La Fundación Mutua Madrileña y Antena 3 Noticias han organizado la segunda jornada sobre su iniciativa 'Contra el maltrato. Tolerancia Cero' en el Business Center de Mutua Madrileña -Paseo de la Castellana, 33- , con el objetivo de abordar el estado actual de la lucha contra la violencia de género y la protección de los menores hijos de las víctimas.
La ministra de Justicia, Pilar Llop, inauguró la jornada acompañada por Ignacio Garralda, presidente del Grupo Mutua Madrileña y su Fundación, y Silvio González, consejero delegado de Atresmedia. Garralda explicó cómo la pandemia ha empeorado las situaciones de maltrato agudizando el sufrimiento de las mujeres que pasaron el confinamiento encerradas con sus parejas maltratadoras: "La violencia de género es una pandemia en la sombra". Los recursos y el trabajo en materia de concienciación y sensibilización se convierten en una pieza clave para luchar contra los casos de maltrato: "No aceptar nunca conductas predominantes de la pareja", reiteró el presidente del Grupo de Mutua Madrileña.
Ignacio Garralda recordó las iniciativas que ha puesto en marcha Mutua Madrileña para combatir esta cruda realidad. El Grupo y Antena 3 Noticias pusieron en marcha en noviembre de 2015 la acción de Responsabilidad Corporativa 'Contra el maltrato, tolerancia Cero'. Este proyecto se enmarca en el compromiso con la igualdad de la mujer en todos los ámbitos y sobre todo, en la línea de actuación contra la violencia de género, iniciada en 2012, que se desarrolla también en el ámbito de la atención y ayuda a las víctimas y sus hijos a través de diferentes programas.
Silvio González, consejero delegado de Atresmedia, puso de manifiesto que se trata "de un problema que afecta a todos". Además de poner el foco en los jóvenes para que sean conscientes de las situaciones de maltrato, aseguró que hay que trabajar en favorecer la igualdad como medida de prevención: "Para los jóvenes algunas situaciones se convierten en normales. No podemos permitirlo. Hay que incidir en que no se pueden aceptar casos que coartan la libertad y de amor malentendido".

González subrayó el trabajo en 'Municipios contra el maltrato', un proyecto puesto en marcha en más de 80 localidades para lograr erradicar este problema que afecta un elevado número de mujeres. Una realidad social "que hay que parar para proteger al colectivo".
La ministra de Justicia se mostró rotunda en su intervención al afirmar que se trata de un fenómeno "que se ha convertido en una cuestión de Estado. El pacto de Estado alcanzado en 2017 ha demostrado que todas las fuerzas políticas están unidas en este tema". Pilar Llop reiteró la necesidad de erradicar "esta violencia grave de los derechos de estas mujeres y sus hijos. Debe ser el compromiso de cualquier gobierno". Este tipo de violencia es "un ataque a toda la sociedad y a la democracia". Llop apostó por los liderazgos individuales para construir uno mayor "que nos haga libres e iguales". La sociedad en general "debe dejar de normalizar las conductas violentas con un trabajo incesante de las políticas públicas y de los trabajos de sensibilización para luchar contra este fenómeno social".
El confinamiento ha puesto de relieve, explicó la ministra de Justicia, "que la precariedad se ceba en las mujeres aumentando, de manera dramática, la violencia de género. Sobre las mujeres recaen los impactos más negativos de las crisis y todavía en este siglo tenemos que luchar por ese lugar que nos corresponde tanto en lo privado como en lo público": Llop habló de feminismo como uno de los ejes transversales que vertebra toda la acción del Ministerio de Justicia: "Debemos dejarnos la piel por lograr una sociedad democrática y sin las mujeres eso no es posible".

