Ha pasado casi un siglo y a lo largo de este tiempo han surgido cientos de estilos musicales, aunque ninguno de ellos ha sido suficiente para desbancar a uno de los bailes que cambió para siempre la historia de la música: el swing. Este baile, que surgió alrededor de los años 20 en Estados Unidos, vuelve a ser tendencia en la actualidad gracias al movimiento ‘vintage’, que ha recuperado y acercado este baile a Madrid.
Frank Sinatra, Ella Fitzgerald o Louis Armstrong son algunos de los artistas más emblemáticos de este tipo de música, que hizo vibrar desde las pistas baile estadounidenses hasta las de Europa durante la época dorada del jazz, en los años 30. El lindy hop, el charleston, el balboa, el blues o el claquéson algunos de los estilos de danza que conforman el swing.
Nacido como uno de los bailes que marcó la entrada en el siglo XX por su ritmo desenfadado y coreografías transgresoras, el swing pasó a convertirse en toda una cultura. Superó incluso la Segunda Guerra Mundial -época en la que se prohibió el jazz- y ha hecho frente a nuevas tendencias musicales que han calado con fuerza, como el pop, el reggaeton o el trup.
En la actualidad, son asociaciones como Mad for swing las encargadas de promover estos bailes y toda la cultura que conlleva. Fundada en 2012, se ha convertido en la web de referencia para todo aquel que quiera conocer las actividades y servicios que se ofrecen en la Comunidad de Madrid alrededor de este baile: reuniones al aire libre, tiendas de ropa, academias, profesores, charlas, bandas donde poder tocar o aprender. Todo ello reflejado en su sección sobre el calendario colaborativo.
Imprescindibles en el swing
“Solo se necesitan dos cosas imprescindibles: calzado cómodo y ganas de bailar”, asegura la presidenta de la asociación Mad for swing, Lourdes Ibiricu. Esta defensora de este ocio "saludable" anima a cualquier persona que tenga curiosidad por probarlo. Para aquellos que todavía no poseen muchos conocimientos sobre los pasos de este baile, dedica media hora para enseñarles antes de comenzar cualquier actividad. Una labor de divulgación y promoción del swing sin ánimo de lucro: los organizadores exponen sus conocimientos profesionales y otros ‘amateur’, al servicio de la asociación.
“Solo hay dos cosas imprescindibles: calzado cómodo y ganas de bailar”
Tres son las actividades mensuales que organiza esta asociación: en el Centro Conde Duque (un domingo al mes en horario de mañana), en la Biblioteca Municipal Eugenio Trías de Retiro (un sábado al mes por la mañana), y la conocida como ‘Pasea Swing’, que se lleva a cabo una vez a mes en el Paseo del Prado, a la altura del Jardín Botánico.
"Las actividades suelen ser abiertas, que no gratuitas", remarca la presidenta. Hay que tener en cuenta que este movimiento se sostiene gracias a la aportación que los socios otorgan anualmente a la asociación. “Aceptamos socios, pero no donativos. Al fin y al cabo son 20 euros al año”, señala. Además, ofrece a todos los ayuntamientos la posibilidad de incluir en sus parques una pista de baile, igual que se hace con las de patinaje o los columpios.
“Es una forma de entablar relaciones, compartir el baile con personas de diferentes edades y aficiones que encuentran un punto común en la música”, detalla. EL buen ambiente reina en la pista. Los cambios de pareja, risas, miradas que se intercambian: "La sensación que transmiten cuando bailan es de amistad, parece como si se abrazasen"
Mad for swing promociona el baile en la capital, pero como comenta su presidenta, en todos los países existen organizaciones de este tipo: “Una pareja me contó que descubrieron el swing en su viaje de novios cuando vieron una de estas actividades en la calle y pensaron en buscar si había una en Madrid para apuntarse”.
Un altavoz, unos focos y ganas de bailar
Juan Carlos Macarro es una de las personas que promueve estas actividades callejeras desde hace años. Con un altavoz metido en una maleta y arreglado por él mismo, se calza los zapatos y se desplaza con todos los accesorios necesarios para montar ‘el tinglao’ en El Templete del Retiro. Este verano lo organizaba los sábados, pero ahora lo celebra martes y jueves, a no ser que el tiempo lo impida: "Nos solemos citar a través de un grupo de Whatssap".
“Me gusta mucho la musica, bailar y el bricolaje, asi que he hecho las tres cosas que me gustan” afirma. Este ‘manitas’ del swing se considera un gran apasionado del movimiento y ofrece desinteresadamente las actividades: "Muchas veces hay más gente mirando que bailando y se lo pasan bomba”. Sin embargo, bailar en la calle también se enfrenta a problemas como conseguir la licencia: “No hay facilidades para montar estas cosas en la calle, todo lo contrario”.
Macarro admite que a pesar de lo bonito que es el baile y del buen ambiente que generan en muchas ocasiones, la Policía les ha invitado a irse del lugar. Es por eso que en el Templete han encontrado el sitio perfecto donde no molestar a nadie y poder disfrutar.
Más que un baile, un estilo de vida
Cintia Fuentes es una de las personas que va a bailar a estos eventos desde hace varios años: “Nos juntamos gente que quiere bailar y poner su música para compartir los conocimiento, todo muy libre”.
Esta administrativa cuya pasión es el swing y la moda ‘vintage’ cuenta que el swing vive muy presente en su día a día. "Organizas las vacaciones en torno a festivales, se refleja en la ropa que llevas…”. Incluso reconoce que va a tatuarse una figura en la pierna.
Desde los 20 años hasta los 70. No hay edad para entregarse a este reivindicativo baile que cuenta con festivales y cientos de actividades. Solo hay que consultar el calendario para saber cuál será el próximo evento.