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TAL DÍA COMO HOY

Carlos III otorga 'honor' a oficios manufactureros
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Carlos III otorga 'honor' a oficios manufactureros

Por MDO
domingo 18 de marzo de 2018, 09:53h
Tal día como hoy, Carlos III deroga en un decreto hallado de 1783, la deshonra de alguno oficios como el de zapatero, tejedor o sastre, vistos hasta el momento como empleos típicos de los moriscos. La cédula decretada por el monarca también permitó a los nobles el acceso al mundo laboral.

Era el siglo XVIII y en España existen trabajos que se llaman nobles y otros que se llaman viles. Muchos renunciaban a todo trabajo considerado deshonrosamente, aun disminuyendo abiertamente su nivel de vida; otros, consideran incompatible con su dignidad familiar o social el realizar ciertos trabajos que les permitirían elevar su nivel económico.

La idea del trabajo digno se fue ampliando históricamente, hasta llegar en la actualidad a su plenitud. No será hasta finales del siglo XVIII cuando Carlos III decide poner una primera piedra al darse cuenta de que un porcentaje elevado de españoles son hidalgos, y no producen lo suficiente. De hecho, su hidalguía no solamente es improductiva, sino que lleva aneja la exención de tributos, con lo cual la desestimación social por lo económico se hace todavía mas fuerte.

Sería el 18 de marzo de 1783 cuando el monarca realizó un serio esfuerzo por modificar esta concepción y dictó una cédula que declaraba los empleos manufactureros como los de zapatero, sastre o tejedor, junto con el resto de actividades, "honesto y honrado", añadiendo que la práctica del mismo "no envilece la familia ni la persona que los exerce". Así lo declara textualmente el documento y su copia permanece conservado en el archivo histórico de Elda, localidad alicantina que históricamente se dedica a la industria del calzado.

Desde entonces, Carlos III permite el acceso de los nobles al mundo laboral con el fin de contribuir a la recuperación económica. Asimismo, los empleos concebidos como viles tenía vetada la posibilidad de acceso a la hidalguía y privilegios nobiliarios, ni podían ejercer cargos públicos o empleos municipales.

En contra, la concepción social

El decreto del monarca supuso una auténtica revolución social al romper los moldes secularmente establecidos, pero no sería hasta cien años después cuando los conceptos de la Real Cédula de Carlos III, deroga oficialmente la diferencia entre oficios viles y no viles y se declara todos los trabajos como nobles, horados y dignos.

Cierto es, que esto sucedió desde el punto de vista de la legislación, pero no desde el punto de vista de la estimación social. Desde entonces hasta ahora hay un recorrido muy largo, en que el pueblo español ha ido sacudiéndose la idea del deshonor unido a los oficios serviles, pero no ha desaparecido totalmente y en algunos sectores del alma española late aún la misma idea.



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