En marzo de 2015 me presenté a unas primarias para liderar Podemos en la Asamblea de Madrid. Fui elegido, y desde las elecciones del 25 de mayo eso es a lo que me he dedicado. Mi trabajo no se ha visto cuestionado en ningún momento. Las elecciones del pasado noviembre elegían un nuevo Consejo Ciudadano Autonómico y una nueva Secretaría General. Fui elegido consejero junto a otros 33 compañeros. Hoy he sido destituido por haber apoyado una lista al CCA diferente a la ganadora pero que obtuvo un apoyo nada desdeñable por parte de los los inscritos (más del 40%).
No es compatible decir por un lado que se quiere construir un Podemos que integre las diferencias, y a la vez echar a gente que ha apostado de manera legítima por opciones distintas en procesos de elección internos.
La última vez que ocurrió esto en la Asamblea de Madrid fue cuando Gregorio Gordo destituyó a Inés Sabanés.
El Podemos al que yo me sumé era el que pretendía hacer de la diferencia una fortaleza y no un desafío. Ese es el Podemos que nos pide la gente, el que busca encajes integradores, no uno que lamina la diferencia.
Hay que respetar lo que vota la gente, el mandato popular, y la nueva Secretaría General ha desobedecido lo votado por la gente. Ese no es el camino.