El estudio defiende que resultan imprescindibles otras medidas complementarias para fomentarlo, desde una mayor publicidad del registro de estos vehículos hasta cursos para aprender a montar y circular o el mantenimiento que requieren, según informa la universidad en una nota de prensa.
También se destaca que la política más común de los ayuntamientos ha sido la creación de infraestructuras para las bicicletas porque "resulta sencilla de implementar, frente a otras medidas de tipo conductual o que impliquen restricciones a los automóviles privados, siempre más controvertidas".
La UPM ha admitido que "es muy probable que los conductores no estén aún lo suficientemente maduros para convivir con los ciclistas, motivo por el que algunas voces demandan insistentemente la construcción de carriles bici como única forma de animar a pedalear por la ciudad".
El informe sostiene, sin embargo, es fundamental concienciar a los ciudadanos de que el carril bici no es necesario, salvo en algunos casos, y quitarles el miedo a circular por la calzada. Para lograr que la bicicleta madure como alternativa de transporte, el estudio considera necesario que la ciudad centre su estrategia en la bici privada.