El consejero de Sanidad, Javier Fernández-Lasquetty, declaró, tras firmas el acuerdo con Cruz Roja, que "todos los trabajadores de todas las categorías, incluidos interinos o eventuales mantendrán su empleo". Con este compromiso sobre la mesa, la plantilla ha decidido, por lo menos hasta que tengan noticias concretas, desconvocar la huelga. "La huelga es la última medida de presión y ésta en concreto puede perjudicar a los madrileños", ha afirmado el secretario del Sector de Salud y Servicios Sociosanitarios UGT Madrid, Ignacio Hernandez, en una conversación con este digital. En cualquier caso, los trabajadores no descartan nuevas movilizaciones para denunciar "la privatización de un servicio público esencial" como es la recolección de sangre de donantes voluntarios en la vía pública.
Actualmente en Madrid hay dos centros de transfusión de sangre: uno público, en Valdebernardo, en funcionamiento desde hace diez años (centro en el que se había convocado el paro); y otro privado, gestionado por Cruz Roja, en Cuatro Caminos. Además, hay decenas de unidades móviles tanto del Servicio Madrileño de Salud (Sermas) como de Cruz Roja. Ambas entidades recolectan la sangre y la procesan. Cuando en enero se ponga en funcionamiento el nuevo convenio, las donaciones en la vía pública las llevará a cabo la ONG y el resto del proceso la administración pública. El centro de Cruz Roja "dejará de existir funcionalmente". Los autobuses lucirán ambos logotipos. Para Sanidad es una manera de "evitar duplicidades".
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