La pandemia ha traído consigo nuevas formas de negocio que, si bien supusieron un parche durante los meses más duros del confinamiento, ahora resultan un quebradero de cabeza. Las cocinas fantasma o dark kitchen se han convertido en un negocio emergente para los empresarios hosteleros.
Gracias a ellas, los hosteleros recortan gastos: cocinan exclusivamente para pedidos a domicilio. No necesitan un gran local en el que recibir a los clientes, solo una cocina en la que llevar a cabo las comandas y riders que las lleven a sus destinos.
Este modelo ha encandilado incluso a chefs con Estrellas Michelín como Dabiz Muñoz o Dani García con sus ‘restaurantes’ GoXO y La Gran Familia Mediterránea, respectivamente. A quienes no ha convencido este nuevo modelo de cocina es a los vecinos que viven cerca de estas cocinas fantasma.
La Gran Familia Mediterránea, instalada en Ventilla
Madridiario se ha hecho eco de las denuncias de un grupo de vecinos del barrio de Ventilla, cuyas casas están próximas a la cocina fantasma que el chef Dani García tiene en la calle Morando, en el distrito de Tetuán. Ambos coinciden en el olor a “fritanga” y en no poder abrir sus ventanas a pesar del calor del verano.
“No puedes abrir las ventanas porque tienes los ruidos y olores. Los tendederos los tenemos en la parte donde tienen las salidas de los extractores, por lo que debes tener mucho cuidado. Están abiertos de 12:00 a 16:00 y de 19:00 a 23:00 o 00:00, por lo que tendemos en el intermedio de las 17:00 de la tarde para que no coja el olor”, señala Marcos (nombre ficticio), cuya terraza se encuentra a unos 15 metros de los tubos de extracción de la cocina.
Ya no solo son los olores, sino también los ruidos –que otra vecina, Laura (nombre ficticio), define como “la turbina de un avión”– o el calor que se acumula: “Abrieron la cocina y pusieron unos tubos que están enfrentados contra todos los edificios que se sitúan enfrente y es como si te expulsasen un chorro de aire caliente con olor a fritanga. Es horroroso, porque con las olas de calor que tenemos sube la temperatura alrededor de unos tres grados, y encima con el olor a calamar frito, pues eso no es bueno para la salud”.
Los riders también son un problema. El ruido de las motos y la manera en la que las aparcan traen de cabeza a los vecinos. “A finales de junio pusieron un cartel en la puerta para los riders diciendo que las motos las tenían que aparcar dentro, pero es un local pequeño, por lo que aparcan fuera, e incluso se meten por dirección prohibida”, apunta Marcos.

“Te compras una casa, que es la inversión de tu vida, y no puedes abrir las ventanas de un lado de la casa en todo el día. Es horroroso, aparte de que es nocivo para la salud y una actividad industrial que no debería estar en zona residencial”, lamenta Laura.
Lo ideal para estos vecinos es que la cocina fantasma se mudase a un polígono industrial, pero el principal argumento en contra es que “la comida se enfría”. “A dos kilómetros en línea recta está el polígono industrial de Fuencarral, aquí al lado, lo que pasa que este señor paga 4.500 euros al mes aquí, que es una ganga, cuando en realidad en un local de polígono menos de 15.000 no le van a pedir”, responde.
Ella ha sido la que ha llevado la voz cantante durante estos meses para movilizar al resto de afectados y presentar diversos escritos de denuncia: “El año pasado hicimos un escrito muchísimos vecinos que nos juntamos de toda esta manzana a la Agencia de Actividades y Medio Ambiente. Vino, hizo mediciones de ruido, vio como estaban los tubos y emitió un informe diciendo que no cumplían con la normativa y que los tubos tienen que sobresalir al menos un metro por encima de los edificios colindantes –que no lo hacen– y que, además, la normativa de ruidos tampoco la están cumpliendo y no tienen la licencia como cocina”.
Explica que la Agencia de Actividades envió a un representante con celeridad al haber registrado tantas quejas en tan poco tiempo, y tras la inspección, la cocina cerró. ¿El problema? Cuatro meses después volvió a abrir y se encuentra en pleno funcionamiento desde el mes de febrero.
“Hay más de 20 reclamaciones presentadas. El año pasado vino la Agencia de Medio Ambiente enseguida porque había tantas quejas a la vez que les llamó la atención y ahora, sin embargo, no vienen. Les paralizaron la actividad y la han vuelto a abrir pasados unos meses sin licencia todavía y la Agencia de Actividades sigue sin pronunciarse. Creo que hay un tema de corrupción clarísimo”, critica Laura.
