15/09/2016@07:51:00
A punto de llegar el otoño ya no se ve el color de la lavanda, pero aún se intuye ese morado que ilumina los campos en los meses de junio y julio. Hectáreas infinitas de plantas alineadas a la perfección se divisan en unas sendas arenosas con varios carteles que dejan claro de quién son propiedad estas tierras. Estos caminos, cuyo olor atrapa en una espiral de sensaciones, albergan el 10 por ciento de producción mundial de lavanda. Aquí, en Brihuega, a 80 kilómetros de Madrid.