La contaminación del aire representa un importate riesgo para la salud de las personas. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el 92 por ciento de la población mundial vive en lugares donde no se respetan las directrices de la OMS sobre la calidad del aire. Este problema, que en los últimos años se ha convertido en asunto prioritario en las agendas de instituciones, gobiernos y responsables medioambientales, pone sobre la mesa la necesidad urgente de plantear soluciones globales. "La Organización Mundial de la Salud nos viene advirtiendo porque no se alcanzan los niveles adecuados. En este seminario analizamos las medidas y qué se puede hacer para que los niveles se reduzcan", explicó el director general de la Fundación Gas Natural Fenosa, Martí Solà.
Un seminario en el que diversos expertos han debatido sobre la situación actual de la calidad del aire en las ciudades españolas, analizando las causas de la contaminación local y presentando diferentes soluciones, a partir de las experiencias de Milán y Berlín. En el transcurso de las ponencias se habló sobre las emisiones de óxidos de nitrógeno, las partículas en suspensión y el dióxido de azufre, principales causantes de los problemas respiratorios en las ciudades. Pero, ¿qué se puede hacer para mejorar la calidad de ese aire que respiramos? Martí Solá lo tiene claro: "Es una cuestión que abarca la implicación de todos los sectores: ciudadanos, gobiernos, administraciones y empresas". Fomentar el uso de otros combustibles, incrementar la utilización del transporte público y las bicicletas, compartir vehículos y reducir las vías de circulación son algunas de las medidas que ya están en marcha en algunas ciudades. En Madrid, algunas de estas iniciativas ya funcionan desde hace tiempo. "La empresa municipal de transporte es un referente a nivel mundial en cuanto a la utilización de todo tipo de vehículos que utilizan otro tipo de combustibles", añadió Solá.

En esta línea, el director general de la Fundación Gas Natural Fenosa manifestó que la contaminación del aire puede reducirse con la introducción de combustibles alternativos para el transporte, por ejemplo, el gas natural. “En comparación con otros combustibles, el gas natural reduce un 85 por ciento las emisiones de óxidos de nitrógeno (NOx) y casi completamente las emisiones de partículas en suspensión y dióxido de azufre (SO2)”.
Por su parte, el Viceconsejero de Medio Ambiente, Administración Local y Ordenación del Territorio de la Comunidad de Madrid, Miguel Ángel Ruiz, explicó que la Comunidad de Madrid va a crear la Comisión de Cambio Climático y Calidad del Aire, un órgano interdepartamental que integrará y coordinará las actuaciones de las diferentes consejerías en estas materias, que tendrá entre sus funciones la integración de las políticas sectoriales del Ejecutivo en materia de cambio climático, impulsar nuevas medidas o desarrollar la labor de interlocución con los agentes económicos y sociales.
También detalló que se está revisando la Estrategia de Calidad de Aire y Cambio Climático, conocida como Plan Azul+, que incluye, entre otras medidas, la concesión de ayudas para sustituir taxis y furgonetas de reparto por vehículos menos contaminantes. Unas ayudas que en 2018 pasarán de un máximo de 6.000 euros hasta los 8.000 para los profesionales del taxi que sustituyan su vehículo por otro cien por cien eléctrico.
La ponencia del jefe de Área Calidad Atmosférica de la Comunidad de Madrid, Ricardo Vargas, contribuyó a reforzar las explicaciones sobre la renovación de la flota de vehículos. Explicó que la mejora constante de la red de medición de calidad del aire de la región o la renovación del parque de vehículos institucional y la flota de autobuses interurbanos de bajas emisiones o cien por cien eco son otras de las iniciativas que ya se han puesto en marcha.
La subdirectora general de Sostenibilidad del Ayuntamiento de Madrid, Ángeles Cristóbal, explicó que el Ayuntamiento de Madrid aprobó en la Junta de Gobierno del pasado 6 de abril el Plan de Calidad del Aire y Cambio Climático (PLAN A), que estará en período de información pública hasta el 18 de mayo. Contiene 30 medidas encaminadas a cumplir la legislación europea y nacional en materia de calidad del aire, reducir en el año 2030 las emisiones GEI en línea con el Acuerdo de París y disminuir en un 50 por ciento las emisiones causadas por la movilidad urbana en 2030 frente a 2012.

El tráfico es, sin duda, uno de los mayores problemas al que se enfrentan las ciudades. En Madrid (con 2.100 turismos matriculados por kilómetros cuadrado) y en Barcelona (5.700) y la alta proporción de turismos diésel en las flotas, cercano al 65 por ciento, son datos que ponen de manifiesto "el escaso desarrollo de políticas que generen un transporte público metropolitano atractivo (económico, rápido y confortable) y que desarrollen una logística de reparto de mercancías y de despliegue del taxi que incluyan seriamente criterios ambientales”, explicó el profesor de investigación del Consejo Superior Investigaciones Científicas (CSIC) y del Instituto de Diagnóstico Ambiental y Estudios del Agua (IDAEA), Xavier Querol, a lo largo del seminario.
Rafael Borge, profesor titular de la Escuela Técnica Superior de Ingenieros Industriales de la Universidad Politécnica de Madrid, también hizo hincapié en la contribución del tráfico en las ciudades y los fenómenos de dispersión y transporte de contaminantes, factores que, según este experto, “es preciso considerar para la aplicación de medidas de mejora eficaces”.
Milán y Berlín también ocuparon buena parte del seminario. Algunas de las medidas establecidas en estas ciudades han conseguido resultados satisfactorios. En el caso de la capital germánica, la zona de bajas emisiones es una de las iniciativas implementadas. La estrategia 'Ningún diesel sin filtro' ha conseguido que los niveles de material particulado (PM10) hayan disminuido, especialmente las concentraciones de partículas tóxicas de hollín. Así lo explicó Martin Lutz, jefe de Sector del Departamento del Senado de Berlín, Medio Ambiente, Transporte y Protección Climática. El experto subrayó que en Berlín se está debatiendo implantar una nueva etiqueta 'azul' para el diésel limpio.
El jefe de la Unidad de Calidad del Aire de la Agencia de la Región de Lombardía, Guido Lanzani, explicó que la conurbación de Milán, con 3.6 millones de habitantes, supera habitualmente los límites de polución debido al tráfico (vehículos diésel y camiones en particular) y a la combustión de la madera, aunque la agricultura y la industria también contribuyen. Según este experto, “las medidas estructurales son necesarias para reducir la contaminación del aire, y las medidas locales pueden ayudar a sensibilizar al público y a cambiar comportamientos”. En este sentido, Lanzani explicó que la introducción del Área C, un peaje para entrar en el centro de la ciudad, “ayudó a aumentar el número de bicicletas y coches compartidos en la ciudad y la reducción de los kilómetros de los coches”.