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Madrid despide a Sara Montiel

martes 09 de abril de 2013, 00:00h
Un cortejo fúnebre, con los restos de la actriz Sara Montiel, ha recorrido en la mañana de este martes las principales vías de la capital. En Callao se proyectaron dos de sus filmes más famosos: 'La violetera' y 'El último cuplé'.
Tras la celebración de una misa privada a las 10.00 horas en el tanatorio de San Isidro, la comitiva fúnebre (integrada por once coches orlados con flores) transportaron los restos mortales de Sara Montiel a la plaza del Callao, donde permaneció unos 15 minutos para que sus seguidores pudieran despedirse. Era la romería de la diosa del cuplé.

En el vehículo, una fotografía de la artista colgaba de los cristales a modo de emblema: en el ataúd color caoba, decorado con 12 claveles rojos, descansaba una de las últimas divas del cine español. Al acto religioso acuedieron sus hijos, Zeus y Thais, muy afectados, y amigos como Máximo Valverde.

El icono más parecido a una estrella que tuvo el cine hispano hasta la democracia. Un símbolo para el colectivo homosexual. Seguidores de toda índole solo tuvieron unos minutos para dar decir adiós a la cupletera.

Gritos de "guapa" y "te queremos" se coreaban desde la muchedumbre, mientras algunos lanzaban claveles rojos al vehículo. Era el último viaje de Sara. Su último baño de masas. En las pantallas de los cines Callao, las dos pantallas gigantes de su fachada proyectaban dos de sus películas más emblemáticas: 'El último cuplé' y 'La violetera'.

'La violetera' en el mausoleo
Más pronto de lo que deseaban los que la querían bien, el coche fúnebre, escoltado por la policía, emprendió su marcha hacia el cementerio de San Justo. Allí reposarán los restos de la artista de Campo de Criptana, que siempre expresó su deseo de  permanecer eternamente en Madrid.

Cortejo fúnebre Sara MontielUn sacerdote negro ofició el responso en el mausoleo que la artista hizo construir para su madre, María Vicenta, y su hermana Elpidia. El cura la recordó primero como María Antonia Abad para luego añadir que era "más conocida como Sara Montiel". Hubo una ovación y los asistentes, de manera espontánea, comenzaron a cantar "La violetera" y a lanzar claveles a la tumba. Así se despedía para siempre a la que consiguió, sin duda, su principal objetivo en la vida: "Me juré no tener ningún amo, ser pájaro libre y lo he cumplido".

"Llegó por el mar un día y se marchó por el mar. Se llevó como recuerdo un beso, no pidió más" eran los versos de "La sirena", de Ramón Alarcón, que se recitaron antes de dejar definitivamente a la actriz descansar en paz.
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