El presidente de la Asociación de Comerciantes del Barrio del Pilar, Fernando Cifuentes, lo tiene claro: hay que volver al comercio de barrio, el de toda la vida. Y en el del Pilar, los propietarios de las pequeñas tiendas de la zona han asumido esta premisa como un reto.
Cuando a principios de la década de los ochenta se inauguró el centro comercial de La Vaguada, los negocios de las inmediaciones fueron cayendo como fichas de dominó. Los carteles de “liquidación por cierre” y “traspaso de negocio” se han sucedido de forma progresiva hasta hoy. Esta ha sido una de las razones por las que los comerciantes del barrio hayan decidido aunar fuerzas y reflotar el comercio de proximidad con una iniciativa a la que ya se ha adherido casi el 80 por ciento de los establecimientos de la zona.
Se pretende plantar cara al que fuese primer emporio de la capital –que supone la gran competencia en kilómetros a la redonda- y reivindicar los tiempos pretéritos del negocio de barrio. Y esta demanda no se contempla sólo con una finalidad económica, sino también con la de erigirse como una expresión de identidad propia y un espacio de interacción vecinal, como relata el presidente de esta asociación sin ánimo de lucro que acoge a una gran parte de los 1.500 comercios que conviven en el Pilar: "El objetivo prioritario dentro de la asociación es la concienciación entre los vecinos de la importancia de la compra local para el futuro de nuestro barrio".
Una de las primeras medidas que han adoptado de cara a los consumidores es la de ofertar ventajas a todos los clientes que presenten la tarjeta de descuentos que, desde hace unos días, se pueden encontrar en los buzones de las viviendas próximas. Con un sello identificativo -bien visible en los escaparates- los comercios que se han sumado a esta iniciativa ofrecerán ventajas a todo aquel que consuma en sus establecimientos.
Pero el propósito de generar sinergias entre los propios comerciantes se ha convertido, tal vez, en la apuesta más atractiva. A través de la plataforma de intercambio de productos y servicios y de los descuentos entre asociados, los propietarios dan continuación al fomento de la cooperación y el "apoyo mutuo". Para el dueño de Piscis System, Leopoldo Díaz, que lleva 31 años en el barrio con su empresa de instalación de calderas, este colectivo es un punto de partida clave para recuperar el espacio perdido tras décadas compitiendo con La Vaguada: "Es necesario para reactivar los comercios y ayudarnos los unos a los otros, hacernos más visibles dentro de este barrio. El Pilar es muy grande y tiene mucho potencial".
La financiación de la asociación no `bebe´ de ayudas o subvenciones, sino de los pequeños anuncios que figuran en el reverso de los “flyers” publicitarios que se reparten entre los viandantes. Como si de una escuela para comerciantes se tratara, se ofrecen acciones formativas para todo el que esté dispuesto a aprender sobre escaparatismo, promoción en redes y comunicación, como afirma su presidente: "Vivimos y trabajamos en el barrio del Pilar desde hace más de 50 años. Nuestro objetivo como colectivo es impulsar y promocionar el comercio local mediante distintas acciones de marketing y publicidad".
La iniciativa nace con la determinación de David y la piedra que se saca del bolsillo para derrotar al Goliat comercial son los descuentos y la unión, que en muchas ocasiones, hace la fuerza como así lo piensan los integrantes de esta asociación: "Esperamos, en definitiva, que Acobpilar contribuya a reforzar nuestra unión y permita que nos conozcamos mejor. Queremos crear una comunidad y un espacio donde compartir conocimientos, experiencia e inquietudes".
Su lema, 'Yo compro en el barrio', refleja las virtudes de un acto cotidiano ya en desuso que abarca tanto la cercanía y la especialización de sus responsables como la riqueza de la oferta que proponen a sus clientes. Y tú, ¿compras en el barrio?