Montecarmelo y Las Tablas son zonas de la capital donde la falta de equipamientos públicos es un hecho. Emplazados en el distrito de Fuencarral-El Pardo, ninguno de estos barrios tiene biblioteca, y esa es una situación contra la que han clamado sus vecinos durante años. En el primero, existe un centro cultural al que no llega el transporte público. En el segundo, ni eso.
Este fin de semana, pequeños y mayores participan en unos talleres organizados por el Ayuntamiento para participar en la construcción, precisamente, de sendas bibliotecas. La iniciativa, que da continuidad a otras jornadas celebradas durante los últimos meses, es un eslabón más en el proceso diseñado por el Consistorio para tal efecto.
En julio de 2015, la Junta de Distrito dio el primer paso al pedir al Área de Cultura que incluyera en sus presupuestos la idea. Tras la autorización de Economía y Hacienda, ahora es el momento de los vecinos. Las conclusiones de sus debates, como los que han tenido lugar este sábado -pero también los dibujos de los pequeños-, servirán para armar un informe definitivo que sentará las bases del concurso arquitectónico que convocará el Ayuntamiento en el primer semestre del próximo año.
El calendario, al que ha tenido acceso Madridiario, prevé que el Área de Cultura cuente para este concurso con el Colegio de Arquitectos. El proyecto ganador deberá materializarse en un documento que volverá a ser debatido con los residentes. La primera piedra llegará a lo largo de 2018 y el Consistorio se da de plazo hasta 2020 para inaugurar estas dotaciones.
Por el momento, ya hay emplazamiento para ambas instalaciones. En Montecarmelo, se destinarán 3.000 metros cuadrados de una parcela ubicada frente a la salida de la parada de Metro, en la avenida del Monasterio de Silos. Mientras, en Las Tablas, la biblioteca ocupará un espacio equivalente en un solar de la calle Castillo de Candanchú.
Estudios de radio y tirolinas
A falta de recopilar las últimas iniciativas, la Junta de Distrito cuenta ya con algunas ideas proporcionadas por escolares de varios centros, como la instalación de wifi, salas de cineclub, ordenadores, libros adaptados para personas ciegas o con movilidad reducida, salas para experimentos o un estudio de radio.
Además, la lluvia de ideas no termina ahí. Hay consenso entre los que ya han participado en estas actividades en que los edificios sean luminosos, con aparcabicis y que tengan mucha presencia vegetal. Algunos, de hecho, quieren un huerto o un parque con estatuas de personajes de cuentos. Otros, directamente, van más allá y reclaman caballos y hasta una tirolina. Es, ya se sabe, cuestión de imaginación.