La primera mesa de debate contó con expertos en la materia para abordar el estado actual de la lucha contra la violencia de género. El testimonio de Marina Marroquí, superviviente de maltratos reiterados durante su juventud, enfocó el debate a buscar mejoras para abordar este tipo de casos. "Lo sufrí desde los 15 a los 19 años. Me estranguló, me quemó y me intentó asesinar dos veces. Tardé cinco años en decir la palabra 'maltrato'. Ahora lo digo con total libertad". Una vivencia demoledora que dejó apenas sin palabras a los asistentes a las jornadas. "Me dolió más el momento en que me di cuenta que me había hecho tanto daño, destruyendo mi autoestima, que la peor paliza que me llevé". Durante años, Marina sintió que la vida se le escapaba de las manos. No sabía salir de esta situación y aunque su familia intuía que algo pasaba, porque "no reía igual y no quedaba con mis amigas", las palabras de su padre fueron determinantes para abrir los ojos: "Me dijo: no sabes lo duro que es saber que van a asesinar a tu hija y no poder hacer nada. En ese momento dije hasta aquí".
La detección precoz, explicó Marina, no debe depender de la víctima: "Entra en un laberinto difícil de salir. Es muy complicado alzar la voz". El 80 por ciento de las mujeres "no buscan ayuda para reparar el daño". Una decisión complicada, la de denunciar, cuando psicológicamente la mujer se encuentra dañada y herida: "Me ponía pañuelos en el cuello para tapar las marcas de estrangulamiento. Como decir algo cuando eres la principal marioneta en este teatro". Pero esa necesidad por hacer visible este problema dependerá de encontrar medidas eficaces que lleguen directamente a las víctimas.
Dotar de herramientas a las familias para que puedan ayudar es fundamental. "Es muy doloroso ver que tu hija se está consumiendo y no puedes hacer nada", añadió Marina. El maltratador es un "victimista profesional" y si la víctima termina negando los hechos denunciados por la familia, "el caso no termina en buen puerto por lo que hay que generar otros mecanismos para que no solo sirvan las declaraciones de la víctima".
Daniel Moreno, responsable del equipo Mujer-Menor de la Guardia Civil, Emume Central, demandó la necesidad de impulsar medidas en el ámbito rural: "Vivir en un ámbito rural implica que no tengas derecho a lo mismo que en una ciudad grande. No puede haber menos protección por vivir en un sitio pequeño". Con esta reclamación vital, Moreno contó que los cuarteles deben seguir existiendo para que los ciudadanos sientan que estamos cerca y ofrecemos esa protección. El responsable de la Guardia Civil reconoció que en los pueblos todos se conocen y "a veces la víctima no siente el apoyo porque muchos se ponen de parte del agresor negando sus declaraciones". Afortunadamente, esto ha ido cambiado y la tendencia, en entornos más aislados, evoluciona en criminalizar y perseguir a las personas que ejercen violencia.
La prevención y detección de la violencia de género centrando el foco en la erradicación y sanción ocupó parte del discurso de Marta Holgado, fiscal adscrita a la fiscal de Sala contra la violencia sobre la mujer. Detalló la importancia de formar a los jóvenes: "La educación en valores es básica. Si conseguimos que ellos sean formados y se impliquen en cambiar esta realidad, el éxito puede ser muy importante. La preparación para atender a la víctima también es una pieza clave para luchar contra esta violencia".
La violencia digital es otro de los maltratos contra los que hay que actuar. "Llevamos tiempo viendo que aumentan las reclamaciones relacionadas con esto", aseguró Olga Pérez, subdirectora general de la Inspección de Datos, de la Agencia Española de Protección de Datos (AEPD). Durante la pandemia crecieron las denuncias y eso hizo saltar las alarmas: "Creamos una canal prioritario y si vemos que se trata de un tema delicado, aplicamos una medida cautelarísima y pedimos la retirada. Después seguimos investigando quién ha sido". Pérez insistió en el peligro del uso de Internet: "A veces no somos consciente que puede llevarnos a cometer delitos".

