel Broston, intentó fabricar aquí su particular imperio hollywoodense y terminó arruinado después de filmar películas como “El Cid”, “La caída del imperio romano” o “55 días en Pequín”. Se embarcó en una aventura de dimensiones gigantescas, el rodaje de “El fabuloso mundo del circo”. El director fue Henry Hathaway y los protagonistas principales John Wayne, Claudia Cardinale y Rita Hayworth. El filme se rodó en escenarios de Barcelona, Madrid, Chinchón y Aranjuez.
La vida de Rita Hayworth (Nueva York, 1918-1987) está unida a España desde su nacimiento. Su verdadero nombre era Margarita Carmen Cansino; su padre, Eduardo Cansino, fue un bailarín andaluz nacido en Castillejo de la Cuesta cerca de Sevilla, y su madre, Volga Hayworth, una bailarina del famoso grupo Ziegfields Folies de origen irlandés. Rita comenzó su carrera a los trece años bailando junto a su padre y llegó a Hollywood integrando el Spanish Ballet. Sus primeras incursiones en el cine fueron gracias a la mediación de un español, el prestigioso compositor José Iturbi. Pronto su belleza atrajo la atención y se sucedieron papeles secundarios en los que se hizo notar: “Sólo los ángeles tienen alas”, de Howard Hawks; “Una dama en cuestión”, de King Vidor, y, especialmente, “Sangre y arena”, la adaptación de la novela de Blasco Ibáñez dirigida por Robert Mamoulian en 1941 en la que encarna a la españolísima Doña Sol.
Su carrera ya estaba encaminada, como actriz y como bailarina. Junto a Fred Astaire encandila a medio mundo en “Desde aquel beso” y “Bailando nace el amor”.