"España es un país con muchas capacidades en formación y análisis de las políticas públicas, pero se evalúan poco", expone Erika Rodríguez, concejala del PSOE en el Ayuntamiento de Madrid, que lamenta que, como consecuencia de esa baja evaluación, se desconoce, por ejemplo, el impacto de dichas políticas o por qué fallan cuando lo hacen.
En conversación con Madridiario, Rodríguez pone un ejemplo: "Sabemos que el Gobierno de Ahora Madrid tiene poca ejecución presupuestaria, pero desconocemos por qué; si el problema está en los distritos, en el Área... es decir, dónde están los nudos. Todo eso nos lo proporcionaría la evaluación".
La edil socialista relata otro caso que ilustra la importancia y la necesidad de las evaluaciones: "Existen ayudas sociales al IBI, pero no se piden todas las disponibles, lo cual es muy llamativo. Nos preguntamos por qué. ¿Será que la gente no cumple los requisitos? ¿Son, quizá, demasiado altos para quienes necesitan esa ayuda? ¿Será que la gente desconoce su existencia? ¿O tal vez que es difícil cumplimentar la solicitud? Lo desconocemos. Sabemos que esa política pública podría dar más de sí, pero no sabemos qué pasa".
"Hay un vacío, pero también una oportunidad"
Ese ejemplo, precisamente, llegará al Pleno que el Consistorio celebra el próximo miércoles: el PSOE elevará una proposición para promover la realización de evaluaciones de políticas públicas por parte de los funcionarios y otorgar a la Comisión de Sugerencias y Reclamaciones la competencia de crear un programa para tal fin. El texto presentado también solicita que la iniciativa comience este mismo año con el caso de las ayudas sociales al IBI.
No obstante, Rodríguez reconoce que el Ejecutivo de Ahora Madrid "ha hecho algunos esfuerzos notables en seguimiento o en verificar la calidad de sus servicios". Pero, insiste, falta evaluar las políticas públicas. "Interesa a todos: a la oposición porque es control al Gobierno, al Gobierno porque es rendición de cuentas y a los ciudadanos porque ayuda a mejorar la calidad de las políticas", añade
Experta en la materia, la edil considera que la capital "es el lugar ideal" para empezar con esta práctica, ya que "el Ayuntamiento dispone de herramientas y recursos humanos, materiales y económicos para ello". "Encontramos un vacío, pero también una oportunidad", resume.
Un proceso para una visión completa
En esencia, la evaluación busca los cambios que produce una política. Antes, durante y después de su puesta en marcha. "Se analiza la implementación, el marco legal, los recursos disponibles, las dificultades que surgen... Y, al final, también se estudian los impactos, es decir, para qué ha servido o la valoración de la gente", explica la concejala. "Tenemos herramientas sueltas, pero no se han cosido entre sí. Por ejemplo, el Gobierno promueve la participación, realiza encuestas y valoraciones de servicios, pero no ha diseñado un proceso que dé una visión completa".
Las evaluaciones aportan información en materia de calidad, eficacia, eficiencia, pertinencia, sostenibilidad e impacto de las políticas públicas. Desde el Grupo Municipal Socialista, Rodríguez se muestra optimista con respecto al apoyo que puede recabar su proposición en el Pleno: "Queremos fortalecer un proceso que es bueno para todos y que es tendencia mundial. Creo que saldrá adelante, por supuesto".
Una práctica "casi excepcional" en la Administración española
Disuelta en 2017, la Agencia Estatal de Evaluación de las Políticas Públicas y la Calidad de los Servicios (Aeval) definía evaluar como "apreciar, analizar, valorar y juzgar los resultados e impactos de una intervención a fin de mejorar su calidad". Además, explicaba que dicha práctica "incluye actividades técnicas de observación, de medida, de análisis, pero no se reduce solo a eso. Se apoya en el método científico pero no es una disciplina científica en el sentido habitual del término, sino una actividad institucional con vocación de integrarse en la gestión pública y en el funcionamiento del sistema político".
De carácter multidisciplinar, la evaluación "tiene por objeto apreciar la eficacia de los programas o políticas públicas, comparando sus resultados e impactos con los objetivos asignados y los medios puestos a su disposición, emitiendo un juicio de valor". Pero, según la Aeval, "no persigue la recriminación o la sanción, sino un mayor conocimiento" en aras de "un cambio de cultura para mejorar lo público".
La evaluación da una mano a la transparencia; la otra, a la participación ciudadana. Facilita la rendición de cuentas y permite la gestión por resultados. En definitiva, mejora la calidad de la política y optimiza el gasto.
"Vistas todas sus ventajas, sorprende que esta práctica sea casi excepcional en la Administración española", advierten los socialistas madrileños, que van a impulsar que la ciudad de Madrid rompa esa tendencia y marque un nuevo camino. "La OCDE y otros organismos internacionales están pidiendo evaluaciones para mejorar la calidad de las políticas públicas", recuerda Erika Rodríguez.