Las llamadas a la Policía Municipal tampoco sirven de gran cosa. “La Policía Municipal dice que no puede hacer nada más que sugerirnos que denunciemos y que, si molesta el ruido, el que llame que pida un sonómetro”, señala Marcos. “La Policía Municipal no tiene competencia para hacer nada. La única que tiene competencia es la Agencia de Actividades. Si la actividad no es ilegal en sí, no te la pueden cerrar”, agrega.
Los vecinos están desesperados porque no saben qué más argumentar: ni el incumplimiento de la normativa de humos –los tubos no llegan a la longitud que deberían– ni el de la normativa de ruidos ni que el local funcione sin licencia de cocina industrial parece servir.
“En muchísimos municipios y ayuntamientos de España esto lo están prohibiendo; en Madrid es el único sitio donde es el ‘Salvaje Oeste’: vale todo. No es justo. No es normal que estén admitiendo esto y no es normal que nos tengamos que fastidiar todos los vecinos”, incide Laura.
Asegura que están planteando contactar con abogados para tratar de resolver este tema: “Me parece muy bien que este señor quiera ganar dinero, pero que se vaya a un sitio donde no moleste a nadie. Tenemos que gastarnos nuestro propio dinero porque el Ayuntamiento de Madrid y la Comunidad de Madrid no están haciendo nada. En Tetuán les importamos cero. ¿Cuántas cocinas fantasma hay en el Barrio de Salamanca? Se aprovechan de que los vecinos no se quejan”.
“Es como el caso de las terrazas: permitir que unos pocos se beneficien mucho y nos estamos jorobando aquí más de 80 personas. Está siendo horrible, es una tortura. No se lo deseo a nadie”, añade.
Madridiario ha intentado ponerse en contacto con La Gran Familia Mediterránea para contar con su testimonio en este reportaje, sin éxito.
El caso del CEIP Miguel de Unamuno
En un caso similar en Arganzuela, los vecinos hicieron ruido al descubrir que Aleix Puig, ganador del programa MasterChef 2019, contaba con una de estas cocinas justo al lado del Colegio Miguel de Unamuno. 900 menores, alumnos de Educación Infantil y Primaria, se exponían a diario a los humos de este establecimiento, sito en la calle Alejandro Ferrant, 8, y cuyos extractores daban al patio del centro escolar.
En el mes de junio, el Juzgado de lo Contencioso Administrativo nº 3 de Madrid dio la razón a la Asociación de Familias (AFA) del colegio y anuló “por no ser ajustada a derecho” la licencia otorgada por el Ayuntamiento de Madrid a esta cocina fantasma.
¿La respuesta del Ayuntamiento de Madrid?: recurrir la sentencia. “Mientras recurren, siguen operando las cocinas. No entendemos cómo Almeida, que se supone que es Abogado del Estado, es capaz de seguir perjudicando a un colegio y a un montón de vecinos”, subraya Laura. Esta vecina carga también contra el programa MasterChef, al que juzga por ensalzar los valores de la comida sana y la buena cocina, pero “luego los ganadores de MasterChef operan en estas cocinas ilegales” y chefs como Dani García, que hacen también uso de estas cocinas, aparecen “super reconocidos en un montón de programas”.
Aventura también que las cocinas fantasma en Madrid puedan estar derivando en una trama de corrupción: “Ya no sé si esto es un caso de corrupción como el de los trajes de Camps, pero con Estrellas Michelín, o qué es. Además una corrupción tan tonta que no debe ser dinero, por eso lo de los trajes de Camps: esto viene a ser un «te invito a mi restaurante Estrella Michelín mientras me hagas la vista gorda»”.
“¿Cuánto dinero le tiene que estar reportando a esta gente tener estas cocinas fantasma como para que permitan tenerlas al lado de un colegio? ¿De verdad un político se va a jugar su reputación y permitir unas cocinas industriales que claramente contaminan el ambiente con los olores y los ruidos al lado de un colegio y zonas residenciales?”, sentencia.
Ante los problemas ocasionados por las cocinas fantasma, el Ayuntamiento de Madrid anunció a comienzos del mes de junio que pondría coto a estos negocios a través de la modificación del Plan General de Ordenación Urbana (PGOU).
Para ello, el Consistorio no concederá licencias a las cocinas que se ubiquen en zonas residenciales que superen los 350 metros cuadrados de superficie. Asimismo, obligará a habilitar en estos locales zonas de carga y descarga que deberán utilizar camiones y furgonetas de suministro y repartidores para evitar colapsar la vía pública.
"Las cocinas fantasma este Ayuntamiento las ha regulado ya a través de las normas urbanísticas, que ya ha tomado medidas para frenar su proliferación en zonas residenciales y que cualquier nueva apertura tiene que adaptarse a la normativa vigente", comentan desde el Consistorio madrileño a Madridiario. Aseguran además que la Agencia de actividades lleva a cabo "inspecciones periódicas para comprobar que todo se ajusta a la licencia y, si no, actúa mediante disciplina urbanística".