La segunda mesa de debate se centró en la protección de los menores, hijos de víctimas de violencia de género. Aunque se han producido muchas modificaciones legislativas para proteger al menor, lo cierto es que todavía falta camino por recorrer. La especial vulnerabilidad de los hijos e hijas de mujeres que sufren maltrato va más allá. Las instituciones y los organismos expertos deben ser conscientes que la infancia que vive estos episodios traumáticos debe ser atendida y protegida como corresponde.
María Jesús López, titular del Juzgado de Violencia sobre la Mujer nº1 de Arganda del Rey y miembro de la Asociación Profesional de la Magistratura (APM) habló de esos avances en materia normativa y explicó la labor de los jueces cuando se enfrentan a un caso: "Cuando nos llega una denuncia con hijos menores lo primero que hacemos es preguntar y practicamos las diligencias que haya que poner en marcha. Cuando detectamos que puede haber riesgo para el menor, se le aparta". Entre las medidas para proteger al menor figura la del alejamiento del agresor pero además, desde hace un tiempo, también se puede restringir el régimen de visitas-:. "El menor tiene derecho a sr escuchado. Debe ponerse en el eje central".
La manera de acercarse a un menor que ha sufrido violencia su madre o incluso ellos debe adaptarse al nivel emocional de su edad. "Es muy frecuente ver altos niveles de vergüenza y culpa", explicó Victoria Noguerol, psicóloga especialiada en menores. "Estos niños no confían en nadie. Tienes que darles confianza para que poco a poco vayan contando", añadió. A esta inseguridad hay que sumar la presión que sienten al desconocer lo que pasará una vez hablen y cuenten su problema. En ocasiones, contó la experta, "se identifican más con quien maltrata, idealizan su figura y repiten modelos". Por esta razón es tan importante la educación. Los colegios se convierten en el espacio donde las víctimas menores pueden trasladar lo que les ocurre en el hogar: "Es necesario que nos coordinemos todas las instituciones":
"En el 85 por ciento de los casos, los niños son testigos de la violencia de género en sus hogares y en el 56 por ciento la sufrieron". Unos datos que aportó Raquel Antón, coordinadora autonómica de los Programas de Infancia y Mujer en Cruz Roja de Madrid. "Viven esa violencia en primera persona y con consecuencias graves para ellos. Debemos ver la manera en que están expuestos, si defendieron a su madre en las agresiones, si lo escuchan desde otra habitación o incluso si personas que conocen ignoran los acontecimientos", relató Antón. Las consecuencias físicas y psicológicas de los menores pueden abarcar desde alteraciones afectivas, estrés e ira hasta desarrollar dificulltades en el aprendizaje, sociabilización: "Incluso en algunos casos pueden desembocar en hábitos tóxicos".
Elena Palacios, inspectora jefa de la Brigada del Gabinete de Estudios de la Unidad Central de Atención a la Familia y Mujer, también participó en este debate. En su intervención explicó cómo es el trabajo de la Policía Nacional en estas situaciones: "La noticia nos llega normalmente a través de vecinos que nos llaman o de profesionales que lo detectan en la escuela o en el ámbito profesional. En ocasiones, los niños, cuando sienten confianza con sus compañeros de clase, les cuentan sus vivencias y los amigos lo trasladan en sus casas: "Esas familias son las que nos llaman al jefe de estudios y así tenemos conocimiento". Palacios reclamó una mayor profesionalización en la atención: "No se le puede decir que su padre va a ir a la cárcel porque ese niño quiere a los dos y se siente inseguro. Si no tiene la formación especializada, mejor que no lo hagan".
La mejor prevención "es hacer una buena investigación y acreditación pero se puede investigar hablando con profesionales. Si todos estamos sensibilizados vamos a aportar en el caso", concluyó la inspectora jefe.
La delegada del Gobierno contra la violencia de género, Victoria Rosell, clausuró las jornadas: "Deberíamos dejar de contar las víctimas por asesinadas, es solo la punta del iceberg. Queremos que España sea un país amable y accesible para las mujeres".